viernes, 30 de octubre de 2009

Corpus delictii

Hizo su entrada la Señora Jueza, decía. Sesentona, ella. Autosuficiente. Con esa altivez que da la Serenidad de la Justicia y el Poder.
–Bueno... a ver... las partes... Señora –dijo, dirigiéndose a la mamá de Loli–. ¿Usted está objetando y pidiendo la tenencia de su hija? –preguntó, haciendo gala de un desconocimiento absoluto de la causa.
Tenía en la mano un papelito que miraba una y otra vez, como alumno que se está “macheteando” en un examen.
¡NO! –exclamó la Señora de Valores Morales.
Claro que no. ¡Qué va!
La tenencia implica una considerable cantidad de deberes y obligaciones, entre ellas las alimentarias, que significan erogaciones de dinero. Y la madre de Loli puede ser psicótica, pero eso no implica ser idiota.
–¿Entonces?
Entonces empezó una discusión bizantina que la Señora Jueza se limitó a presenciar sin decir ni una palabra.
Como era de esperarse, Terminator llevaba la voz cantante, tan insustancial y falta de fundamento, lógica y propósito como la de su cliente. Pero es que el caso no era hacer justicia, sino “aleccionar”, como pretendía su clienta.
–Lo que mi clienta pretende, Señora Jueza –intervino, presta, Terminator–, es que el padre de la menor...
La Señora Jueza consultó el papelito.
–... tenga más control sobre su hija. ¡Imagínese!
–Mjm... –dijo la Señora Jueza, mirando al papá de Loli y a su abogado y a la mamá de Loli y a Terminator.
–¡Una niña que tiene una relación con un viejo! –exclamó Terminator, como si estuviera interpretando el protagónico de Caballería Rusticana, con toda la carga de dramatismo de la pieza de Mascagni.
–A ver... ¿cómo es eso?
Y es en este punto, estimados lectores, en el cual nos preguntamos: ¿leyó la Señora Jueza el expediente? ¿Se interiorizó acerca de la situación y de la posición de las partes? ¿O es que la Señora Jueza necesitaba del machete que le habían preparado para no pasar vergüenza? ¿Por qué, sin tener idea de qué iba la cosa, rechazó el testimonio de Lolita como se lo anticiparon al abogado del padre?
–Tenemos pruebas, Señora Jueza, que el padre de la menor (¡Y dale con “la menor”) no sólo que no se opone, sino que favorece, como cómplice, la relación anormal entre la menor y un-vie-jo-de-cin-cuen-ta-y-ocho-años –silabeó, para darle más énfasis a su acusación, como si en vez de patrocinante de un particular, fuera miembro de la fiscalía.
–¡Pero qué barbaridaddddddddd! –exclamó la Señora Jueza–. ¿Una relación con un hombre de cincuenta y ocho añossss? –dijo, llevándose la mano a las mejillas, como una buena señora gorda que se asoma por la ventana y chusmea con la vecina acerca de lo ligera de cascos que es la hija de la cuñada de la vecina del otro lado.
Claro que la Señora Jueza, pese a su disgusto, ni siquiera dirigió la vista hacia el papá de Loli y su abogado.
–¡Sí! ¡Tenemos pruebas de cómo ese hombre ha corrompido a mi hija! –dijo la madre de Loli, con ese tono melodramático y falaz que le sale como si lo hubiese aprendido a interpretar en el Actor´s Studio, con Lee Strasberg.
–Vea usted, Su Señoría –dijo Terminator, recibiendo con una mano un fajo de copias fotográficas que le entregaba la mamá de Lolita, y ofreciéndoselas a la Señora Jueza con la otra.
Entonces empezó a mostrarle fotos en las cuales el papá de Loli y yo aparecemos sonrientes, en el momento en el cual le entrego –el día que Loli votó por primera vez–, unas películas en DVD que me había pedido que le consiguiera en Buenos Aires, porque en Córdoba era imposible. Otra en la cual estoy al lado de la parrilla, esa mañana del 28 de junio. Una tercera en la que estamos almorzando un pantagruélico asado, compartiendo el pan y el vino en amigable compañía.
–Ajá... –dijo la Señora Jueza, echando una ojeada a la primer foto.
–¡Y mire ésta! –dijo, mostrándole la foto del puente que estaba cargada en la computadora de Loli como “Nuestra noche romántica”.


–Vea, vea, admiten que tuvieron una noche romántica... en ese puente, ¡en el Parque Sarmiento! ¡En esta ciudad!
–¡Oh! –exclamó la jueza, cuya mano fue de la mejilla al escote, donde desplegó sus dedos en abanico, en ese gesto tan característico de las “señoras gordas”.
–¡Y vea esta! ¡Estaban en Villa General Belgrano los dos, en una posada!



Dijo Terminator, mostrándole una foto del pequeño centro comercial de Villa General Belgrano, donde pasamos unos gélidos días de este invierno. ¡Vaya prueba!
–¡Admiten haber estado en una habitación juntos! –rugió Terminator, como si estuviese imbuida del espíritu de Saint-Just en el momento de hacer la acusación contra Danton, para mandarlo a la guillotina.
Como un malabarista, Terminator empezó a mostrarle en rápida sucesión, una serie de fotos que hasta ese momento sólo eran propiedad de Loli y mías, y que sólo estaban en su computadora, y en la mía.
Y acá quiero hacer un paréntesis, para hacerme algunas preguntas:
¿Cómo hizo la madre de Loli para enterarse que existían esas fotografías?
¿Cómo hizo para tenerlas en su poder, en copias fotográficas de 10 x 15 centímetros, si se suponía que sólo estaban en mi computadora y la de Loli?
¿Se encargó de buscar lo que para ella constituía el “corpus delictii” mientras Loli y su papá estaban de viaje por Europa?
Todas preguntas simples que, como decía el viejo Marco Aurelio, remiten a lo esencial.
Porque en medio de tamaño despliplume, la gente tiende a perderse y a olvidar qué es lo esencial, para regodearse en lo accesorio.
–¡Es-un-ho-rror-se-ñora! –enfatizó la Señora Jueza.
Y todos quedaron pendientes de su dictamen.
Porque los jueces no deben emitir opiniones. “El juez habla por sus sentencias”, dice un viejo adagio jurídico... que hoy parece haber entrado en desuetudo.
Terminator y su clienta, babeaban de gusto, anticipando la estocada final, la que haría revolcar por el suelo y el escarnio al papá de Loli y, con suerte, me llevaría tras las rejas.
Claro que... no estaba todo dicho.


La pregunta que queda sin respuesta es: ¿cómo hizo la madre de Lolita, que no tuvo acceso a la casa, para conseguir esas fotos? ¿Las hurtó? Y si las hurtó, ¿cómo hizo? Y si es un hurto, ¿no es un delito? Pero si no podía entrar a la casa, ¿cómo las consiguió? ¿Tuvo un cómplice? Y en el caso de haberlo tenido... ¿quién fue?
(Continuará)

El Profesor

7 comentarios:

  1. Holas:

    DIos mio, parece que as cosas no pintan nada bien.

    obtener pruebas de manera ilegal, que lolita demande por violacion a la privacidad y tipos de delitos informaticos similares.

    aparte, al ser impresas, ya no deverian valer, que garantiza que no existieron retoques a las fotos, haciendo parecer al profe ya lolita como lo que NO son.

    pero cual seria el as bajo la manga del abogado del papa de lolita?

    Hay dios mio, debo admitirlo pero esta historia esta en un suspenso enorme x3

    espero que tenga un final feliz... para todos, menos para terminator y (lo siento lolita, es sin animo de ofender... pero es la verdad) para la madre de lolita, ellas 2 no se merecen el final feliz.

    Un saludo a todos y sigo al pendiente de la siguiente parte de la historia.

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  2. Jooo, otro parón???..No es justo, me habéis dejado la mar de intrigada...Bueno vale, tendré paciencia y esperaré al próximo post, para saber quien fue el malvado o malvada que os la ha jugado...
    Besos muy dulces para los dos..

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  3. pobres mujeres (con todo respeto Loli), pobres mujeres, la mamá y terminator, pobres... pobres...

    yo sigo el blog hace ratazo, y JAMAS leí algo que me espante, al contrario, entré porque siempre me llamó la atención, como podia ser una hisotira de amor entre personas con tanta diferencia, pero JAMAS, repito, lei nada fuera de lugar, ni se publicó una sola foto que incomodara al lector

    insisto.... "pobre gente"...

    ojalá salga todo bien, y violar la intimidad de Loli, tambien es delito, lo sabran ?

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  4. Numaaaa..
    y k eso no es delito? obtener fotos de un lugar en donde solo una persona tiene acceso?..y k paso??

    JUSTICIA PARA LOLIS!! JUSTICIA PARA EL PROFE!!

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  5. Ay que bronca!!!!! estoy absolutamente indignada. No voy a opinar como quisiera por respeto a Lolita, porque a pesar de todo es su familia...
    Espero que todo salga bien, no puede ser que esta gente se salga con la suya.
    Y los jueces actuales son una pantomima de los jueces de antes, q era gente culta y responsable...es una vergüenza el estado del aparato judicial de nuestro país. Indignada estoy!!!

    Saludos a los dos!

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  6. Amante-de, Cálida Sirena, LaTíaPe, Levania, LaVieEnRose:

    Y esto no es todo, querido/as amigo/as. Esperen a lo que viene, porque va para varios post.
    ¿No parece una pesadilla?
    Claro, para la madre de Loli, para Terminator y para la Señora Jueza, la violación de la privacidad de un hijo, no es delito. ¡Qué va! Para ellas, el fin justifica los medios (cosa que Maquiavelo nunca escribió así).
    Gracias por sus sensatos comentarios,

    El Profesor

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  7. Loli, Profe:

    Pero qué historia!!! ni una novela mexicana se pone así de interesante jejeje. Coincido en que si la madre de loli tomó esas fotos sin permiso obviamente es un delito... además, le pueden decir a la señora jueza que loli ya es mayor de edad, ya votó por primera vez... es una mujer, no una menor de 10 años (dato que seguro olvidó la madre de loli). Me imagino que loli debe de ser la más afectada por que a pesar de todo es su madre... Qué complicada situación.
    Deseo lo mejor para ustedes 2! Mi apoyo incondicional.

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