lunes, 1 de junio de 2009

Máscaras

–Papi...
–¿Mhhh-hh?
–Me pasa algo…
–Ya me di cuenta. ¿Qué pasa, Loli?
–Algo raro.
–¿Raro como qué?
–Como que a veces tengo... no sé... mucho miedo.
–¿Miedo de qué, Princesita?
–No sé... Es como una tristeza que me da así, de golpe.
–Ah... ¿Y sabés por qué te da esa tristeza?
–No, Papi. No lo sé. Es como si tuviera fantasmas adentro de la cabeza.
–Ah, los fantasmas, claro. A ver: si cerrás los ojos, ¿qué ves?
–¿Qué veo cuándo?
–Cuando sentís que están esos fantasmas feos, horribles y muy crueles...
–Mmmm... veo como máscaras, Papi. Una se ríe, la otra llora.
–Ah, las máscaras, claro.
–¿Vos también las ves?
–A veces
–¿Y no le tenés miedo?
–A veces sí. Pero sé que es una ilusión, una imagen fea, entonces la alejo.
–¿Y podés alejarla?
–No es fácil, Loli. Pero sí, yo puedo alejarla. Me cuesta un poco de trabajo, a veces, pero sí. Las espanto.

–Cuando las veo me pongo triste...
–Sí, suele pasar, Loli. Pero no sufras tanto, a medida que vayas creciendo, vas a aprender que la tristeza es lo que te ayuda a vencer al miedo que te dan.
–¿La tristeza? ¿Me hace bien estar triste?
–No es tan así, Princesita, pero de alguna manera la tristeza, que es parte de nuestra naturaleza, es casi un recurso de autoprotección para esos fantasmas, esas máscaras. ¿Ves?
–¿Y por qué están ahí, en mi cabeza?
–¡Uh! No es fácil explicarlo pero... a ver. ¿Viste que los griegos tenían máscaras para el teatro?
–Ajá.
–¿Sabés qué “persona” en griego quiere decir “máscara”?
–No.
–La palabra griega es “prósopon”, que quiere decir “aspecto”. Por eso los griegos usaban la máscara para representar primero la tragedia y luego la comedia. ¿Ves?
–Mjm...
–¿Viste que cuando vamos a ver una peli a veces te da tristeza y te emocionás?
–Vos también, Papi... yo te vi.
–Sí, claro. Cuando vemos representado algo triste, nos emocionamos y se nos caen las lágrimas. Y cuando vemos algo que nos da mucha risa, pero mucha... también se nos caen las lágrimas, ¿verdad?
–Sipi.
–Bueno... las lágrimas, quizás, son las que marcan ese sutil límite entre la risa y el llanto. Entre la alegría y la tristeza. Entre la ventura y la desdicha.
–¿Y por qué nos pasa eso, Papi? ¿Por qué somos tan complicados?
–Porque somos humanos, Loli. Porque nos afecta lo que sucede a nuestro alrededor. Porque crecimos teniendo miedo y en ese momento, lo único que nos ayudaba a sentirnos seguros era mirar a nuestros padres. Y para los chiquitos lo que hacen los padres es palabra santa, mi vida.
–Pero los padres a veces se equivocan.
–Claro, son humanos, al fin y al cabo. Pero cuando somos chiquitos no podemos discernir que se equivocan. Tomamos sus actos como verdades absolutas, y se nos quedan grabadas... y esos actos se transforman en conductas, y tendemos a repetirlas. ¿Entendés?
–Mjm...
–De padres felices, auténticos, es muy difícil que crezca un niño infeliz, Loli. Pero si los padres no fueron felices, aunque no lo digan, lo muestran. Y nosotros, chiquitos como éramos, lo grabamos... y cuando somos grandes a veces tenemos la tentación de hacer lo mismo... aunque no nos guste. Aunque sepamos que nos hace daño.
–Ah.
–Se llama “sabotearse”, Loli. Nos podemos sabotear la felicidad, o el éxito en lo que hagamos. Podemos elegir una carrera que no nos gusta sólo porque creemos que es la que le hubiera gustado a ellos tener... ¡Ay, Loli! Los humanos somos tan complejos.
–¿Vos me querés decir que ser feliz es difícil, Papi?
–Algo así. Bueno... en realidad, sí. No es fácil ser feliz.
–¡Pero eso no es justo!
–Nadie te aseguró que este mundo lo fuera, Loli.
–¿Entonces la felicidad no existe?
–Sí, Loli. Tranquila, existe. A ver... veamos. ¿Viste que la música tiene silencios?
–Seee...
–¿Sabés por qué?
–¿Porque así la escribieron los compositores?
–No, mi vida. Porque los silencios son los que le dan el sentido. Si no existieran esos silencios ¿no te parece que sería una sucesión de ruidos inaguantables? A ver, tratá de imaginarlo...
–Ajá.
–Bueno, ¿ves? Con la felicidad, es lo mismo. ¿Si no existieran los momentos amargos, cómo podrías darte cuenta cuándo estás viviendo un momento grato? ¿No sería muy aburrido?
–Mjm... me parece que sí, ahora que lo decís.
–Entonces la vida nos pone por delante, a veces, a los fantasmas y las máscaras, para que nos hagan reflexionar y darnos cuenta qué es la alegría y qué la tristeza, ¿te das cuenta?
–Mjm...
(...)
–Papi...
–Sí, mi vida... ¿qué pasa?
–Abrazame más fuerte... Porque, ¿sabés? Cuando vos me abrazás, los fantasmas se van y no veo esas máscaras.
–Vení, Princesita. Metete acá, entre mis brazos, que vamos a espantar a esos fantasmas...
(...)
–¿Querés que te cuente un secreto?
–Shi, dale.
–Cuando yo era chico, en casa de uno de mis tíos, hermanos de mi mamá –el que te conté que tenía un hotel en Carlos Paz–, había unas máscaras como éstas, hechas en relieve en el living. Y cada vez que tenía que pasar por ahí, me daban miedo. Hasta que un día, se lo conté a mi abuelo, y el sonrió y me abrazó como yo te abrazo ahora y me dijo: “Vamos, vení conmigo que te voy a mostrar algo”.
–¿Y qué te mostró?
–Primero, que las máscaras eran de yeso. Después, me explicó esto de los griegos, ¿ves? Me dijo –y todavía me acuerdo–, que los griegos hacían eso, precisamente, para exorcizar los miedos en tiempos tan difíciles, porque no sabían todo lo que sabemos nosotros ni tenían todos los recursos que tenemos nosotros. También me dijo otra cosa...
–¿Qué te dijo?
–Que sirven para crecer, para darse cuenta que ser valiente no significa no tener miedo, sino tenerlo y vencerlo, Loli. Y que mejor que estar solo, es saber que alguien está ahí, respaldándote, aunque al miedo uno tenga que vencerlo solo.
–Papi...
–¿Qué, Loli?
–¿Me ayudás a darle patadones en el culo a los fantasmas?

El Profesor

9 comentarios:

  1. Todo lo que dice, Profe, es de una gran verdad.
    Pero lo vamos aprendiendo en la medida que crecemos. Y exorcizar los miedos, sacar coraje dentro de esos temores irracionales, es lo que nos hace valientes y fuertes, y nos preparan para enfrentar esta vida, que tiene esas cachetadas amargas pero también esas alegrías impensadas.
    Hermoso post!!!
    Los quiero mucho a ambos!!!!

    Besos a millones!!!

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  2. Es tan cierto...la tristeza para advertir los momentos chiquitos de felicidad...hoy estoy en esos días de ver tantos fantasmas internos, pasa que si no se los combate en serio resurgen al tiempo...me encantaría un abrazo tan dulce que espante un rato mis miedos y tristezas pero no lo consigo...y en compañía, doblemente triste... Que bueno que se comprendan en esta era de individualismo atroz.
    Besos a ambos!!

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  3. COMO DIJO UN VIEJO SABIO; TODO LO QUE HICE SIEMPRE FUE PARA DESCUBRIR EL ORIGEN DE MI TRISTEZA.

    BESOS

    VIRGINIA

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  4. Totalmente cierto, es la ley del yin y el yan... necesitamos lo malo para ver lo bueno, descubrir lo bueno para darnos cuenta de la existencia de lo malo... todo convive en nosotros y asi debe ser aunque a veces nos asuste.

    Besos a los dos

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  5. Las grandes lecciones siempre están a nuestro lado, en boca de aquellos seres que han aprendido a escuchar, a entender y a transmitir lo aprendido.

    Este es un gráfico caso y me alegro por eso.

    Y si necesitan algún zapato más para la patadas traseras... cuenten con mi sabiduría de delantero con alfato de gol.

    Besos y abrazos sin máscaras para los dos

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  6. Es así, como dice usted, valiente no significa no tener miedo, sino tenerlo y vencerlo!

    Saludos!

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  7. Soy bruto para decir lo que siemto, que me gusta el blog, que me gusta lo que escriben, aunque paresca tartamudo me agradan.

    yo creo que los miedos pueden venserse, es enfrentarlos dia con dia

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  8. profesor los consejos sobre salud los hice proque yo cuido de un viejito que es mi abuelo, no lo hice por molestar. Tengo 19 años casi 20.

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  9. Paula:
    La vida, con sus momentos gratos e ingratos, de todos modos es una maravilla y cada día tiene su propia pena y su propia alegría. Quizás la sabiduría resida en disfrutar la alegría de manera de poder sobrellevar la pena. Y siempre, siempre, la vida nos da sorpresas...

    Domina Your Obsesion:
    Una verdad como un templo, la del sabio, amiga.

    Sensaciones Encontradas
    El ser humano crece a fuerza de miedo, ese incansable enemigo del hombre. Pero así que se ha aprendido a vencerlo y mantenerlo a raya, ya nunca volverá a sumirnos en la desesperación, ¿verdad?

    Gastón:
    Vivir y no haber aprendido, no ha sido vivir sino discurrir. De modo que mejor ponemos lo que aprendimos sobre la mesa.
    Le tomo la palabra para los patadones, Gastón.

    Nancy:
    Tal cual, Nancy, tal cual.

    Adrian:
    No se haga problemas, hombre, que no nos tomamos a mal lo que escribió.

    A todos, gracias por sus comentarios,

    El Profesor

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