
–Sí, Princesita. ¿Por qué?
–Porque no conozco a mucha gente que haga lo mismo, que muestre ese patriotismo…
–No sé si es por eso, Loli. Quizás es porque me siento responsable y dichoso de ser argentino. Quizás porque respeto los símbolos de nuestra nación y veo que la anomia social los ha ido dejado cada vez más de lado… Tal vez porque los acontecimientos de nuestra historia y los gobiernos militares que nos impusieron y los mandatarios civiles que no supimos elegir y sus actos –y a los que no supimos exigirles que no se la creyeran y fueran nuestros “mandatarios” y no esa clase que se aprovecha de los privilegios–, llevaron al punto que la ciudadanía confundió el concepto de nación con el de política. Y entonces la Nación dejó de serlo, para transformase en un conglomerado y los ciudadanos olvidamos nuestros derechos y nuestros deberes, y nos transformamos en habitantes, y en ese punto es cuando nos olvidamos de los símbolos que alguna vez nos dieron identidad, ¿ves?
–Ajá.
–Por eso habrás visto que cuando se interpreta el himno nacional, hay gente que habla, mira el celular, no se para firme y tampoco lo canta. Se ha perdido el respeto por los símbolos de la Nación, Loli. Yo creo que, usando esta banderita en mi campera y el escudo nacional de oro en la solapa de mis trajes, hago mi aporte por chiquito que sea, para dar el ejemplo, para que no perdamos nuestra identidad nacional.
–¿Sabés qué, Papi?
–¿Qué, Loli?
–¡Me da ternura ver cómo lucís esa banderita en la camperita!
–¿En serio?
–Claro, en serio.
–¿Te gustaría tener una igual?
–¿En serio? ¡Claro que me gustaría!
Así fue como en uno de los viajes del año pasado, cuando le regalé su camperita cheta para el invierno, en un paquetito chiquito agregué un pin de una banderita argentina esmaltada para que la usara en su ropa.
Hoy, en este Día de la Patria tan especial, porque es el del Bicentenario de la Revolución de Mayo, que dio comienzo a la emancipación americana, Lolita se fue a ver el desfile y a presenciar los actos de este 25 de Mayo, luciendo en su campera ese pin de banderita argentina que le regalé.
Por distintas circunstancias, no pude estar con ella, como hubiera querido. Y aunque habrá otros 25 de Mayo, este del Bicentenario era –todavía lo es–, y lamento mucho no haber podido estar ahí.
Quizás el Bicentenario de la Independencia, podamos pasarlo juntos. Tengo la esperanza que así será. Porque, al fin y al cabo, qué es la esperanza sino la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, como dice el Antiguo Testamento.
Finalmente, Loli y yo queremos deseamos que todos quienes nos leen se hayan puesto, hoy, su pin con los colores nacionales y ¡que pasen un feliz y muy buen DÍA DE LA PATRIA!
Lolita & El Profesor