Creo que la culpa, la tenía esta cama. Esa es la cama de la posada en la que estuvimos con Lolita en julio, en Villa General Belgrano, en el viaje anterior.
Nos tocaron días lindos, pero muy fríos y en la Villa, en julio, con frío, y con perspectivas de descansar, el plan básico de las mini-vacaciones era bastante simple y se reducía a:
Despertarnos, la mayor parte de los días abrazados, y con Loli saltándome encima y tratando de sacarme la almohada de las manos.
Cambiarnos para ir a tomar el desayuno. Cafecito, las barritas de cereal de ella, una tostada untada con manteca y mermelada para mí.
Regresar a la habitación para práctica de mimos, caricias, arrumacos y demás actividades propias de amantes.
Volver a cambiarnos, ya que el punto anterior requería sacarse la ropa, y salir a hacer lo que Loli llamaba: “actividades recreativas varias pre-almuerzo”.
A las doce y cuarto en punto, esperar parados en las cercanías de “Tío Rico” a que abrieran las puertas para zamparnos el almuerzo, ya que las “actividades recreativas varias” despertaban el apetito a tal punto, que de sólo mirar las bandejas, se nos hacía agua la boca.
Volver caminando a la posada, haciendo la digestión con la caminata y, al llegar, comprobar que nos esperaba la cama arregladita, lista para que la desarregláramos otra vez.
Y después...
Siesta. Sí. Siesta.
Lo curioso es que tanto Lolita como yo no estamos habituados a la siesta y si la dormimos, nos ocurre lo mismo: nos despertamos desorientados, sin saber si es de día o de noche, adónde estamos ni qué hacemos. Y ambos, con cierto humor... inestable, por llamarlo de alguna manera.
Fue uno de esos días, en una de esas siestas en esa cama, cuando yo me desperté un poco antes que ella, que seguía hecha un bollito, acurrucada en el hueco de mi hombro izquierdo.
Para ver qué pasaba en el mundo, manoteé el comando del televisor y lo encendí.
Estaba en eso de mirar noticias, cuando Loli comenzó a moverse.
–Mgfff... Papiiii...
–¿Qué, Loli?
–¿Qué hora –¡Buaaahhhh!– es?
–Como las cinco, más o menos...
–¡Uh! ¡Tenemos que levantarnos! ¡Es tarde!
–Pará, Loli... despertate tranquila, nadie nos corre.
–¡Sí, Papi! ¡Dale, dale, dale! ¡Hay que levantarse! –dijo, y empezó a moverse en la cama, pero sin salir de debajo de las sábanas–. ¡Apagá el televisor!
–Pero Loli, esperá... tranquila, ¿qué te pasa? Estoy mirando las noticias.
–¡No, Papi! ¡Tenemos que levantarnos ahora! –insitió, manoteando, con los ojitos cerrados, buscando mi mano con el comando–. ¡Dale! ¡Apagalo! ¡Daleeeeee!
–¡Loli! ¡Pará un poco! ¿Qué pasa?
Se soltó de mi abrazo, hizo un puchero y se acurrucó.
–¡Esta cama es un vicio! –dijo, como si estuviera contrariada y me miró–. No sé si salir o quedarme acá, con este frío.
–Loli, en algún momento vamos a tener que salir a cenar...
–¡Es que hace frío! –protestó.
–Sí, nos abrigamos y listo. Pero pará un poco. ¿Qué querés? Recién me manoteabas el comando y querías salir corriendo, ahora no querés levantarte... Ponete de acuerdo.
Y entonces me sorprendió con una de esas salidas que tiene que me dan ganas de comérmela a besos por la espontaneidad y por esa veta de buen humor que pone de manifiesto con esas ocurrencias que no voy a poder olvidar en lo que me quede por vivir.
–¡Agggggghhh! –dijo, llevándose las manos al cuello y mirándome con esos ojitos “chinos” por el sueño–. ¡No sé qué quiero! Pero Papi...
–¿Qué, Loli?
–¡Matame! ¡Ahorcame!
–¿Por qué, mi vida? ¿Qué pasa?
–¡Matame que no me aguanto!
Cuando salimos, dejando la cama toda desarreglada por tercera vez en el día, caía el sol y empezaba a hacer ese frío importante, y con cierto carácter, tan característico de los días de invierno en las sierras.
Llegamos con el tiempo justo, para dar una vueltita por Julio A. Roca y San Martín, antes de salir corriendo para “Tío Rico”, porque estábamos famélicos.
El Profesor
Nos tocaron días lindos, pero muy fríos y en la Villa, en julio, con frío, y con perspectivas de descansar, el plan básico de las mini-vacaciones era bastante simple y se reducía a:
Despertarnos, la mayor parte de los días abrazados, y con Loli saltándome encima y tratando de sacarme la almohada de las manos.
Cambiarnos para ir a tomar el desayuno. Cafecito, las barritas de cereal de ella, una tostada untada con manteca y mermelada para mí.
Regresar a la habitación para práctica de mimos, caricias, arrumacos y demás actividades propias de amantes.
Volver a cambiarnos, ya que el punto anterior requería sacarse la ropa, y salir a hacer lo que Loli llamaba: “actividades recreativas varias pre-almuerzo”.
A las doce y cuarto en punto, esperar parados en las cercanías de “Tío Rico” a que abrieran las puertas para zamparnos el almuerzo, ya que las “actividades recreativas varias” despertaban el apetito a tal punto, que de sólo mirar las bandejas, se nos hacía agua la boca.
Volver caminando a la posada, haciendo la digestión con la caminata y, al llegar, comprobar que nos esperaba la cama arregladita, lista para que la desarregláramos otra vez.
Y después...
Siesta. Sí. Siesta.
Lo curioso es que tanto Lolita como yo no estamos habituados a la siesta y si la dormimos, nos ocurre lo mismo: nos despertamos desorientados, sin saber si es de día o de noche, adónde estamos ni qué hacemos. Y ambos, con cierto humor... inestable, por llamarlo de alguna manera.
Fue uno de esos días, en una de esas siestas en esa cama, cuando yo me desperté un poco antes que ella, que seguía hecha un bollito, acurrucada en el hueco de mi hombro izquierdo.
Para ver qué pasaba en el mundo, manoteé el comando del televisor y lo encendí.
Estaba en eso de mirar noticias, cuando Loli comenzó a moverse.
–Mgfff... Papiiii...
–¿Qué, Loli?
–¿Qué hora –¡Buaaahhhh!– es?
–Como las cinco, más o menos...
–¡Uh! ¡Tenemos que levantarnos! ¡Es tarde!
–Pará, Loli... despertate tranquila, nadie nos corre.
–¡Sí, Papi! ¡Dale, dale, dale! ¡Hay que levantarse! –dijo, y empezó a moverse en la cama, pero sin salir de debajo de las sábanas–. ¡Apagá el televisor!
–Pero Loli, esperá... tranquila, ¿qué te pasa? Estoy mirando las noticias.
–¡No, Papi! ¡Tenemos que levantarnos ahora! –insitió, manoteando, con los ojitos cerrados, buscando mi mano con el comando–. ¡Dale! ¡Apagalo! ¡Daleeeeee!
–¡Loli! ¡Pará un poco! ¿Qué pasa?
Se soltó de mi abrazo, hizo un puchero y se acurrucó.
–¡Esta cama es un vicio! –dijo, como si estuviera contrariada y me miró–. No sé si salir o quedarme acá, con este frío.
–Loli, en algún momento vamos a tener que salir a cenar...
–¡Es que hace frío! –protestó.
–Sí, nos abrigamos y listo. Pero pará un poco. ¿Qué querés? Recién me manoteabas el comando y querías salir corriendo, ahora no querés levantarte... Ponete de acuerdo.
Y entonces me sorprendió con una de esas salidas que tiene que me dan ganas de comérmela a besos por la espontaneidad y por esa veta de buen humor que pone de manifiesto con esas ocurrencias que no voy a poder olvidar en lo que me quede por vivir.
–¡Agggggghhh! –dijo, llevándose las manos al cuello y mirándome con esos ojitos “chinos” por el sueño–. ¡No sé qué quiero! Pero Papi...
–¿Qué, Loli?
–¡Matame! ¡Ahorcame!
–¿Por qué, mi vida? ¿Qué pasa?
–¡Matame que no me aguanto!
Cuando salimos, dejando la cama toda desarreglada por tercera vez en el día, caía el sol y empezaba a hacer ese frío importante, y con cierto carácter, tan característico de los días de invierno en las sierras.
Llegamos con el tiempo justo, para dar una vueltita por Julio A. Roca y San Martín, antes de salir corriendo para “Tío Rico”, porque estábamos famélicos.
El Profesor
Que liiiiiiiiindo el amorrr =)
ResponderEliminarMUY BUENA LA PAGINA! ME GUSTARIA HACER MI BLOG
ResponderEliminarNADIE ME CONTESTA DEL OTRO LADO
ResponderEliminarWenas xD:
ResponderEliminarmenos mal no durmieron con un palito en la boca, sino amanecian convertidos en paletas XD
Despues de un largo periodo de ausencia me paso por aqui de nuevo... motivo de mi ausencia... universidad desmotivante y madre enferma, mas info en mi blog jajajaja XD
Unas mini-vacaciones nunca caen mal, y pues un poco de frio para variar tampoco, aparte que hay tienen una excusa mas para abrazarse... o se abrazan o se congelan, decidan jajajaja
Aun asi nu entendi el chiste T____T, estare perdiendo el sentido del humor >___<
Lo bueno fue que se divirtieron juntos, y eso es lo que importa, ahora ya tienen nuevos recuerdos para compartir en un futuro cuando piensen en el pasado, en lo mucho que se an divertido juntos.
Sigan pasenad y diviertansen ^__^
Ahh qué bueno el post.
ResponderEliminarAinss, los días fríos...
llamar loli a la chica que te acompaña cualquiera sea su esdad es de cuarta. matate, sin prejuicio...
ResponderEliminarEste es un blog de mierda que solo fomenta la pedofilia... malditos viejos degenerados!!!!
ResponderEliminaresta pagina es de lo peorcito q me pude haber encontrado, solo es pornografia barata ... y mucha pedofilia
ResponderEliminaralgo piola el blog chee y que honda con el profe osea son arg... jje bue. muy peola.loli$$.
ResponderEliminarQUE ASCO!!!!
ResponderEliminarPEDOFILO DE MIERDA!!!!
OJALA TE MUERAS DESCUARTIZANDOTE LA PIJA !!!! TE VAMOS A QUEMAR EN LA HOGUERA!!!
GENTE HIJA DE PUTA!!!! LACRA SOCIAL!!!
DSCRIMINAN A TANTAS PERSONAS Y USTEDES HOMBRE SPEDOFILOS HIJOS DE PUTA! NEGROS DE MIERDA!
NO VAN A MORIR, VAN A SUFRIR!!!!
ASQUEROSOS, INMUNDOS!
El que firmo anteriormente que se busque una vida, a parte si tenes tantos huevos u ovarios( perdon) pone nombre.
ResponderEliminarDe una no entres mas si te molesta, a mi me encanta el blog. La edad no importa cuando uno esta enamorado .
Noe :)
ME encanta vuestra historia, deberiais escribir un libro entre los dos, sería un gran entretenimiento y algo muy bonito, no creeis?
ResponderEliminarYo también me enamore de mi profe y mi relación duro 3 años, ahora estoy con un hombre maravilloso y aunque nos llevamos 29 años, se que es el hombre de mi vida, el más maravilloso. No me importa lo que diga la gente porque él es mi universo y al final a sido aceptado por mi familia y ellos también se han enamorado de él.
Me encantais, os sigo leyendo.
Un besazo
Holas, de nuevo yop ^_^
ResponderEliminarVaya, hay gente que no controla sus diarreas mentales... creo que alguien deveria ir al medico, no creen?
deveras me sorprende de ustedes 2 que hayan publicado esos mensajes, es su espacio, no apoyo la mocion de que un espacio tan bonito, un aposento del amor, sea ensuciado con tanta ****** como la que dejo el famosisimo "anonimo"
ni modos U____U, como si no fuera suficiente con su ignorancia hasta razista el personaje aquel.
Pero en parte espero no se esten acostumbrando a "mensajes" como esos, no es justo con ustedes 2 que les digan tanta porqueria y en sus casas.
Pero bueno, supongo que tambien hay que tolerar la envidia de los que no pueden amar tan intensamente como ustedes 2 U____U
aun asi espero no sigan apareciendo mas mensajes asi, insisto en que el blog se ensucia >____<
Un saludo ^__^
PD: "la ignorancia es atrevida" que buena frase para la ocacion xD
Al Anónimo sensato y a nuestros amigos, Gracias.
ResponderEliminarAl resto, como verán en este blog respetamos la opinión hasta de quienes nos insultan.
Para que sirvan como ejemplo... de lo que es la mala leche, la cobardía, el tirar la piedra y esconder la mano.
¿Que sería más fácil borrarlos?
Claro que lo sería. Pero entonces, no podría yo definirlos con propiedad, porque sería igual a ellos.
Insisto: Gracias, amigos nuestros. Gracias, Anónimo sin prejuicios.
El Profesor
cuando hiba al cole me quiso enamorar un viejo choto profesor y me dió asco es lo mas repulsivo que puede haber. Viejos bolas grandes aprovecharse de la inocencia de las nenas que son cabezas huecas y se arrepienten cuando es tarde
ResponderEliminarAnónima:
ResponderEliminarYo conocí a una como usted que tuvo en el Liceo Nº 5 a un profesor de literatura (que se hizo moderadamente famoso con sus libros), que se babeaba por las pendejas histéricas, de cabello negro, ojos verdes y tetonas, y esas pendejas conseguían aprobar la materia sin estudiar mostrándole las piernas o "sacando" cola (algunas tienen serios problemas de columna por eso, ahora, cuando ya son casi jovatas).
Me pregunto: ¿Quién era peor? ¿El profesor-escritor que se babeaba o ellas, que se aprovechaban?
Una moneda, siempre tiene dos caras.
Como usted, Anónima, que no la muestra porque es cagueta.
El Profesor