–Mi vida, mirá… se alquilan cabashitos.
–Sí, Loli. Después de almorzar, si querés, venimos y vamos a hacer una cabalgata.
–¿En serio?
–¿Alguna vez bromeo yo?
– Mjm… No.–(…)
–Sí, Loli. Después de almorzar, si querés, venimos y vamos a hacer una cabalgata.
–¿En serio?
–¿Alguna vez bromeo yo?
– Mjm… No.–(…)
(Aproximadamente dos horas después)
–Gordi… ¿seguro que querés andar a cabashito?
–Sí, Loli.
–Pero… ¿vas a poder después de almorzar?
–Loli, corazoncito… ¿qué tiene que ver almorzar con montar a caballo?
–Y... no sé, a lo mejor te dio modorra.
–Nah, dale, vamos.
–Sí, Loli.
–Pero… ¿vas a poder después de almorzar?
–Loli, corazoncito… ¿qué tiene que ver almorzar con montar a caballo?
–Y... no sé, a lo mejor te dio modorra.
–Nah, dale, vamos.
Y allá fuimos, con El Profe, hacia el lugar donde habíamos visto que alquilaban caballos (uno de mis placeres preferidos), a eso de las dos y media de la calurosa tarde del domingo en Capilla del Monte.
–Mi vida… ¿seguro que sabés andar a caballo?
–Sep.–¿Cuánto hace que no montás?
–¡Uf! ¡Un montón de años, Loli!
–¿Y vas a poder?
–Loli, Loli, montar un caballo es como andar en bicicleta. Lo hacés una vez, y otra y otra, y no te olvidás más.
–Mjm…
Después de la caminata, pasando por la Iglesia que dio el nombre a la localidad, llegamos a donde estaban los paisanos que alquilaban los caballos. Uno se acercó y nos preguntó:
–¿Los dos?
–Sí. ¿Cuál me va a dar? No quiero que el caballo sufra el peso –dijo El Profe.
–¿Le parece este tostado? –dijo el paisano, mirándolo, como si lo evaluara.
–Me parece –contestó él y sin más comentarios puso un pie en el estribo correcto y se montó sobre el cojinillo sin poblemas.
–Traele la yegua mora a la señorita –le dijo el paisano a uno de los chicos que estaban con él.
–Gordi… –le dije al Profe, que estaba montado sobre el tostado, derechito, seguro, agarrando las riendas con una sola mano, como sólo hacen los que saben–, cuidado… Mirá que hace mucho que no andás a caballo y…
–Loli, mi amor, tranquila, ¿sí?
–Mi vida… ¿seguro que sabés andar a caballo?
–Sep.–¿Cuánto hace que no montás?
–¡Uf! ¡Un montón de años, Loli!
–¿Y vas a poder?
–Loli, Loli, montar un caballo es como andar en bicicleta. Lo hacés una vez, y otra y otra, y no te olvidás más.
–Mjm…
Después de la caminata, pasando por la Iglesia que dio el nombre a la localidad, llegamos a donde estaban los paisanos que alquilaban los caballos. Uno se acercó y nos preguntó:
–¿Los dos?
–Sí. ¿Cuál me va a dar? No quiero que el caballo sufra el peso –dijo El Profe.
–¿Le parece este tostado? –dijo el paisano, mirándolo, como si lo evaluara.
–Me parece –contestó él y sin más comentarios puso un pie en el estribo correcto y se montó sobre el cojinillo sin poblemas.
–Traele la yegua mora a la señorita –le dijo el paisano a uno de los chicos que estaban con él.
–Gordi… –le dije al Profe, que estaba montado sobre el tostado, derechito, seguro, agarrando las riendas con una sola mano, como sólo hacen los que saben–, cuidado… Mirá que hace mucho que no andás a caballo y…
–Loli, mi amor, tranquila, ¿sí?
Me trajeron a la yegua mora, que parecía ser más buena que Lassie con bozal y vacuna antirrábica (aunque con los caballos de la Sierra nunca se sabe) y el Profe me miró y me preguntó:
–¿Lista?
–Mjm… Sssiii
–Dale, vamos –dijo, taloneó apenas al tostado y salió al trotecito corto.
–¿Lista?
–Mjm… Sssiii
–Dale, vamos –dijo, taloneó apenas al tostado y salió al trotecito corto.
Mi yegua, a diferencia del cabashito de él, no quería hacerme caso, así que el paisano le hizo una seña al chico, que montó un alazán de un salto y como por milagro hizo que mi yegüita se moviera.
El Profe fue todo el tiempo delante de nosotros, escuchando y haciendo caso a las indicaciones del chico que nos decía por dónde teníamos que ir.
De pronto se dio vuelta, me miró y sonrió. Con esos ojos de chiquito travieso que tiene cuando está por hacer algo que me va a sorprender y, sin pegarle con las riendas, le dijo al caballito algo así como: “¡Hooo… hoo!” y salió al galope, dejándonos atrás.
Lo miré, montado en ese tostado con una mancha en la grupa, y no lo podía creer. En ese momento me acordé de lo que me había contado una vez: que la madre de él decía que parecía un granadero arriba de un caballo.
Era cierto.
Al galope, estaba derechito, derechito, como si el caballo no estuviera moviéndose. Cuando tiraba un poco de las riendas, y lo hacía ir al trote, se movía al compás de la monta. Al paso, seguía erguido y derechito, como hacen los que sí saben cómo.
Nos dimos una vuelta como de media hora –ambos estábamos en short y el cojinillo raspa–, y volvimos “pa’ la querencia”, después de una agradable cabalgata por los caminos arbolados hasta La Toma, y vuelta.
El Profe fue todo el tiempo delante de nosotros, escuchando y haciendo caso a las indicaciones del chico que nos decía por dónde teníamos que ir.
De pronto se dio vuelta, me miró y sonrió. Con esos ojos de chiquito travieso que tiene cuando está por hacer algo que me va a sorprender y, sin pegarle con las riendas, le dijo al caballito algo así como: “¡Hooo… hoo!” y salió al galope, dejándonos atrás.
Lo miré, montado en ese tostado con una mancha en la grupa, y no lo podía creer. En ese momento me acordé de lo que me había contado una vez: que la madre de él decía que parecía un granadero arriba de un caballo.
Era cierto.
Al galope, estaba derechito, derechito, como si el caballo no estuviera moviéndose. Cuando tiraba un poco de las riendas, y lo hacía ir al trote, se movía al compás de la monta. Al paso, seguía erguido y derechito, como hacen los que sí saben cómo.
Nos dimos una vuelta como de media hora –ambos estábamos en short y el cojinillo raspa–, y volvimos “pa’ la querencia”, después de una agradable cabalgata por los caminos arbolados hasta La Toma, y vuelta.
Esta foto se la tomó el paisano que nos alquiló los caballos.
Cuando volvíamos caminando hacia el centro, lo miré y sentí admiración, porque era verdad que sabía montar como un paisano de esos y apenas me lo había mencionado, alguna vez, como una anécdota recordando a su mamá. Además, como se dio cuenta que yo no sabía correr al caballo como él, se privó del placer de cabalgar como le gusta, para que no me pasara nada.¡
Y yo que tenía miedo que le pasara algo a él!
Era cierto, nomás.
Parecía un Granadero.
Lolita.
Cuando volvíamos caminando hacia el centro, lo miré y sentí admiración, porque era verdad que sabía montar como un paisano de esos y apenas me lo había mencionado, alguna vez, como una anécdota recordando a su mamá. Además, como se dio cuenta que yo no sabía correr al caballo como él, se privó del placer de cabalgar como le gusta, para que no me pasara nada.¡
Y yo que tenía miedo que le pasara algo a él!
Era cierto, nomás.
Parecía un Granadero.
Lolita.
Que lindo es sentir esa admiración
ResponderEliminarLoli, me pasa seguido..
Y que lindo volver a verla por aca. Últimamente sólo se veía al Profesor..
Te mando un beso grande mujer de armas llevar como dice un amigo. Te admiro en mil sentidos
Besos, de Eleanora Rigby
Auu.. qué lindo! Caballitosss!
ResponderEliminarPor acá cerca de mi casa está el parque de La Marqueza, también alquilan caballitos, es muy bonito lugar, nunca me he podido subir a uno.Siempre he dicho que el dia que me suba a un caballo lo voy a hacer correr, y correr y correr, y correr, y no detenerme hasta que ya esté muy lejos de aquí...
En fin, sueños guajiros los mios, je.
Bendiciones a ambos.
Que linda sorpresa che! Este Profe es una caja de pandora!
ResponderEliminarPor lo menos estuvo la tranquilidad y el placer de pasar tiempo juntos y en paz.
Un besito Loli! :)
Hay Loli , Loli , porqué será que a los de mas de cincuenta , ya no nos confían tanto ? ,como dice el Profe , lo que se aprnde de chico no se olvida , muy bien por tí querer cuidarlo , pero sabes? no nos rompemossssss , seguimos siendo de carne y hueso , jajajaj.Hermoso paseo , me diste ganas de salir a Cabalgar , le voy a decir al Santo mío , quizas lo convensa , yo monté mu primer cabashito a los 5 años, que placer.
ResponderEliminarSaludingui
Cris//mujeresdesincuentay
¡Qué lindo relato! Yo los admiro a los dos.
ResponderEliminarMi primera y única experiencia fue digna de no ser contada, por eso la cuento. En la cabalgata en Bariloche subí (me subieron) a un caballo que no quiso salir. Yo no supe convencerlo y me perdí la cabalgata. Cuando se fueron todos me ayudaron a bajar.
Cariños a los dos.
ay que lindo un paseo a caballo. y muy bien eso de pedir que no sufra el peso. ya que domesticamos animales salvajes, al menos respetemosle su capacidad...
ResponderEliminarbesos y que tengan un hermoso finde!
Ahh, pero qué bien la pasan!
ResponderEliminarMe encanta como disfrutan haciendo de todo un poco.
Que tengan un súper fin de semana.
Cariños par ustedes
qué lindo cabalgar!!!
ResponderEliminarqué bueno pasar una de esas lindas tardes en pareja!!!
buen finde.
kisses
Eleanora:
ResponderEliminarEso es lo mágico de nuestra relación: llevamos más de tres años y medio y no podemos dejar de sentir admiración el uno por el otro. Gracias por tus palabras, querida amiga. Un beso enorme!
LEVANIA:
Ese sueño es digno de ser cumplido! ¡Correr a caballo da una hermosa sensación de libertad que debe ser vivida al menos alguna vez en la vida!
Un beso grande!
Nerea:
Vos lo dijiste. Es una caja de pandora. Con el Profe nunca se sabe que sorpresa me espera a continuación... jeje
Un besito para vos!
Cris:
Jajaja! Bueno, che, yo tengo la obligación de velar por la seguridad del Profe, pero cada vez me doy cuenta de que puede hacer más cosas de las que yo imagino. ¡Siempre me sorprende con alguna nueva habilidad! :P
Marga:
¡Uy, que experiencia! Me imagino las ganas que le quedaron de montar a caballo después de ese día... :(
Cariños para vos.
Balovega:
ResponderEliminar¡Bienvenida! ¡Puedes venir y visitarnos cuando quieras! Un besito.
Ela:
Los caballitos parecían cansados, pero aguantaron bien el viajecito... de hecho cuando menos uno lo esperaba se ponían a galopar!Jeje
Un besito.
Lady Baires:
De eso se trata, de hacer siempre cosas diferentes... :)
Un beso grande!Espero hayas tenido un hermoso fin de semana!
Lolita.
El amor trae locura inevitablemente..y también cambia cosas de la persona,desde que llegó,muchas cosas en mi cambiarón y algún que otro patito se "piantó" de la fila.Eso se los firmo. jaja.
ResponderEliminarUn besote para ambos. ;)
Profe,leí los comentarios de más abajo recién!
ResponderEliminarCon respecto al Pela,y ese blog,el lo lee...no sé si siempre,o de vez en cuando,pero me hizo referencia a un tema de dudas que yo había tocado en una entrada que subí,cuando nos vimos a los pocos días después...uno de los factores por los cuales lo creé,fue que vea un poco más allá...esperemos que dé resultado..
Un besote a ambos.
Intenté sugerirlo, pero Dep está a full con su residencia de oftalmología. Por lo menos estoy con la conciencia tranquila, puse el pie en la pileta, pero el agua está helada, así que.. a esperar
ResponderEliminarBesos Loli y Profe. Siempre ustedes con sus palabras tan lindas y sus buenos augurios. Lo mejor para ustedes dos, personitas encantadoras
El amor trae incluso, estas sorpresas!!
ResponderEliminarsaludos Loli!
Y vos que te preocupabas tanto!!!
ResponderEliminarEs hermoso cabalgar, sentir la brisa en la piel!!! Es como ser libre!!!!
Cuando podemos, con Marinovio nos escapamos hasta las afueras, a un lugar que tienen sus padres y entre el sabor del campo junto a las cabalgatas matinales, te aseguro que vengo pila y media, jajajaa!!!
Te quiero ahijadita!!!!
Loli:
ResponderEliminarQue lindo que es cabalgar...Estaria para jugarle una carrera al profe con mi caballo, a ver si aguanta.
Lo lindo de cabalgar es que uno sólo esta con la naturaleza y nada más, sirve para pensar; sin preocuparse por nada.
No te preocupes Loli que todo se da al natural, divertite.
Besos,
Anjolie
Los caballos son tan preciosos, de los animales mas bellos del mundo.
ResponderEliminarNo me imaginaba al profe gordito, mas bien flaco jajaja
Loli, Profe:
ResponderEliminarTanto tiempo sin saber de ustedes! Puedo pedirles un favor? Me pueden ayudar a difundir mi nuevo blog?
www.lasfresasvanenlapiel.blogspot.com
Los espero por ahí!
Un beso a ambos.
María Magdalena.
Han conseguido que su historia me enamore!
ResponderEliminarContra viento y marea, hanpermanecido juntos.
Saludos Profe y Loli, de mi parte, les deseo lo mejor.
Ese profe, ¿qué no sabrá hacer?
ResponderEliminarBesos a ambos.
M. Magdalena.
Es cierto, nunca se olvida uno, es como andar en bici.
ResponderEliminarQue lindo paseo... la están pasando bomba!
un beso
JA! MIRALO AL PROFE NOMÁS, TODO UN GAUCHO DE LA LLANURA PAMPEANA, JAJAJA.
ResponderEliminarME ALEGRO POR USTEDES Y POR CÓMO AFIANZAN DÍA A DÍA SU RELACIÓN.
UN BESO GRANDE, http://malatendida.blogspot.com :)
Lilith:
ResponderEliminarEn este viaje conversé mucho con la hija de mi Profe. Ella me lo confirmó: él no es gordito, es robusto y concentrado a la altura de la pancita (Ji Ji)
Lolita
Nerea:
ResponderEliminarSí, el amor, cuando es amor, trae la locura de la pasión. ¡Qué lindo!
Lolita
Eleanora:
ResponderEliminar¡Qué dulce eso de "personitas encantadoras"!
Gracias
Siempre Ana Belén:
Es cierto: ¡El amor trae tantas sorpresas! :)
Madrina:
¿Pila y media? El Profe está tres pilas. ¡Y cómo me gusta!
Anjolie:
Después de lo que vi -te aseguro que no me lo había imaginado-, creo que correrle una carrera a caballo a mi Gordi, a lo mejor no es tan fácil, ¿eh?
Lolita
Kitty:
ResponderEliminarYa te agregamos -después de extrañarte-, entre los blogs que leemos habitualmente. ¡Gracias por volver!
Ana Belén:
Después de casi cuatro años que nos conocimos, acá seguimos, sí. Y descubriendo cada día, algo nuevo de cada uno.
Kitty/María Magdalena:
Deben existir un montón de cosas que El Profe no sabe hacer... Pero hace dos días comprobé que aunque le tiene idea a los celulares, es muy capaz de usarlos. ¡Y cómo mueve los deditos en el teclado! :)
Nadasepierde:
¡Uh! ¡Fue estupenda esa salida!
Mal Atendida:
Más que de la llanura pampeana, de las sierras cordobesas. Y eso que los cabashitos de acá son -como El Profe dice-, bastante mañeros.
Gracias a todas
Loli