miércoles, 2 de junio de 2010

Feria de las provincias

Hoy, hace mucho frío. Ese domingo 16 de mayo, el día siguiente del casamiento de mi hermano al que asistimos con Lolita, también.
Esa mañana nos despertamos tarde y entre el desayuno tardío y una cosa y otra (no pregunten, no se debe ser impertinente) se hicieron como las tres de la tarde de ese domingo que, por la noche, tenía que viajar de regreso.
Ese domingo hacía casi tanto frío como hoy cuando con Loli salimos a dar una vuelta para no tener que pasar por el SDS*, y casi sin darnos cuenta llegamos a la plaza de los artesanos, que estaba atestada de viandantes.
A mí, la verdad, los lugares atestados de gente haciendo nada, me ponen algo fastidioso. Quizás ese domingo, que llevaba más de dos semanas sin probar un cigarrillo, me ponían más fastidioso que de costumbre así que estábamos por irnos, cuando de pronto vimos una serie de tiendas como de feria instaladas en medio de la plaza y unas delgadas columnas de humo que subían hacia el cielo celeste de esa fría pero soleada tarde de otoño.
–Mmmm… ¿Qué hay ahí, Gordi? –preguntó Loli.
–No sé –le contesté–. ¿Querés que vayamos a averiguar?
Le brillaron los ojitos, así que allá fuimos, guiados por un instinto ancestral que tiene que ver con la subsistencia.



Resultó que había por lo menos una carpa por provincia –de ahí el nombre de Feria de las Provincias–, y en la mayoría de ellas estaban preparando comida… ¡y nosotros no habíamos almorzado!
Anduvimos deambulando, mirando los puestos, el escenario que estaban preparando para un recital de música de un conjunto litoraleño y oliendo exquisiteces, observando con detenimiento los carteles que ofrecían locro, humita, empandas, bifecitos santiagueños con verduritas, y nosotros haciendo como que no nos interesaba, que nosotros no éramos de esas personas que se tientan con esas cosas tan pero tan ricas.
En especial, el locro y los tamales.





¿Cuántas veces pasamos delante de la carpa de Tucumán y la de Santiago del Estero?
Todavía hoy nos preguntamos para qué dimos tantas vueltas, para empezar por el final.
Y si no entienden qué es empezar por el final, veré de explicarme: en cierto momento Loli me mostró un puesto en el cual se ofrecían cubanitos rellenos casi de cualquier cosa, en especial de dulce de leche.
–¿Querés uno, mi amorcito? ¿Sí, eh? –me dijo, haciéndome una caricia en la mejilla.
–Mjm…
–Si yo sé que te gustan, Papi… A ver, vamos a comprar unos cubanitos de esos –dijo, y se acercó al puesto y los pidió.
Dos minutos después, estábamos compartiendo el cubanito relleno con dulce de leche, pero mirando con cierto grado de obsesión hacia la carpa de Santiago del Estero, donde un señor estaba revolviendo una olla cuartelera, y en la que unos carteles muy simpáticos anunciaban que ahí se podía degustar un exquisito locro bien calentito, especial para el frío riguroso de ese domingo.
–Loli –le dije–, ¿querés que compremos un locro y unos tamales?
–Mmmm… ¿después del cubanito con dulce de leche, Gor?
–¿Conocés alguna ley, decreto de necesidad y urgencia, reglamento, ordenanza o disposición que lo prohíba? –le pregunté, sabiendo que le divierte ese tipo de respuestas.
–¿La verdad?
–Sí, la verdad.
–No, Papi, no conozco ninguno…
–Bueno, mirá, entonces te propongo algo –dije, y señalé hacia la otra punta de la plaza–. Mientras vos te corrés hasta ese kiosco que hay ahí, para que no nos rompan el traste-mal en estos puestos con el precio de una gaseosa, yo compro una copiosa porción de locro y dos tamales, ¿qué te parece?
–Me parece… me parece… ¡Me parece bárbaro, Gordi! ¡Ya vuelvo! –dijo, y salió, patitas-para-qué-te-quiero hacia el kiosco, mientras yo hacía la cola frente a la carpa en la que me proveyeron de una generosa porción de locro –que pedí sin el condimento al que llamo “Te espero a la salida”–, dos rechonchos tamales bien humeantes y un par de empanadas de carne suaves, sin picante.


Estaba en eso de pagar, cuando Loli regresó con su botellita de Coca-Light, y me ayudó a cargar con la manduca, mientras buscábamos un lugar adónde acomodarnos para zamparnos ese telúrico almuerzo tardío, inesperado e improvisado.
Resultó ser que en el sector de las mesitas de ajedrez bajo los árboles, había una que estaba desocupada y allá nos encaminamos, y una vez dispuestos los alimentos, empezamos a zamparnos lo que habíamos comprado (a saber: tamales, locro, empanadas, locro, más tamales, locro), antes que se enfriara, con las recomendaciones del caso que suele hacerme la Princesita para que no deje rastros de comida en mi remera o en el suéter.
Media hora después, habiéndonos puesto entre pecho y espalda una considerable cantidad de calorías, y antes que comenzara a caer la tarde regresamos para organizar la despedida como debe ser, con una no menos abundante dosis de mimos, caricias, besos y arrumacos que mitigan la fea sensación que nos produce tener que separarnos.
Al domingo siguiente, el del feriado largo, y pese al estado gripal que me atormentaba, me corrí hasta la plaza para ver si podía conseguir un locro igual o parecido, pero ni bien llegué, se largó el diluvio y tuve que resignarme a quedarme a cobijo bajo un techo para no empaparme. El 25, día de la Patria, me sentía tan mal que, pese a que pintaba lindo, no me dieron las fuerzas para ir a comerme el locro patriótico, de manera que desde ese domingo no he vuelto a la Feria de las Provincias.
Será, me digo, porque me resisto a ir solo a lugares a los cuales he ido con Lolita, y en especial, si la hemos pasado bien.
Ahora estamos planeando –si Dios quiere–, zamparnos un locro, pero en nuestro restaurante favorito de Córdoba, para el feriado del Día de la Bandera.

El Profesor
* SDS: Sindrome De Separación

22 comentarios:

  1. Loli y Profe, como están? Hace tiempo que no pasaba y se me había olvidado todo el amor que desborda en éste blog. Que no se acabe.
    Besos enormes

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  2. Papi:

    Quizás no pudiste comerte tu locrito en soledad porque ese día lo hablamos, hay que aprovechar las oportunidades en el momento.
    Estuvo genial el desarreglo que hicimos: primero el postre y luego el almuerzo! jeje...
    Fue una tarde de risas y diversión que no me imaginaba vivir cuando decidimos salir a dar una caminata.
    ¿Viste que después de todo las ferias de artesanos no son taaaan malas? jiji...
    Un beso enorme

    Tu Princesita.

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  3. Como bien dice el profesor no hay una regla fgeneral que impida comer el postre antes de la comida. Eso se lo dejamos para los mocosos cuando los podemos manipular porque no comen.

    Y no me quiero imaginar el condimento "te espero a la salida" Jajajajajaj.

    Besos y abrazos.

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  4. Aca tambien estuvo la feria de las Culturas de Mundo, muchas cosas bonitas de varios paises y harta comida, pero todo muy caro =S. Me gusto el stand de Corea, yo queria un hanbok (vestido tradicional coreano),pero no vendian, me tuve que conformar con un oniguiri de atún ¬¬ .


    Lo entiendo Profe...a mi todavia me duele ir al centro,el motivo sale sobrando...

    Cuidese.

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  5. Profe:
    Que lindo que se quieran tanto, y lo que no le agrade salir donde ya haya estado con Loli es normal según mi analista pero bueh...
    Diviertase en todo momento.

    Besos a Ud y Loli,
    Anjolie

    PD: Volvi

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  6. Mi profe Roberto me hizo probar hace poco el locro y los tamales...y la verdad...no me gustó ni medio!!! :(
    Menos mal que me gusta el asado, sino menos argenta yo!

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  7. Después de esta descripción ya me siento como si hubiera estado en la Feria, y hasta degustando el locro, un verdadero manjarete!
    Saludos!
    Lady Baires

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  8. ¡Bienvenida, Cris!
    Gracias por su comentario y su deseo.

    El Profesor

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  9. Loli:
    No dije que fueran malas, Princesita, sino que hay demasiada gente que me pone fastidioso. ¬¬
    Besitos,

    Tu Profe

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  10. Border:
    Muy cierto.
    Y de ese condimento diabólico, ni le cuento... las consecuencias que trae. :(

    El Profesor

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  11. Levania:
    A la Feria de las Nacionalidades, no pudimos ir porque fueron durante los cuatro días de festejos por el Bicentenario y no estuvimos juntos :(
    ¿Vio qué extraña sensación, esa, que nos impide hacer algo de lo que disfrutamos en compañía?

    El Profesor

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  12. ¡Anjolié!
    ¡Apareció! ¿Adónde se había metido?
    Coincido con su analista, coincido.
    ¡Qué bueno que haya "volvido"! :)

    El Profesor

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  13. LaGranDiosa:
    ¿No le gustaron ni el locro ni los tamales? ¿En serioooo? ¿Y por qué?

    El Profesor

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  14. Lady Baires:
    Usted nos quiere. Se siente, ¿sabe?
    Gracias por eso.

    El Profesor
    ¿Le gusta el locro?

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  15. ¡Qué rico todo! Me alegro de que lo hayan pasado tan bien.

    Me hace acordar a la Feria de las colectividades que se hace en Rosario, adonde vamos a comer, por supuesto, ya que yo no sé cocinar exquisiteces mundiales.

    Y qué triste la despedida. Se nota su gran amor para poder soportar la distancia, nosotros no pudimos, a los tres meses de conocernos comenzamos nuestra convivencia.

    Cariños a los dos.

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  16. Claro que es lindo leerlos! Es un espacio donde se respira mucho amor.
    El locro? Me gusta. Suelo comerlo para esta fecha y con suerte alguna vez más en invierno.
    Saludos para ambos.
    Lady Baires

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  17. ¿De qué es profe usted, profe? Hace días me pica el bichito de la curiosidad :)

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  18. apetitoso! pero sin hambre.

    Provecho.

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  19. Me morí de ternura con ustedes dos! no sé si es que ando tan sensible o qué! las ferias y cualquier cosa son lindas cuando las compartis con personas que querés... besis a lo dos!

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  20. Mis queridos amigos y ahijados, acá estoy!!!!
    Encima este post me dio un hambre tremendo!!! Amo los tamales.
    Mi familia los hace muy de vez en cuando porque son caros y llevan mucho trabajo, en cambio el locro se come más seguido, pero bastante livianito.

    Es hermoso leerlos siempre enamorados, sabiéndolos bien y juntos!!!

    Les dejo un beso a cada uno y las gracias por todo el aguante que me han brindado.

    Los quiero mucho!!!!

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  21. Hace unos días leí la entrada pero no había dejado comentario, perdón por la ignorancia pero yo no sabia que también en Argentina se comen los tamales, aunque allá son un poco diferentes, aquí en México es una tradición que bien tempranito hay varios puestos con botes de tamales en todo el país, aquí son como un desayuno típico, junto con el atole, aquí hay varios tipos de tamales, los mas famosos son los de hoja de elote, y los oaxaqueños, tradicionalmente son de salsa verde, roja, mole, rajas, (deben de llevar carne de pollo o cerdo) dulce(varios sabores). También comemos tamales el dia de la candelaria, pues antes era el platillo por excelencia en los bautizos.

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  22. hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, me encantaría tenerlo en mis blogs de entretenimiento (animes,peliculas,etc ).Estoy seguro que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !.Si puede sírvase a contactarme ariadna143@gmail.com

    saludos

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