jueves, 29 de abril de 2010

Estrategias contra envidiosos

La envidia es mil veces más terrible que el hambre,
porque es hambre espiritual

LEONARDO DA VINCI



Hace unos meses había leído en La Nación, una nota acerca de la envidia de Jorge Fernández Díaz, director del suplemento ADN de ese diario, en la que propone la utilización de doce estrategias a utilizar frente a un envidioso. Veamos.
Ante un envidioso:
1) Rebajarás tus éxitos. Le harás saber todo el tiempo que te va mal y buscarás su solidaridad en la mala.
2) Le darás a entender que él está por encima de vos en carácter y en talento, y que lo admirás sin desmayos.
3) Sugerirás con el cuerpo y la palabra que él es tu jefe y vos, su subordinado.
4) Exagerarás tu autocrítica: literalmente, despedazarás tus propios logros, relativizarás tu pericia y adjudicarás todo el tiempo tus aciertos a la suerte.
5) Profetizarás tus inminentes fracasos una y otra vez.
6) Estarás muy atento a lo que el envidioso haga y saludarás la mínima acción positiva. No sólo le celebrarás los goles; también le festejarás los laterales y los córners.
7) Te comunicarás con él por medio de la lástima, destruirás a sus enemigos y buscarás su complicidad para hablar mal de terceros. Como se sabe, nada cohesiona tanto como el odio. El odio es más fiel que el amor.
8) Le dirás de vez en cuando que lo envidiás. Pero que lo envidiás sanamente.
9) Lo acostumbrarás a ser vulnerable al elogio. Y lo elogiarás siempre.
10) Nunca bajarás la guardia: al envidioso la envidia le brota espontáneamente, y podés pasarla mal.
11) Te alejarás lentamente y nunca le darás la espalda. Y lo más difícil de todo: no te contagies. La sustancia del envidioso es altamente contaminante.
12) Un envidioso construye una cadena de envidias. En un grupo, un envidioso es como una manzana podrida. La envidia es una lepra que no se cura. Y por favor: no le envidies nada al envidioso. Es un pobre infeliz. Y lo sabe.


Viene a cuento de una conversación que tuvimos con Loli en estos días.
–¿Qué la puede llevar a entrar todos los días a leer, como una chusma, Gordi? ¿Qué placer puede producirle?
–Dos cosas, Loli: la envidia y el deseo morboso de leer que algo anda mal entre nosotros.
–¿Envidia? ¿Qué nos puede envidiar? Si ella tiene de todo, Pa. No tiene problemas con gastos, pela una de las tarjetas que tiene y ya está... piso en Las Cañitas, casa en La Tablada, su auto...
–Ese no es el caso, Loli.


– Pero mirá esta foto, Papi, la del living... ¿Cómo alguien que tiene un departamento así en Mar del Plata puede sentir envidia? No lo entiendo.
–Es que al envidioso, Princesita, no le interesa lo que tiene él, sino lo que tiene el otro –le contesté, y me quedé meditando un instante, porque la memoria me trajo un recuerdo...

(El tema amerita hacer un inciso):
Recuerdo, cuando era niño, haber aprendido qué era la envidia, en carne propia. Al lado de mi casa vivía una familia vecina que tenía dos hijas, una de mi edad y la otra un par de años más grande. La madre de ambas, lo comentaba todo el barrio, era bastante “agarrada”... amarreta, vamos. Una tarde salí a la vereda y esas chicas estaban comiendo dos medialunas de grasa. En mi casa había una bandeja entera de masas finas que había traído mi papá la noche anterior y, sin embargo, a mí no me interesaban las masas finas de “Los Dos Boulevares”, sino las medialunas de grasa de la “Panadería San José”, del barrio.
Mi madre, cosa curiosa, ese día no utilizó la psicología contundente de la “zapatilla veloz”, sino que me hizo entrar aduciendo que hacía mucho frío. Rato después, cuando me sirvió el té de la merienda con un plato de masas finas, se sentó frente a mí en la mesa del comedor y me explicó qué era la envidia, y hasta recuerdo que interpretó cuál era la razón por la cual yo la había sentido.
Debo decir que tengo, como todo ser humano, mis grandezas y mis miserias. Pero si algo no tengo, y puedo decirlo con pleno convencimiento, es envidia. Ni de la enferma, ni de la “sana”. Para mí, envidia es envidia y es una sola.
(Fin del inciso aclaratorio)

–En el caso de esta pobre mujer, Loli, ese deseo malsano y esa necesidad morbosa de entrar a escondidas a leer –creyendo que el anonimato de Internet le da impunidad–, está provocada por la envidia que muestra esa contradicción que tan fácil aflora en el envidioso: ama a quien odia y odia a quien ama. Y no le interesa ni siquiera el sufrimiento –vaya paradoja–, que le produce leer al comprobar que las cosas no salen como ella desea. Porque, y te aseguro que no estoy haciendo un juego de valor, ella desea ver que este blog no aparezca más. O que vos o yo o ambos, publiquemos un post que se llame “Nuestro último post”, en el que anunciemos que lo cerramos, porque nuestra relación no prospera.


–Pero cada vez que entra a leer se le debe hinchar la yugular, entonces. Un día va a reventar...
–Claro, pero es que la motivación del envidioso es tan paradójica, que no repara en nada con tal de dar satisfacción a ese sentimiento tan mezquino, Loli. Y eso le pasa en todos los aspectos de su vida, Princesita. Recordá cómo, pese a tenerlo todo, había algo que no podía hacer, que era escribir un poema. No se daba cuenta que no se trataba de ser un eximio poeta, sino de poder poner sentimientos en palabras. Entonces, como no podía hacer ni siquiera eso –porque los sentimientos de un envidioso son como una madeja de lana que cayó en manos de un gato malhumorado y de mal carácter–, y no podía escribir un simple verso genuino, ¿qué hacía?
Los plagiaba
. ¿Ves? Al envidioso no le interesa lo que él tiene. Le interesa lo que tienen los demás.
–¡Uh! Debe ser feo vivir así, Papi. La verdad, no le envidio lo que tiene...
–Más bien, Loli. Yo puedo imaginarme qué feo debe ser vivir así, sintiéndose siempre insatisfecha. Creo que es más que feo, Loli, creo que es como lo escribió Shopenhauer: “La envidia muestra a la gente los miserables sentimientos de esas personas que prestan constante atención a lo que hacen o tienen los otros, y sólo consiguen demostrar lo aburridos que son”.

El Profesor

13 comentarios:

  1. Muy lindo post profe. Creo que son muy pocas las personas de este mundo que pueden llegar a decir que no sienten envidia. Qué bueno que sea una de ellas!

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  2. ¡Qué feo! No entiendo a los envidiosos, no sé por qué son así, ni qué placer encuentran en eso.

    ¿No probaron ponerle una cintita roja al blog?

    Cariños a los dos.

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  3. Pus como que no estoy muy de acuerdo con que les brinden espacio a gente mal intencionada que atente contra ustedes,mejor dejarles seguir y no darles ni una palabra de este su espacio amoroso. Es como hacer más grande la bola de nieve.

    La gente envidia aquello que no puede tener, y peor aún,no tiene el VALOR siquiera a obtenerlo de buen modo.


    Un abrazo a ambos.

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  4. Una amiga una vez me dijo: "te envidio que seas tan practica, NO, la envidia es mala. Mas bien te admiro por ser tan practica".

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  5. mmmmm
    de todos modos, creo que la mujer es de por si mas "propensa" a la envida que el hombre, no?

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  6. Otra vez la mamá de lolita anda visitando el blog?

    Que mas se puede decir de la envida, creo en lo personal que solo los insatisfechos la sientes, aquellos que no estan bien con su vida o les falta algo en ella.

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  7. Estoy con Levania, ignoren simplemente a esa gente, sea como sea se esa persona ve que le dedican tiempo y esfuerzo haciendole un post. Mejor ignorenla, ademas esto es solo internet, no se lo tomen tan a pecho.

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  8. La Solitaria: Es verdad, no muchos pueden decirlo y menos aún sentirlo, pero yo doy fe que mi profe es una persona que no envidia a nadie, él se esfuerza por sus logros y por cumplir sus sueños.

    Marga: No, aún no probamos, pero no es mala idea.. jeje..

    Levania: Muy profundas y reflexivas tus palabras. Es verdad todo lo que dices.
    Nosotros seguiremos tan felices como siempre... y los envidiosos que sigan con su amarga vida.

    La furia de la negra: La gente usa esas dos palabras como sinónimos cuando en realidad suena mejor la segunda, ¿no?

    La Gran Diosa: Si, claro, las mujeres tienen ese componente de envidia, "chusmerío" y demás que los hombres no tienen en gran medida...

    Lilith:
    NOOOOOOOO!!!!! Mi mamá ya no!!!
    Es otra mujer...
    Mi mamá no se ajusta a ese modelo de mujer...


    Un gran saludo y un abrazo a todos los que visitan nuestro espacio y dejan sus comentarios!

    Lolita

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  9. Es una amiga que quiero mucho, asi que definitivamente me quedo con la segunda :)

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  10. Muchas gracias por seguir mi blog.
    Muy buena entrada.

    Saludos!

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  11. Recién ahora me siento a leer esta entrada. Debo admitir que me sentí un poco identificada con el tema de la envidia. A veces envidio... pero no cosas materiales. Envidio, por ejemplo, la gente que tuvo la oportunidad de conocer a mi novio en otras épocas, quizás. No está bueno sentir envidia, pero a veces se hace inevitable... aunque no entiendo por qué una persona necesita sentir que a la otra le va mal para ponerse "feliz", como bien vos dijiste sobre esa mujer que entra a vigilar este blog. Me parece decadente por parte de esa persona y creo que va más alla de la envidia, creo que esa mujer tiene un evidente problema sin resolver. En fin, me gustó mucho la entrada!
    Y algo más para decir, Shopenhauer y su pesimismo no me cae bien :P.

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  12. la envidia no me parece ni buena ni mala...creo que es un sentimiento y como tal cambia. Todos tenemos lo que necesitamos, creer que otro tiene algo que nosotros no podríamos es algo raro. Nosotros no somos el que se envidia, cómo sabemos que lo que tiene "ese/a" nos haría bien? Otra cosa que no entiendo es el rencor. esa gente que con su mala onda ataca por no hacerse cargo de la parte que les toca, eso sí es feo...sobre todo si nos guarda rencor alguien que amamos...
    Quién es la vieja? ahora tengo curiosidad!!! jajajjaja

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  13. Me encató! Es hermoso su blog y hermosa su historia. Pobres de espirituo aquellos que envidian el amor. Marina

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