viernes, 27 de agosto de 2010

Diario de El Profesor: Profecía


Recuerdo ese día frío y todavía hoy conservo el mensaje que decía: “Consulta: Buenas... mire, yo he escrito un libro, tengo 16 años, el libro está bueno, trata de superación personal y autoayuda, pero me gustaría que alguien se encargara de leerlo para que me haga una crítica y recién pueda publicarlo”.
Habituado como estaba, a tratar con autores que son personas adultas, de pronto aparecía esta adolescente con un libro por lo que, además de sorprenderme, me pareció maravilloso ya que, no es común, convengamos, encontrarse con una jovencita de dieciséis años que se dedique a escribir de manera más o menos profesional y salga a buscar una editorial que publique su obra.
De modo que le contesté y a la otra mañana, recibí otro correo con su respuesta la mía. Me llamó la atención el hecho que tenía un lenguaje suelto y fresco, pero que usaba las palabras con precisión, sin faltas de ortografía, con mayúsculas, minúsculas y puntuación impecable y, además, hacía gala de una fina cortesía al escribir. Ese día empecé a descubrir a Lolita, a conocer esa tenacidad que pone de manifiesto cuando algo se le monta entre ceja y ceja, a aprender que es capaz de insistir en algo una y otra vez –como Juan y el Preguntón–, y tantas como sea necesario hasta que logra asir y comprender el concepto, porque de ahí en más empezó a preguntarme cómo era eso de editar el libro y "porqué esto" y "porqué lo otro"... y así continuó hasta darse por satisfecha. Hasta ese momento, para mí, la situación aunque inusual, era tan protocolar como con cualquier otro autor adulto.
Si algo no se me cruzó por la cabeza en esos primeros días fue que en ese momento mi vida iba a dar un vuelco trascendental y que empezaba esta historia que ya lleva, desde ese momento más de tres años.
Mi último matrimonio había derrapado por la abrupta cuesta del fracaso a tal velocidad que cuando quise darme cuenta, me sorprendió el hecho de que me había quedado solo. He de ser sincero: más de una vez convoqué a los demonios de la soledad, harto de peleas y momentos displacenteros y los muy condenados parecen haberme escuchado, porque cuando la soledad llegó, vino en tropel y toda de golpe, ya que mis hijos empezaron a irse de casa, a vivir sus vidas y ahí sí que conocí el verdadero significado del "estar solo".
Recuerdo haber tocado el tema en mis sesiones de terapia y haber aceptado que tenía que aprender a estar solo porque no sabía. Si bien lo había estado por momentos, en realidad desde mi casamiento, en los difíciles y turbulentos ’70, me lo había pasado rodeado de gente.
No quiero dar la lata con mi historia pre-Lolita, de modo que menciono que en ese 24 de julio de 2007, había terminado yo hacía poco tiempo una atormentada relación –complicada y embrollada desde el principio–, con una mujer bastante desquiciada y manipuladora, del tipo engañadora, de las que revelan su verdadera personalidad una vez que ya te tuvieron todo descalzo en su cama. De las culpógenas que tratan de echarle la culpa a los demás para no hacerse cargo de la propia responsabilidad y cuya estrategia más eficaz consiste en victimizarse para tocar la compasión del otro y una vez que consiguió lo que quería, ¡Zas!, te la da por el coco y empiezan los interminables pases de factura.
Harto de escenas de celos infundadas, de discusiones estériles y de decenas de llamadas telefónicas cotidianas que me distraían de mi trabajo, un día dije “¡Basta!”. Claro que la señora no se dio por enterada y siguió insistiendo día tras día, usando toda la batería de recursos: el reproche, el perdón, la lástima, la seducción, la histeria, el “refriegue facial” (mostrar cuántos admiradores supuestos o reales tenía), la falsa devoción, el declamar la amistad y el cariño que no sentía, y esas frases grandilocuentes del tipo “cambiaste mi vida”, “te entregué mi corazón”, acompañadas de un sinfin de escenas propias de culebrones centroamericanos.
Debo admitir, para ser justo, que en algún momento me ayudó (y se lo agradecí), del mismo modo que yo la ayudé a ella aunque no supo ni siquiera apreciar los esfuerzos que hice para que pudiera conservar la imagen de mujer-mamá ante sus propios hijos, que se sospechaban que yo era más que un amigo y que algo olía a podrido en Dinamarca.
Ese frío 24 de julio –el año que nevó en Buenos Aires–, a mis cincuenta y siete años estaba yo dedicado a trabajar como director literario y a cargo de una tutoría de posgrado y me había jurado y perjurado que no quería más despelotes con mujeres. ¡Basta-basta-basta! ¡Se acabó!
Leyendo un post titulado “La otra cara de la moneda”, en el blog de Lady Baires, encontré la mejor definición de tantos hombres de mi generación –y de por lo menos dos siguientes–: “... los hombres que no buscan nada... ". En ese invierno de hace tres años, yo era uno de esos hombres que no sólo no buscaba sino que tampoco esperaba nada más de la vida.
Y aquí viene a cuento un recuerdo que tengo de la adolescencia: fue en una de las excepcionales ocasiones en las que se me ocurrió pasar a buscar por su trabajo a mi padre –con el que me llevaba bastante mal–, de regreso un viernes a la tarde para disfrutar del sacrosanto franco del cadete, y poder volver juntos a casa.
Esa tarde justo lo encontré cuando estaba por salir para ir a atender a una de sus pacientes, una señora mayor, una de esas viejitas paquetas de la familia de estirpe, y me preguntó si quería acompañarlo, que no le llevaría mucho tiempo y después podríamos regresar juntos.
La venerable anciana (cuyos datos me reservo porque el apellido es muy conocido), tenía ya más de ochenta años, aunque mantenía ese porte y esa actitud de los que han vivido en la opulencia y han aprovechado las enseñanzas de la vida y nos recibió con suma cortesía. En cierto momento en que nos quedamos a solas ella y yo mientras la mucama acompañaba a mi padre a la cocina del petit hotel en el cual vivía, la viejita me miró a los ojos. Aún hoy, recuerdo esa mirada intensa. Esos ojos azules que eran mansos pero en los que destellaba una aguda inteligencia y algo indefinible, algo más que en ese momento en que conversábamos de temas triviales como los estudios o el clima –piénsese que por esos días era yo un adolescente de la misma edad de Loli– no supe discernir qué era. Con el tiempo me di cuenta que los ojos de esa mujer ya anciana parecían hurgar dentro de mí... o por lo menos así recuerdo haberlo sentido.
De pronto alargó sus dos manos sarmentosas de uñas prolijas y manicuradas hacia mí.
–¿Me das la mano derecha? –dijo.
Me sorprendió, sí, pero no me negué y se la extendí.
–Ahora la otra –dijo, después de mirar un instante la palma extendida.
Le extendí la mano izquierda abierta, con la palma hacia arriba, la tomó entre las suyas y empezó a observar primero y luego a recorrer con su índice ciertas líneas cuyo significado yo desconocía.
–¡Qué vida vas a tener, hijo! –dijo después de mirar unos minutos, dando un respingo, como de impotencia por tener la potestad de ver, pero la imposibilidad de hacer nada para modificar lo que ve.
–Vas a ser amado por las mujeres, aunque sólo algunas pocas van a aprender a amarte bien.
Imagino que yo debía estar mirándola con la incredulidad dibujada en mi cara, pero a ella pareció no importarle.
–Y vos vas a quererlas, pero durante toda tu larga vida vas a estar buscando ese amor que te ponga la existencia de cabeza, que te sacuda, que te estremezca, que te tenga todo el día pensando en la persona amada y que te despierte todas las contradicciones con las que tenemos que cargar en esta vida, por el sólo hecho de ser humanos e imperfectos.
–Mhh-hh.
–Pero vas a tener que ser muy, muy paciente si querés encontrarlo.
–¿Por qué?
–Porque va a tardar en llegar. Va a tardar mucho. Cuando aprendas a amar en serio, cuando hayas conseguido paciencia y prudencia y a la vez conserves esta energía y este entusiasmo de la juventud que tenés ahora, pero que no dejás que cualquiera descubra.
En ese momento lo que me decía esa anciana no debió haberme gustado del todo, porque había dado en el clavo, revelando uno de los aspectos más reservados y secretos de mi persona. No sé si lo sentí o si hoy creo que lo sentí, pero era como ella decía. Admito, mea culpa, que en mi matrimonio y después, si bien quise a las mujeres que pasaron por mi vida, a algunas más y a otras menos, no me entregué del todo. Siempre reservé un lugarcito para preservar a aquel niño sensible y cariñoso que fui una vez, que estaba lastimado, para que no lo dañaran más.
Me pidió que cerrara la mano y miró el puño, del costado del dedo meñique y, sin soltarme la sostuvo con una de las suyas y me dio unas suaves palmadas con la otra, meneando la cabeza.
–Entre cinco y... siete... –dijo y otra vez me escudriñó con esos ojos vivaces.
–¿Cinco y siete qué?
–Hijos. Los hijos que vas a tener.
No sé si pensé "Esta viejecita está más loca que un plumero", pero me acuerdo que me dijo muchas cosas más que me quedaron grabadas en la memoria y, hasta el día de hoy, la mayoría se transformaron en realidad, como si aquella anciana hubiera sido una pitonisa que pudiera ver el futuro.
Porque hasta la fecha, soy padre de cinco hijos y sé que no hay ninguno que pueda aparecer de sorpresa, de manera que, si la maestra de primero inferior no me engañó, quizás estén faltando dos en la cuenta.
Claro que mucho de lo que la viejita paqueta dijo en aquella tarde de viernes lo he olvidado, porque la mente parece ensañarse con los recuerdos de la adolescencia, quizás porque es una de las épocas más difíciles que tenemos que transitar los seres humanos.
Pero hay algo de aquella PROFECÍA que resultó tan cierto como que el Sol siempre sale por el Este o que lo único verdadero en este mundo no es producto de nuestro intelecto, sino del corazón.
El amor tardó en llegar. Hoy, puedo asegurarlo.
Llegó, después de muchas vicisitudes, desengaños, alejamientos dolores y duelos, y también de alegrías y momentos inolvidables. Llegó de la mano de esa chiquita sorprendente que hace tres años y un mes escribió un correo electrónico buscando un editor para su libro.
Llegó, a mis cincuenta y siete años, de la mano de Loli...

El Profesor

27 comentarios:

  1. Me encanta la idea,insisto!
    Es una historia realmente maravillosa,no tenia idea de todas las vueltas que habrán dado los dos antes de que la vida los una,desde hace 3 años y hasta ahora!
    Un beso! y espero mas de esta historia!! :)

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  2. ¿Es necesario acaso profesor comentar este hermoso relato?

    Profe, es demasiado, demasiado mistico!! Hermoso!

    Es como una potencia de lo que ya es y se construyo sin pensar seguramente en aquellas palabras. Ojala que los 2 que faltan a su cuenta sean del vientre de Lolis en su momento adecuado.

    Sigo leyendo, al pie del cañon. Emocionada, hasta las lagrimas sepalo! Besotes!

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  3. Nerea:
    Si no tenías idea de las vueltas que dimos, tenés mi palabra que te vas a enterar. :)
    Gracias por tus comentarios y sí, cada dos días, publicamos un post. Una vez Loli, y después yo.
    Un beso para vos,

    El Profesor

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  4. Cami:
    Lo que ahí está escrito es lo que retuvo mi memoria de aquella viejita paqueta y sorprendente. Creo recordar que me dijo otras cosas pero o no las escuché, o sólo perduraron las del relato.
    Sí te digo que de lo que recuerdo, ocurrió todo. ¿Cómo lo sabía ella? No sé.
    Quizás aún en el libro de la vida, haya escrito algún plan que nunca imaginé que iría a vivir en esta etapa de mi vida.
    Gracias por tus comentarios y deseos.

    El Profesor
    ¿Una Carilina para las lagrimitas? :)

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  5. Me emociona la historia!
    Anote ciertas cosas para comentar... Lo primero es la curiosidad de las personas... cuando dice que Lolita le preguntaba todas sus dudas sobre la edicion y la publicacion de los libros. Lo entiendo totalmente, si algun mal tengo es mi excesiva curiosidad... aunque me gusta ser curiosa!
    Despues lo que dice que ya estaba "desilusionado" y que no esperaba mas nada de la vida... es totalmente comprensible despues de vivir muchas experiencias y muchas no son del todo agradable uno se decepciona facilmente.
    Lo del amor tardio... a veces tiene sus ventajas pero mientras leia no pude evitar pensar que si bien usted ya estaba preparado Lolita quizas no... ella a lo mejor no contaba o cuenta con todas las experiencias que usted!
    LA señora que en su momento le leyo la mano y le dijo como iba a ser todo le dijo que usted cuando conociera el amor de su vida ya iba a haber aprendido a amar... asique mi duda sigue en pie... no dudo de las enseñanzas adquiridas por Lolita pero me queda la duda.
    Y lo otro que me quedo fue lo de los recuerdos... yo pienso que si bien los recuerdos con el tiempo se evaporan... las cosas que nos quedan muchas veces son las que mas nos importaron o nos tocaron.

    Bue eso es todo... espero las otras partes.
    P/d: Perdon por los errores ortograficos... la compu esta medio loca y no me lee los acentos entre otras cosas.

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  6. AntOch:
    A ver, vamos por partes:
    No es una crítica por la curiosidad lo que expresé. Más aún, la creo necesaria. Yo mismo fui como fui y soy como soy porque creo que nací curioso, me formé curioso y sigo siendo curioso.
    La curiosidad llevó a los Presocráticos a preguntarse cómo era eso de la naturaleza... y así comenzó la filosofía que es curiosa por definición porque no busca respuestas, sino que se hace preguntas. Es decir, me fascina y me divierte que Loli sea curiosa.
    Respecto de mi actitud cuando Loli apareció en mi vida mi actitud, más que de desilusión, era de hartazgo. Es cierto que tenía la sensación de no esperar más nada de la vida pero, en realidad, creo que esperaba un... ¿milagro?
    Es cierto que Lolita no estaba preparada, creo que fue aprendiendo a reconocer lo que le pasaba, lo que sentía y lo que vivía en estos tres años. ¿Que contribuí a ello? Creo que sí. En todo caso, le hizo bien y no sólo para la relación conmigo, sino para todo el resto de su vida.
    Sólo quien ha aprendido a amar bien, puede transmitirlo a otra persona. Nadie le puede dar a los demás lo que no tiene para sí. ¿Lo había pensado?
    Hay recuerdos de hechos que en su momento nos marcaron tanto, que quedan fijos e indelebles en la memoria. Creo que si pudiera materializar con palabras a esa señora de la sociedad, sus gestos, sus palabras, conseguiría mostrarla tal como la recuerdo, con las palabras que más huellas me dejaron.
    Y para terminar esta respuesta, le sugiero que junte paciencia porque la historia va para rato. Imagínese: queremos hacer de esto un libro y tenga en cuenta que acá sólo vamos a contar una parte de la historia. Hay otras, que serán sorpresa y esperamos que cuando el libro aparezca, lo compren para enterarse. :)

    El Profesor
    PD: No se haga problemas por los errores, que no estoy acá para hacer de editor (aunque Marga me haya adoptado como tal). :)

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  7. AntOch:
    A ver, vamos por partes:
    No es una crítica por la curiosidad lo que expresé. Más aún, la creo necesaria. Yo mismo fui como fui y soy como soy porque creo que nací curioso, me formé curioso y sigo siendo curioso.
    La curiosidad llevó a los Presocráticos a preguntarse cómo era eso de la naturaleza... y así comenzó la filosofía que es curiosa por definición porque no busca respuestas, sino que se hace preguntas. Es decir, me fascina y me divierte que Loli sea curiosa.
    Respecto de mi actitud cuando Loli apareció en mi vida mi actitud, más que de desilusión, era de hartazgo. Es cierto que tenía la sensación de no esperar más nada de la vida pero, en realidad, creo que esperaba un... ¿milagro?
    Es cierto que Lolita no estaba preparada, creo que fue aprendiendo a reconocer lo que le pasaba, lo que sentía y lo que vivía en estos tres años. ¿Que contribuí a ello? Creo que sí. En todo caso, le hizo bien y no sólo para la relación conmigo, sino para todo el resto de su vida.
    Sólo quien ha aprendido a amar bien, puede transmitirlo a otra persona. Nadie le puede dar a los demás lo que no tiene para sí. ¿Lo había pensado?
    Hay recuerdos de hechos que en su momento nos marcaron tanto, que quedan fijos e indelebles en la memoria. Creo que si pudiera materializar con palabras a esa señora de la sociedad, sus gestos, sus palabras, conseguiría mostrarla tal como la recuerdo, con las palabras que más huellas me dejaron.
    Y para terminar esta respuesta, le sugiero que junte paciencia porque la historia va para rato. Imagínese: queremos hacer de esto un libro y tenga en cuenta que acá sólo vamos a contar una parte de la historia. Hay otras, que serán sorpresa y esperamos que cuando el libro aparezca, lo compren para enterarse. :)

    El Profesor
    PD: No se haga problemas por los errores, que no estoy acá para hacer de editor (aunque Marga me haya adoptado como tal). :)

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  8. E-X-C-E-L-E-N-T-E!
    No tengo mucho para decir, solamente firmo para que sepan que acá estoy al pie del cañón ansiosa por leer el resto de la historia!

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  9. ¡Qué linda historia la de la señora que le leyó la mano! Me da la impresión de que está historia que están viviendo ustedes ya estaba pensada en la Historia, que se esforzó en juntarlos, que no fue casualidad.
    Ya empiezo a disfrutar de su libro.
    Pregunta: ¿y Lolita publicó el libro de autoayuda?

    Cariños a los dos.

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  10. ya no puedo guardarmelos.
    paso por aca cada dos dias, quiza tres. me gusta muchomuchisimo leer su historia, me sorprende, me llena de ternura, me sonrio ... me encanta!!
    los abrazo ambos desde lejos, esperando siempre saber mas de esta historia pura y hermosa (:

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  11. Gran Diosa:
    Gracias, gracias, gracias :)

    El Profesor

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  12. Marga:
    Para coincidencias, son muchas, ¿no? Además está el día del cumpleaños (el mismo día).
    Por cierto, descreo de las coincidencias.
    ¿Si Loli publicó el libro? Claro. Y tuvo la sorpresa que cuando terminó ese año, el día de la ceremonia, lo dijeron publicamente en el colegio y recibió la felicitación de profesores, directivos, compañeros y padres de los chicos. Ella dice que fue una de las sorpresas más gratas de su vida.

    El Profesor

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  13. Macarena:
    No se reprima, expréselo, suéltelo. Eso: inhale, exhale, inhale, exhale... Jajaj :)
    Gracias por lo que escribe. Es una hermosa caricia para ambos.

    El Profesor

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  14. hace poco que llegué a este espacio, y me atrapó.
    quiero conocer toda la historia, que me resulta fascinante, única!
    seguiré las entradas, y por el momento no tengo preguntas. creo que los post, irán dando las respuestas a mis interrogantes.

    los felicito por apostar al amor!!
    kissesss a ambos.

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  15. una gota de agua empieza un aguacero... y si te cae en la frente? fuiste el que más se mojo?

    deshora.

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  16. deMónicamente:
    Gracias por lo que nos dice.
    Iremos contando, desde las dos ópticas, nuestra historia. Quizás no con tanto detalle como en un libro, pero en esencia lo que pasó.
    Pero si tiene preguntas, no se reprima, ¿eh? Pregunte, pregunte nomás. :)

    El Profesor

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  17. Qué linda entrada.
    Profesor, como gran buscadora del amor que soy, y sin bajarme de él, este post me encantó y me sentí altamente identificada con muchas situaciones, como por ej su última pareja. También pasó por mi vida alguno que otro hombre así, es decir que esas conductas no son propias del género femenino.

    Y la historia de la viejita es realmente atrapante.

    Maravilloso que haya encontrado el verdadero amor después de varias vueltas y que hoy lo esté viviendo a full!!

    Dicen que la felicidad son "sólo momentos", y ustedes han encontrado una vida colmada de felicidad. Superaron esa premisa!! Bien vale reconocerlo.

    Pero con mucha inteligencia también supieron que ese era el tren correcto y a él se subieron sin perder el tiempo.

    Muchas gracias por mencionarme!

    Besos para los dos.

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  18. Lady:
    No tenga dudas. Si algo he aprendido en estos sesenta años, es que el amor son "momentos". Momentos indelebles, estremecedores de tan intensos, de una plenitud indefinible. Creo que son esos momentos que hacen que podamos justificar nuestro paso por esta vida.
    El resto, comparsas. Guarniciones de la piece de resistance, del plato principal de la existencia humana.
    Pero si bien es cierta la instantaneidad del amor, no es menos cierto que con el paso de los años, si uno aprendió las lecciones de la vida, puede hacer que esos puntos se sucedan, uno tras otro, amortiguando el efecto de los momentos poco gratos y agregándole un poco de condimento a la cotidianeidad, que es la verdadera asesina del amor.
    ¿Se acuerda que le enseñaron en primer año del secundario que la recta es una infinita sucesión de puntos? Pues se me ocurre que la vida es una finita sucesión de instantes. De modo que, más vale aprovecharlos, ¿no le parece?
    Y no tiene nada que agradecer, Lady. Descubrí en esa entrada suya que mencioné, esa perfecta definición del hombre de nuestro tiempo. El que a costa de correr detrás de las cosas, se olvida de los sueños en un recodo del camino y después, cuando quiere recuperarlos ya no puede volver a encontrarlos.
    La señora de la sociedad que mencioné hace rato que está viendo fertilizar narcisos del lado de la raíz, pero si su espíritu inquieto anda de acá para allá husmeando entre nosotros, los humanos, debe sentirse gratificada con el hecho que no me haya olvidado de ella después de tanto, tanto tiempo.
    Gracias por su reflexión, Lady.

    El Profesor

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  19. Volver, y encontrarme con esto es, sencillamente, esperanzador... y gracias por el regalito! (yo siempre tarde... pero seguro!)

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  20. ¡Apareció La Solitaria! :)

    Gracias por el comentario y no tiene por qué por el premio.
    Va a poder seguir leyendo.
    ¡Y ahora tenemos Facebook! :)

    El Profesor

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  21. Felicitaciones por el facebook!!! Ya era hora che qe se acoplaran a la moda blogueril de qe cada blog tiene su face-book.

    No se puede escribir en su muro!!! Es intencional?? Jejej

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  22. CUÁNTO HACÍA QUE NO PASABA POR ACÁ!
    UN PLACER LEERLOS, COMO SIEMPRE.

    ESPERO QUE ESTÉN BIEN LOS 2, UN BESO GRANDE, http://malatendida.blogspot.com :)

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  23. Cami:
    Hace un año aproximadamente Loli abrió un FB... ¡Pero nos hicieron censura!
    Verás que está a nombre de El Profesor.
    Y respecto de las publicaciones en el muro, ahí está la tuya y la agradecemos, querida amiga nuestra.
    Besitos de

    Loli y El Profe

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  24. ¡Gracias, Mal atendida!
    El placer es nuestro que pase por aquí. Unase al FB también si quiere.
    Besos de los dos

    El Profesor

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  25. Tiene FB el blog?? Ya le mando solicitud!!!!

    Ahijado, hermoso post!!!
    Corro con ventaja con alguna parte de la historia, jajajajaja!!! Pero no contó la de la doña paqueta!!!

    Sabe??? Me quedé pensando... 5 y 7...

    Cinco hijos tuvo, pero 5 y 7 da 57; la edad en la cual conoció a su amor Loli!!!

    Le dejo un beso grande!!!

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  26. Que buena historia... tardó en llegar pero llegó.
    Creo que como vos, busco ese amor que te ponea la existencia de cabeza y te sacude, lo demás no cuenta. No paro hasta llegar a ese, lleve lo que lleve.
    Que bueno que finalmente llegó.
    Valió la pena la espera.

    un beso

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Lolita y El Profe