jueves, 11 de noviembre de 2010

Diario de El Profesor: Cosas de grandes


“¿Y ahora qué vas a hacer con esta chiquita? ¿Eh, eh?”
Esa era la pregunta que me martilleaba la cabeza desde que salimos de la Terminal de ómnibus, mientras caminábamos tomados de la mano, cuando me registraba en el hotel y mientras subíamos a la habitación, acompañados por uno de los muchachos de la recepción.
“Tenés cincuenta y siete años... ¿qué hacés acá?”, me preguntaba el enano que parecía haber tomado mi cabeza por asalto, mientras yo me desdoblaba y le sonreía a Loli, que me miraba con esos ojitos que le brillaban de felicidad y me sonreía con picardía.
Si Lolita estaba emocionada, a mí el corazón me latía desbocado y no me avergüenza admitir que sentía un ligero temblor en las piernas... y no era por haber descansado poco en el viaje.
Cuando cerré la puerta con llave, Loli no me dio tiempo ni a soltar la valija. Se pegó a mi cuerpo y me abrazó muy fuerte.
–Sentate acá, en la puntita de la cama, Papi –me dijo.
Apoyé la valija en el suelo, ella se sentó sobre mis muslos me rodeo con sus brazos y me miró a los ojos, me acarició el cabello con sus deditos finos y largos y acercó su boca a la mía ofreciéndola para ese primer beso, para la primera vez que esos labios adolescentes se entregaban a mi boca.
Entonces sucedió lo inesperado. Cuando la besé y en ese lenguaje sin palabras la iba guiando en los primeros pasos de la pasión, reviví aquellos primeros besos que di y me dieron, los de mi propia adolescencia.
No sé cuánto tiempo pasamos así, conociéndonos con los labios, pero creo que fue uno de los besos más prolongados de mi vida.
Cuando la tendí en la cama y empecé a acariciarle el cuerpo, la voz dentro de mi cabeza dijo: “Cuidado... tratala con mucha delicadeza y ternura... despacio” y cuando deslicé los dedos por sus muslos, sentí que se ponía tensa. Tenía un poco de miedo, claro.
–Tranquila... no tengas miedo... No te va a pasar nada malo ni feo... –le dije, sin dejar de acariciarla y dándole besos en los labios.
–¿Qué... qué vamos a hacer? –me preguntó, con la mirada encendida por la pasión que ya la había ganado.
–Vamos a ver cómo puedo enseñarte a hacer cosas de grandes, pero de a poquito y con mucho cuidado, bonita... No tengas miedo, vamos, relajate, dale –le dije, sin dejar de acariciarle la tersa piel de la pancita.
Sentí que se aflojaba, confiando en lo que le decía, entregándose.
Loli escribió: “El contacto de su piel con la mía me aceleraba el corazón y me hacía disfrutar de ese tremendo bienestar que prodigan las caricias”, y en ese momento yo me imaginaba que lo estaba sintiendo, pero ella no sabía que a mí me pasaba lo mismo y que, además, era consciente de la responsabilidad que sentía por lo que estaba haciendo.
–¡Qué preciosa sos, Loli! –le dije, contemplando la hermosura de ese cuerpito adolescente–. Mirarte es contemplar la imagen más perfecta de la belleza.
Le estaba diciendo la verdad. Tenía esa hermosura fresca de la adolescencia, y mirarla me estremecía. Tenerla ahí, en mis brazos, era como estar soñando, casi irreal.
¿Cuánto tiempo estuvimos en aquella habitación mirándonos, besándonos y acariciándonos? Varias horas. En un momento me dijo, casi con desconsuelo, que se tenía que ir para que el papá no sospechara.
–Sí, chiquita. Vamos...
–Pero en un ratito vuelvo, ¿sabés? –dijo, y volvió a besarme–. No te vayas a ir, ¿eh?
–No, no me voy a ir –le contesté, rodeándola con mis brazos y acariciándole el cuerpo con toda la suavidad que soy capaz de desplegar.
Después bajé con ella, salimos a la calle y paré un taxi.
–Pero, me voy en colectivo... –me dijo.
–No, no, no. Sé una buena niña y volvé a tu casa lo más rápido que puedas, ¿sí? –le respondí, entregándole el dinero para que pagara el taxi.
–En un ratito estoy de vuelta, Papi –dijo, sacando la cabeza por la ventanilla y besándome en los labios por última vez, antes que el auto arrancara.
Me quedé mirando cómo se alejaba el taxi y estuve parado en esa esquina, porque me costaba reaccionar, serenarme, dejar que se aquietaran todas las emociones y las sensaciones que parecían no querer irse de mí
Fumé un cigarrillo y cuando me tranquilicé fui a buscar algún lugar, no muy lejos, donde comer algo para volver rápido al hotel, a esperar que regresara.



El Profesor

25 comentarios:

  1. Y claro, me imagino la emoción y la responsabilidad. Y veo como desde el lado de Lolita todo es más sencillo.

    Cariños a los dos.

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  2. Es cierto, Marga.
    Hasta hoy, para Loli todo es más sencillo.
    ¿Será por la edad?

    El Profesor

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  3. Creo que sí, por la edad y por la personalidad de ella también. Ya ve que a pesar de mi felicidad, yo también tengo ansiedades y temores. Estoy grande, no hay caso.

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  4. hay que tierno como se expresa de Lolita lo leia y solo podia pensar que lindo que es el amor.... (y mire que yo ya no mucho que creo jajajjaajaja)
    Lo lindo es que los dos sentian lo mismo...
    Y que habian dicho de porque Lolita no estaba en casa?
    hay no me emociono leyendo su historia y despues quiero que ya pasen los tres dias para la siguiente parte jajajaja

    Abrazos para ambos :D

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  5. Nunca antes había yo visto tales definiciones de sentimientos con tanta ternura.
    Besos enormes a ambos.

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  6. Cuánta emoción y ternura siento en sus palabras, en las suyas por cuidar a Loli, y en las de ella porque se refleja esa admiración por lo que es Ud. Profe.
    Qué lindo cuando dos almas se encuentran y se aman.
    Anhelo prontamente encontrar a alguien así, vale la pena la lucha y la espera!
    Gracias por compartirlo

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  7. Marga:
    La ansiedad, ¡ah, ese veneno que nos inocularon cuando éramos pequeños!
    Y ese pragmatismo cínico, ese escepticismo que nos va ganando con el paso de los años y que tanto nos cuenta mantener a raya para conservarnos íntegros y seguir acunando sueños.
    ¿Sabe cuánto aprendo de mi relación con Loli y con este intercambio de pareceres acá, en el blog?
    Un abrazo

    El Profesor

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  8. yop!:
    Loli le dijo a su papá que esa mañana "se iba al centro" a ver libros (cosa que solía hacer) y ropa.
    A la tarde le dijo que se iba a encontrar con unas compañeras de colegio (ya estaban de vacaciones) para planear una salida nocturna (lo que no era habitual en ella).
    Y nos salió bien, a los dos.
    No sé si sentíamos lo mismo, pero como verá, bastante parecido en lo esencial. :)

    El Profesor

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  9. Levania:
    Usted, que es nuestra lectora más constante y la decana de los lectores y ha leído todo el blog, tiene una asombrosa forma de "leer" nuestros sentimientos y sensaciones.
    Gracias, amiga nuestra.

    El Profesor
    PD: ¿Está un poquito mejor?

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  10. Princesa Adora:
    Desde el primer día de nuestra relación, Loli sigue opinando que lo somos, y el hecho que cumplimos años el mismo día, afianza su opinión.
    Y... ¿cómo no cuidar y tratar con delicadeza a una adolescente como era Loli ese primer día de diciembre de 2007?
    ¿Sabe qué es lo más curioso? Que, pese a haber crecido y a ser pragmática, expedita y práctica para algunas cosas, Lolita sigue siendo tan, tan tierna como hace tres años.
    Gracias por su sentido comentario.

    El Profesor

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  11. Ahijado, me perdí entre sus palabras, cargadas de cariño, cuidado, admiración y responsabilidad!!!

    Y también no puedo obviar sus últimos párrafos.
    Loli fue un huracán que llegó a su vida y arrasó con todas sus defensas.
    Era lógico que le haya costado reaccionar, aunque ahora quiero lo que sigue!!!


    Por cierto, de qué color voy buscando el atuendo acorde para la ocasión??? ;)

    Un beso grande ahijadito!!!

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  12. Que bien tu amiga paqueta, jaja aca dirian tu amiga estirada jaja.
    por lo menos algo de idea tenia con lo que dijo, saludos!

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  13. Tal cual, Paula: Loli fue un Tsunami en mi vida.
    Cuando sepamos, le doy la sugerencia del color. ¿Usted ya tiene una idea? :)

    El Profesor

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  14. La Maga:
    ¿Qué hizo, cerró el blog? ¡Ufa!

    El Profesor

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  15. Que lindo que es poder leer las dos versiones de la historia. Son muy tiernos!!!

    Besos

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  16. no me voy a cansar nunca de leerlos!
    me encanta as dulces palabras con las que cuentan toda su historia, y las bonitas palabras que tienen además, uno para con el otro
    saludos!
    Gre

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  17. hola profesor
    acá estoy, familiarizandome con el blog y dándome cuenta que tengo que leer más hacia abajo, es decir, empezar desde el principio.
    del relato se desprende una enorme ternura,

    beso

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  18. Ay, estos relatos me revuelven demasiados sentimientos propios (como uds, que me leen, podrán imaginar porqué). Y por eso me emociona y me pone a flor de piel poder presentir ese amor, ese respeto y eso miedo a amar y ser amado.
    Besotes!

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  19. Yo me pongo en su lugar y creo que despues de la pasion penso en todo lo que podria suceder, quien le hiba a decir que en un futuro hasta un blog tendrian, un beso profe

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  20. Mañosa:
    Elegimos esa forma de contar un mismo momento desde cada uno y, sin darnos cuenta, empezamos a descubrir cosas del uno y del otro. Sensaciones de las que no habíamos hablado, sentimientos que estaban ahí, pero no se mencionaban. Es el atributo de poner por escrito una historia, Mañosa. Uno se sorprende reconociendo lo que subyacía en la memoria, quizás en el inconsciente, y lo libera. ¿No es sorprendente?
    El Profesor

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  21. Greta:
    ¿Sabe qué aprendí con Loli? El valor que tienen los pequeños detalles, además del buen trato. El no tener reparos en buscar las mejores palabras que tenemos a mano para hablar del otro.
    ¡Gracias por lo que nos dice!

    El Profesor

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  22. Virginia:
    Gracias por pasar por acá y leer nuestra inusual historia. Porque, que es inusual, lo es, ¿a qué negarlo?
    Le sugiero empezar con la historia que venimos contando y después, si le interesa, empezar desde los primeros post.
    Gracias otra vez, porque que usted nos lea, no es moco'e pavo.

    El Profesor

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  23. Diosa:
    Eso, usted lo dijo: miedo a ser amado. En mi caso, por el bagaje de cicatrices que ha dejado la vida y que hacen que cuando uno ve a la vaca empieza a gritar porque se acuerda cómo dolía cuando se quemó con leche.
    En el caso de la gente de su generación, no lo entiendo. Busco en mi memoria, ¿sabe?, tratando de recordar cómo éramos y creo que tiene que ver con el compromiso que, efectivamente, da miedo.
    Este mundo posmoderno e hipermaterialista ha trastocado tanto los valores, que nos hemos vuelto tan, tan individualistas, al punto de perdernos lo único que tiene valor en este mundo, que es amar. ¿No le parece?

    El Profesor
    PD: ¡Ta'que me lleva a reflexionar, eh!

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  24. Lilith:
    Si viene leyendo lo que escribo, le diré que más bien fue al revés.
    Primero me pegó fuerte la conciencia y la responsabilidad. La pasión, vino después.
    Ahora, eso sí, que Loli me puso la existencia de cabeza, no le quepa duda.

    El Profesor

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  25. No pude comentar el post de Ultimo momento.

    Eso si que es amor y no cualquier cosa, que lindo lo que lei, me llego mucho.
    Mucho amor para ambos!

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