martes, 9 de febrero de 2010

¡Sos terrible... mente divertido!

–Papiiiiii!!!! ¡Levantate que hoy es día de excursión!
–Ñam, ñam… mmmhmm… ¿Qué hora es?
–¡Las siete y media! ¡No hay que perder ni un minuto! ¡Mirá qué hermoso sol hay afuera! ¡Hay que aprovechar el día!
–¡Ay, Dios! ¿No me dejás dormir un ratito más?
–No, Gordi. Hay que levantarse. Hay que lavarse la carita, bañarse y preparar todo.
–¿¿??
–Además hay que llegar a tiempo a la estación para tomar el micro cuanto antes.
–¡Pero Loli! ¡Pasan a cada rato!
–Cada media hora.
–Bueno… ¡Media hora más, media hora menos no le hace nada!
–Y hay que ir a tomar el desayuno, también.
–Uuufff… Bueno, ya me levanto.
Después de un rato, ambos estábamos listos para partir a un lugarcito de las sierras de Córdoba donde se ubican tres parques temáticos diferentes y donde, a pesar de que yo había ido en dos ocasiones hace tiempo, tenía la ilusión de volver con él.
Salimos, luego de tomar el desayuno servido por una de las malhumoradas dueñas del hotel (ése es tema para otro post) y nos dirigimos a la terminal de ómnibus que quedaba a pocas cuadras. Yo llevaba la mochila en la mano con todo lo que nos haría falta y estaba a punto de colgármela a la espalda cuando el Profe la agarró.
–¡Yo llevo la mochilita!
–Pero papi… ¿Vos con la mochilita? ¿Desde cuándo?
–Yo la quiero llevar. Ayudame a colgármela.
Y bueno, lo dejé. Me di cuenta de que estaba de excelente humor (estaba en uno de esos días tan geniales en que no para de hacerme reír con sus payasadas) y no quería ponerme a discutir por quien llevaba la mochila. Se la colgué y nos fuimos. Yo con nada y él cargado y con aspecto de alumno de primaria demasiado crecido.
No alcanzamos a dar diez pasos que algo nos detuvo en el camino: unos tentadores sándwiches de pan blanco y negro que se exponían en la vidriera de una panadería. Mi papi me miró cómplice y con una sonrisa me preguntó:
–Bebi…¿Qué vamos a almorzar hoy?
–Mmm… Allá seguro que todo está caro…si es que hay restaurantes. ¿Qué mejor que unos buenos sándwiches de miga?
Así que entramos. Durante unos diez minutos estuvimos a la espera de que alguien nos atendiera. Hasta que llegó de afuera una señorita.
–Buenasssss –Dijo mi papi, con ese silbidito tan simpático que hace con ayuda de los dientes y que a pesar de practicarlo todavía no me sale del todo. –¿Éstos de qué son? –Preguntó.
–De jamón y queso. Y aquellos de bondiola.
–¿Bondiola serrana o de la común?
–Si, bondiola salada.
Se rió.
–Si, ya sé, todas las bondiolas son saladas… Yo pregunté si es serrana.
La chica confesó que no tenía la menor idea pero el profe los compró igual. A mí me compró otros de jamón y queso.
De repente, me di cuenta que se había puesto a observar unas tentadoras facturas de hojaldre con manzanas arriba. Sin decir nada eligió una y la llevó en la mano hasta el mostrador.




Yo me fui acercando disimuladamente a la puerta mientras pensaba: “Ay, Dios, ¡ahora qué locura va a hacer!”. De pronto escuché:
–Voy a llevar ésta… ¿Me la puedo llevar puesta, entre pecho y espalda?
Me salió una carcajada que no pude reprimir.
La vendedora lo miró.
–Si…
Apenas terminó de decir esto, el Profe le pegó un generoso mordisco al alimento.
Pagó todo y luego nos fuimos.
Ahora la imagen era más graciosa aún: no sólo llevaba la mochilita sino que se iba zampando una masita por la calle, al tiempo que hablaba conmigo, sin ningún tipo de vergüenza. Mi papi es así…
Tomamos el micro y una hora después ya estábamos en nuestro destino.
Pasamos una tarde genial: paseamos por el parque temático, vimos hermosos animales, presenciamos un show de lobos marinos, un espectáculo de magia, recorrimos un laberinto de espejos, entramos al acuario, al serpentario y a la tienda de las abejas. (Donde me sugirió que quizás podría comprarse un frasquito de jalea real que según la guía que daba la explicación, tenía propiedades inigualables. ¿Qué hice? Se lo compré y se lo regalé).




Cuando terminamos con ese parque, y luego de un pequeño descanso y un refrigerio líquido, nos fuimos a la pileta del otro complejo, que tenía dos toboganes de agua por donde me tiré un millar de veces.
Volvimos cuando ya caía la nochecita en un cómodo micro.
–Papi…
–¿Si, Loli?
–¡Cómo me divertí hoy! ¡Gracias! ¡Me encanta que estés de tan buen humor!
–Yo también me divertí mucho, mi amor. No tenés que agradecerme. Soy así porque me siento feliz cada vez que vengo a Córdoba a estar con vos.
Nunca dejo de asombrarme y de agradecerle ese espíritu joven que tiene y esas energías que lo hacen ser un hombre tan particular y valioso. Y si, debo decirlo: mi Papi es tan único y especial…

Lolita

6 comentarios:

  1. Loli:
    ¿Bondiola salada? ¡Claro que la bondiola es salada, por definición!
    Y, hay que decirlo, esa tortita de hojaldre con manzana... me tentó. Quizás por el "generoso" desayuno de ese hotel que "No Da Mar" ¬¬
    Pero bueno, ése es otro tema.
    Debo confesarte que me quedé con las ganas de tirarme por el tobogán de agua... (Pero es que a esa hora hacía un piquitín de frío... ¡Brrrr!)
    Jajaj
    ¡Te acordás de todo, Bebi! :)

    Tu Profe
    ¡Mñuuuuuuuuacks!

    ResponderEliminar
  2. Hola lolita, es muy bonito salir de paseo con la persona amada, pues son momentos que duran para siempre en la memoria, algo así como pequeñas lunas de miel, tu entrada me trajo recuerdos muy bonitos de cuando visite Xcaret, en la Riviera Maya al lado de un hombre maravilloso, y que afortunadamente todavia estoy con el.

    ResponderEliminar
  3. hola Lolita, es bueno siempre que leo tu blog pienso en como se vive en tu pais, aqui ver a un hombre mayor con mochila al hombro y comiendo mientras camina, es aqlgo normal pues se vive muy rapido, las ciudades grandes o fronterizas le quitan la magia a la vida.

    ResponderEliminar
  4. I have been looking all over for this! Thank God I found it on Google.

    Thx

    SHARELL
    [url=http://topblog.ohlog.net/]he said[/url]

    ResponderEliminar
  5. Que bueno que en esa complicidad no falte el buen humor.

    En la entrada de más arriba me trajo nostálgia leer sobre Pekos, debe estar cambiado, hace bastante que no voy.

    Un beso

    ResponderEliminar

Puedes dejar aquí tu comentario, aunque te pedimos que si lo que piensas escribir está cargado de prejuicio a causa de no haber vivido una experiencia similar a la nuestra... lo pienses dos veces.

Haremos todo lo posible para que tu comentario te sea respondido a la brevedad.

Muchas Gracias.

Lolita y El Profe