LOS SUEÑOS Y LAS FANTASÍAS ADOLESCENTES SE HACEN REALIDAD CUANDO MENOS LO ESPERAMOS
sábado, 25 de septiembre de 2010
Diario de Lolita: La fuerza del amor
jueves, 23 de septiembre de 2010
Diario de El Profesor: Vacilaciones
Mensaje desde el corazón para mi nenita traviesa:¿Sabés? Más allá de los juegos y fantasías, mi pequeña princesita hermosa, siento por vos una gran ternura y a veces no sé cómo hacer para cuidarte.
La forma en que tuve que responderle a tu papá hoy no me hace bien, Cushita. A veces siento que ya estoy demasiado cansado para estas cosas. Y, sin embargo, no puedo dejar de pensar en vos... más allá de cualquier consideración de hombre-mujer.
Como vos escribiste, hasta que Dios diga cuándo tiene que terminar, sabé que aunque esté tan lejos y no te haya visto, de alguna manera muy extraña que no me había ocurrido antes, te quiero, dulce Frutillita.
Que tengas un buen descanso y un mejor despertar.
Cada día, vale la pena de ser vivido con sus alegrías y sus penas; con sus dones y sus vicisitudes.
Me digo, una y otra vez, que debe haber alguna razón que no conozco, que hizo que la vida me llevara hasta tu persona y a vos hasta la mía.
Tuyo,
Papi
Ahora, mientras escribo y antes de publicar esta nueva entrega, tomo conciencia que mañana es 24. Un nuevo 24, como aquel otro, cuando nuestras circunstancias se encontraron, a destiempo, y no por casualidad.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Diario de Lolita: Dispuesta a todo

“Querido diario:
Ayer estaba por escribirte pero no tenía fuerza de voluntad, estaba destrozada, como si me hubieran serruchado a la mitad.
Resulta que venía planeando todo desde el sábado pasado porque él me había dicho que vendría este fin de semana. Contaba los días que faltaban.
En mitad de la semana, me decía que venía, y ya al día siguiente que no sabía... que dudaba...
¿Cómo es posible que dude tanto? ¿Por qué no se decide de una vez?
Me dijo que si no venía no era por falta de dinero o por exceso de trabajo, sino por algo más profundo, más complicado. Me decía que él era responsable, que no quería hacerme daño, que pensaba en todas las consecuencias que esto podría tener para mí y para él... que podía yo encariñarme y después sufrir su ausencia... que lo pensaría y al día siguiente me comunicaría su decisión.
Me cansan un poco todas estas reflexiones ¿Acaso no entiende que lo amo y necesito tenerlo conmigo para abrazarlo cuanto antes?
Resultó ser que el jueves por mensaje de texto me partió el corazón. No venía “por ahora” porque –dijo– “me quería bien”.
¡Es tan injusta la vida...! Lloré porque me sentía herida, desilusionada e impotente, porque sentía que perdía al hombre que amaba....”
A pesar de mis temores con respecto al sexo, a pesar del problema que este hombre me estaba trayendo en mi hogar –mi papá ya había descubierto mi secreto–, estaba dispuesta a todo, iba a inventarme cientos de mentiras con tal de poder gozar de su presencia tan solo unas horas, con tal de tenerlo conmigo el tiempo suficiente para cumplir con mi sueño de percibir el sabor de sus labios en ese primer beso en la boca que reservaba para él.
Lolita
jueves, 16 de septiembre de 2010
Diario de El Profesor: Mensaje de primavera

De la amistad al enamoramiento pasó tanto tiempo como del romanticismo a los temas más “candentes”.
Loli de sexo sabía muy poco, tenía muchos miedos y le habían insertado el driver de la culpa y el discurso ése de que el sexo es sucio, malo, dañino, contraproducente y peligroso antes del matrimonio.
Pero como la naturaleza no entiende de razones, era inevitable que día tras día fuera ganando confianza y tomándole el gustito a eso de que yo le contestara preguntas que tenían que ver con lo que hacen un hombre y una mujer cuando ese angelito con alitas que arroja flechitas de pasión, empieza a hacer de las suyas, en especial en ese momento, cuando ya se anunciaba la primavera.
Recuerdo, también, que fui muy cuidadoso al principio, para que lo que le explicaba no tuviera un efecto contraproducente. Y no porque fantaseara con masticarme un bomboncito, ya que había decidido no viajar pese a sus pedidos, sus exigencias y sus ruegos, cosa que no le cayó para nada bien y la decepcionó y prefiero no acordarme lo que pasó por causa de mi negativa.
Porque –debo aclararlo–, si ustedes que leen creen que en estos tres años todo fueron mieles y en la relación no hubieron sus ups & downs, están muy equivocados. Loli puede ser muy persuasiva y encantadora, pero si algo que ella ansía mucho no sale como ella quiere... ahí te quiero ver. Y no es una crítica a su persona, sino un reconocimiento de la realidad. Al fin y al cabo a veces yo tampoco soy San Profesor. Todos tenemos nuestras cosas.
Ya era habitual que me enviara mensajitos traviesos, algunos muy muy muy pícaros, antes de irse a la cama, y la noche del 20 de setiembre me envió como ocho seguidos y yo se los contesté. ¿Hubo sensualidad en mis respuestas? Sí, la hubo, aunque desprovista de malicia y, en comparación con los que nos empezamos a enviar después –y ahora–, eran caricias más tiernas que voluptuosas.
Yo debía estar muy cansado esa noche del 20 de septiembre (la verdad, no lo recuerdo), a juzgar por el tenor de la cartita que me encontré a la mañana siguiente cuando abrí el correo.
Decía así:
Fecha: 21 de septiembre de 2007 02:17
Asunto: MENSAJE IMPORTANTE-SUPERSUPER IMPORTANTE
Enviado por: gmail.com
Papito:
Sí, me llevé los mensajitos a la cama y cada vez que los leía sentía el nido de palomitas en la panza. Lo leía y me imaginaba lo que decían... y casi me vuelvo loca sintiendo tus manos, tus labios, tu piel rozándome... Imaginé que te tenía acostado en mi cama, conmigo, te llené de besos y caricias, hicimos el amor, nos abrazamos, nos tocamos, hicimos de todo, y me sentí tan bien... y eso que es sólo imaginación. Pensá cuando todo esto sea realidad. ¡¡Creo que me voy a desmayar de amor apenas te vea!!
¿Así que papi tiene sueñito? Bueno, piense que su Princesita viene despacito mientras duerme y lo cubre de besos, se queda a su lado y luego se mete en la cama y comienza a tocarlo por debajo de las sábanas...
Te mando un beshote. Te amo. Te adoro.
Loli
P/D: Sí, efectivamente
estoy esperando para "regalarte" mi sexo y hacer el amor con vos. (Pero, por supuesto no es lo único que me importa).
¿Ehhhhhh? ¡TOIIIINNNNG!
El Profesor
martes, 14 de septiembre de 2010
Diario de Lolita: Somos novios

Recuerdo que en ese momento a mí ya no sólo me revoloteaban mariposas en la pancita. Me latía muy fuerte el corazón y sentía que tenía la cabeza llena de algodón. Creo que si hubiera estado parada, se me hubieran aflojado las piernas y me hubiera caído sentada.
En la escuela mi actitud había cambiado por completo. Me sentía otra persona. Había empezado a sonreír. No sé si los demás, ocupados en sus cuestiones, lo notaban, pero desde el día en que comenzó a tratarme como mujer y a jugar con mis deseos, mi autoestima empezó a subir y a subir hasta tocar el cielo. Creo que irradiaba felicidad, y la única que se dio cuenta de mi cambio fue una compañera que, además, era amiga. Como se imaginarán, yo no era considerada la “chica popularidad”, así que no podía hablar abiertamente como mis compañeras cuando contaban sus peripecias amorosas. Yo, en cambio, no podía contar que para mí era maravilloso pensar que un hombre como él me deseaba. Pero era tan placentero estar en clase estudiando y por momentos dejar volar mi mente y recordar el chat del día anterior donde me decía cómo haría para sacarme prenda por prenda una vez que estuviéramos a solas...
Por primera vez en tantos años en el colegio, me abstraía de lo que estaba diciendo la profesora, para dejarme llevar por mis fantasías adolescentes.
Una noche cuando mi papá no estaba y como era ya costumbre, lo llamé:
–¿Hola? –dijo su voz, al otro lado de los setecientos cincuenta kilómetros de distancia que nos separaban.
–Hola mi amor...
–Hola Princesita...
–¿Te diste cuenta de algo?
–¿De qué?
–Te dije que llamaría a las nueve... ¡Y no aguanté hasta las nueve!
–Sí, sí, ya me estoy dando cuenta... pero no tenés que ser tan impaciente...
–¡Bueno, ufa...! ¿No querés que te llame?
–¡Ay, Cushita! ¿Qué pretendés de mí? ¡Me ponés la vida de cabeza!
–¿Por qué?
–Porque con vos hago cosas que me había acostumbrado a no hacer más...
–Decime algo lindo. Contame qué me vas a hacer.
–¿Que te voy a hacer cuándo? ¿Esta noche?
–Sí.
–Bueno, cuando estés por irte a dormir... ¿Con qué dormís? ¿Con pijama?
–Sí, y grueso porque hace mucho frío.
–Bueno, entonces, cuando estés por irte a dormir, te voy a sacar la ropa, te voy a poner el pijama, te voy a acostar en la cama y para que no sientas tanto frio te voy a dar besos por todas partes...
–¿A dónde?
–En los labios, en las orejitas, en el cuello, en la pancita, en los deditos de los pies, en las piernas...
–¡Ay, sí! ¡Eso me gusta!
–... después te voy a tapar y voy a apagar la luz.
Me encantaba que me dijera esas cosas. Nunca nadie me había mimado tanto y menos aún estando a semejante distancia.
A fines de agosto, un día me animé, en una conversación por chat, a proponerle noviazgo, ya que quería que la relación tuviera algún nombre, además porque me gustaba pensar: “Estoy de novia con el hombre más maravilloso del mundo”
No fue fácil convencerlo, claro. Pero luego de que me dijera que sí, escribí en mi cuaderno-diario:
"Querido diario:
Hoy le propuse al Profe si quería ser mi novio y aceptó.
Estoy más contenta que en toda mi vida. Estoy muy orgullosa. Es mi primer novio."
–Quería hacerte una pregunta...
–A ver...
–¿Por qué ayer aceptaste ser mi novio si me dijiste que no estabas enamorado de mí?
–Y... ¿la verdad? Porque vos me lo preguntaste, Cushita...
–Pero yo no quería que lo aceptaras así. Yo quiero que te ilusione, como a mí. Que seas mi novio en serio.
–Mirá, mi vida, yo no estoy en edad para ser novio... –empezó a explicarme.
–¿Cómo? ¿Entonces lo hiciste nada más que para conformarme, para alimentar mis ilusiones?
–No, no pienses eso. Yo no quiero alimentar ninguna ilusión tuya, es más, ya te lo dije...
–¡Pero vos también estás ilusionado! ¿O no?
–Bueno... sí, pero no tanto como vos.
–Pero ¿no sos mi novio? ¡Yo sí quiero que lo seas!
–No sé... es cierto que yo no estoy enamorado porque no te he mirado ni te he tocado... y el noviazgo supone otra cosa... y nosotros, así tan alejados, y la diferencia de edad... es difícil.
–Entonces ¿qué sos mío?
–Y, digamos que soy un hombre al que no conocés en persona, pero que te mueve cosas adentro, que te hace sentir sentimientos y sensaciones especiales por primera vez en tu vida.
–No me gusta eso. Y quiero que seas mi novio. ¡Ya escribí en mi diario íntimo que eras mi novio!
–¿Y eso qué tiene que ver?
–Hacé de cuenta que estás enamorado y que sos mi novio.
–Bueno, bueno, hago de cuenta... pero no te contradigas, porque por un lado decís que quiera, y por el otro, que imagine y “haga de cuenta”.
–Sí, hacé de cuenta. ¡Pero tratá de sentirlo! ¡Sentí qué estás enamorado!
Empezó a reírse a carcajadas –sé que puedo conseguir que se ría mucho con mis ocurrencias–, como muchas veces y me contestó:
–¡Ay, Cushita! ¡Sos un caso serio, bomboncito! ¡Sos una tentación!
–Y eso no es todo...
–Ah, ¿no? ¿Qué más hay?
–Que yo me quiero casar con vos.
Primero se quedó en silencio –hoy sé todo lo que le pasó por la cabeza cuando escuchó eso–, pero un momento después volvió a reír y seguimos conversando bastante antes de cortar.
Me daba cuenta que mi corazón empezaba empezaba a crecer una pasión tan, pero tan grande como nunca sospeché que podía sentir, y que siguió creciendo cada día más. Si dos meses antes me hubieran dicho que yo iba a sentirme así, me hubiera reído en la cara de quien me lo decía.
Pero ahora lo estaba viviendo.
Como si fuera un novio adolescente, le mandaba cartas –cartas escritas en papel y mandadas por correo postal–, con corazones, con fotos mías, con un entretejido de palabras que le confesaban mi amor desesperado, mis deseos y mis ansias de conocerlo cuanto antes. Aunque para este encuentro, condicionada por los temores normales de la “primera vez” en intimidad con un hombre, yo había puesto unas cuantas condiciones.
¿Las aceptaría?
Lolita
domingo, 12 de septiembre de 2010
Diario de El Profesor: Argumentos

Ese primer mes agoté las palabras habladas y escritas explicándole que su enamoramiento era ideal, que una relación entre nosotros dos era apenas un poco menos que imposible, que tenía que vivir sus etapas como el resto de sus compañeras, que lo más adecuado era encontrar un chico de su edad, porque seguro que había alguno que le iba a gustar, que el futuro conmigo era incierto, que lo que le ocurría es que había empezado a sentir las cosas que ya tendría que haber sentido antes y que por eso creía estar enamorada y que bla bla bla...
Loli decía a todo que sí y, acto seguido, sacaba de la galera un razonamiento que me dejaba sin palabras. Ahora recuerdo aquellos días y creo que me pasé todo un mes argumentando.
A veces, durante esas conversaciones, Loli se enfurruñaba. Después me pedía disculpas y volvía a la carga.
El primer día de septiembre de 2007, yo había llegado a la conclusión que lo que menos necesitaba a mi edad era tener una relación con una adolescente de dieciséis años. Y que conste que no pensaba exclusivamente en mí. Creo que al tomar esa decisión, pensaba más en lo que pudiera pasarle a ella. Ese día decidí que, por más que me lo pidiera, no iba a viajar a Córdoba, de ninguna manera. No, no y no.
Ese fue el día que me mandó el primer mensaje de texto desde su celular a mi computadora:
De: 54351313XXXX@mms.personal.com.ar:
Hola mi amor, estoy probando mandarte mensaje desde el celu. Conectate.
Te quiero
¿Qué se imaginan que hice? ¿Creen que me negué? ¡Qué va! Me conecté y volvimos a hablar hasta que llegó la hora en que estaba por regresar el papá, y volví a explicarle, una vez más, porqué no era posible una relación entre nosotros.
Lolita volvió a decir que sí, que comprendía, que yo tenía razón, que lo nuestro no iba a funcionar, que me quedara tranquilo que no se enojaba porque yo no quisiera ir a conocerla, y que así era la vida, qué remedio.
A la otra mañana, cuando abrí mi correo, me encontré con esta carta:
Fecha: 2 de septiembre de 2007 10:52
Asunto: BUENOS DÍAS, PAPI
enviado por: gmail.com
Papi:
Sos el hombre más dulce que conocí en mi vida. Sin duda que me quiero casar con vos. Te amo mucho.
Apenas leas este mensaje, conectate, cosita tierna.
Beshitos para vos también.
Tu Cushita.
El Profesor
viernes, 10 de septiembre de 2010
Diario de Lolita: ¡Sorpresa!

Era la voz de un hombre, de eso no cabía duda. Inmediatamente sospeché que podía ser él.
–¿Quién habla?
–Yo, Cushita... –era él, que me hablaba con esa encantadora tonadita porteña que él dice que no tiene, que la tonadita la tenemos los cordobeses.
–Ah... hola... –dije, vacilando, porque mi papá levantó la vista y me miró.
–Decime: ¿está tu papá cerca? –me preguntó, y ya no tuve dudas: era adivino.
–Mmm... más o menos.
–Bueno, tranquila, no te pongas nerviosa...
–Sí –dije, mientras me alejaba del lugar donde estaba mi papá.
–¿Cómo estás?
–Bien, acá ando –estaba tan, tan emocionada que no sabía qué contestarle y me inquietaba que mi papá pudiera escuchar.
–“Bien acá ando” –me imitó–, con esa tonadita cordobesa que tenés...
Se rió, como un chico que estuviera haciendo una travesura. Yo me quedé callada, pero como seguía riendo le pregunté:
–¿De qué te reís?
–De que debes estar helada por el frío y por la sorpresa... ¿no?
–Y, sí...
¡Ay, Diossss! Me estaba hablando ese hombre que me había deslumbrado, cautivado y enamorada y yo no podía hacer otra cosa que contestarle con monosílabos. Me temblaban las manos y me latía más fuerte el corazón. Bah, creo que temblaba toda.
–Bueno, tranquila... Te comprendo, sólo quise darte una sorpresa.
Hablamos poco y, la verdad, no me acuerdo de qué, de tan emocionada que estaba. Después nos despedimos y colgué. Me quedé pensando el resto de la noche en él. El haberse animado y tomar la iniciativa de llamarme significaba, de algún modo, que estaba interesado en mí. Ya en la cama, trataba de acordarme de sus palabras, de su voz, y de su risa... No podía dormirme. Las palomitas en la pancita revoloteaban y me hacían más cosquillitas que nunca. ¡Qué gesto tan hermoso!
En ese momento me di cuenta que él era mi secreto, era mi amor prohibido, mi amante lejano, mi hombre amado sin aún conocerlo... era todo mi mundo. Me había acariciado el corazón y me había revolucionado los sentimientos.
El Profesor había pasado a ser mi tesoro secreto más preciado y me ilusionaba tenerlo.
Lolita
martes, 7 de septiembre de 2010
Diario de El Profesor: Mi primera vez

“Princesita:
Te envío lo que te prometí.
Con la inteligencia que tenés, cuando lo hayas leído, vas a poder comprender porqué soy como soy, y a quién se lo debo.
Vas a conocer cómo era yo cuando tenía apenas un año menos que vos y cómo, una mujer, me enseñó el camino de la libertad en esto que tanto miedo te da.”
Hoy, al releer los correos que intercambiamos, me di cuenta que Loli me había contestado a las cuatro de la madrugada del día siguiente, y me pregunto cómo habrá hecho para estar escribiendo a esa hora, quizás mientras el padre dormía.
Su respuesta decía:
“Profe, mi amor:
Creo que no tengo palabras para describir la emoción que me causó tu historia de amor. Ahora lo comprendo, y admiro y le agradezco a Letizia que te haya enseñado a ser como sos. Tuviste mucha suerte de vivir una experiencia así.
Con tu historia me dejaste pensando... Se me fue un poco la idea de 'pecado' ¿sabés? Sí, es cierto, aunque no lo creas... quiero decir que ahora me parece más importante que nunca que vengas.
Ayer, después que cerré la ventanita del chat, fui al baño, me miré la bombacha y estaba… ¡RE MOJADA!!! Sí, tenía un montón de algo parecido a un gel transparente... así que quedate tranquilo, parece que soy normal.
Me conecto a las siete y media. Te voy a esperar, mi cielo.
Te quiero con todo el corazón.
Beshitos.
Tu Loli
PD: ¿Sabés? Así como vos tuviste la fortuna de tener a Letizia, yo tengo la suerte de haberte encontrado a vos. No sabés lo contenta y agradecida que estoy. Sos un ser humano maravilloso, inteligente, dulce, tierno..."
Creo que fue en ese momento, al leer esas palabras, que tomé conciencia que Lolita había llegado a mi vida para quedarse cuando menos lo esperaba y que era yo quien le había abierto la puerta.
Recuerdo haber pensado, después de leer una y otra vez aquellas líneas: “¿Y ahora qué vas a hacer…?
domingo, 5 de septiembre de 2010
Loli y el Profe: Intermedio

Con Lolita estamos juntos en Buenos Aires y nos dedicamos a otros menesteres. Sabrán comprender.
Les dejamos un saludito de ambos,
Loli y El Profe
viernes, 3 de septiembre de 2010
Diario de Lolita: Magia y Fantasía

Como ya lo conté, él apareció en mi vida bajo la forma de editor en un frío mes de julio. Fríos eran los días, frío era el aire que respiraba y que me rodeaba –no me gusta el frío y lo sufro mucho–, pero en mi corazón yo empezaba a sentir un agradable calorcito, el que siente quien experimenta el amor por primera vez. Un amor extraño, reprobable según la opinión de la mayoría de la gente, que se prestaba a las críticas, o como quiera llamarse, pero amor al fin.
De charlas dedicadas exclusivamente a mi actividad de escribir y acerca del libro y al suyo de editor, de a poco y casi sin darnos cuenta, pasamos a las conversaciones más personales, que a veces llegaban a durar mucho tiempo. Uno de los tantos diálogos y uno de los primeros que tuvimos de ese tipo, fue éste:
–¿Me querés? –Le pregunté.Pocos días después, escribí en mi diario:
–Sí, corazoncito, sos una mujercita querible.
–Yo también te quiero.
–¿Eso es lo que hace que pienses todo el tiempo en mí?
–¿Cómo sabés que pienso en vos?
–¿No te lo he dicho? ¡Soy mago!
–¿Y vos pensás en mí?
–Sí, pienso en vos.
–¿Es cierto o lo decís porque yo te confesé que pensaba en vos?
–Si hay algo que tenés que saber de mí, es que yo siempre hablo en serio, incluso cuando hago bromas es en serio.
–Ah...
–Es más: te digo que por alguna extraña razón que aún no llego a comprender, pienso demasiado en vos...
"Querido diario:Fueron muchos los días que estuve prendida y prendada de sus palabras frente a la pantalla del ordenador durante horas, que para mí nunca alcanzaban para satisfacer mi ansia de sentirlo cerca, de saber qué sentía por mí, de leer una y otra vez las frases cariñosas –y que empezó a condimentar con erotismo–, que él tenía para mí.
Este fin de semana fue el más raro en mis dieciséis años de vida.
Casi no pude concentrarme más que en El Profesor. Ayer domingo chateamos dos veces.
Él esta enamorado de mí. Lo supongo. Dijo que me deseaba... incluso hablamos un poquito de sexo. En un momento me propuso que jugáramos a la magia y acepté. ¡Empezó a adivinar todo! Me escribió: '¿Te viniste corriendo de la misa para llegar a tiempo a hablar conmigo, no? ¿Y ayer no te pudiste dormir pensando en el chat y en mí, verdad?' Tal cual. ¡Todo eso era cierto!
Me confesó que sentía por mí una 'atracción' y yo le pregunté qué clase de atracción, a lo que respondió: 'La única atracción que sienten un hombre y una mujer, Loli'.
Ayer me llamaba 'corazoncito' y nos tratábamos como si nos conociéramos de toda la vida.
Y lo más asombroso es lo del día del cumpleaños… ¡Cumplimos exactamente el mismo día! ¡Vaya coincidencia!
Aproveché y le pregunté si estaba enamorado de mí y me contestó: 'No sé si enamorado porque aún no te he mirado a los ojos, no he escuchado tu voz, no te he tocado...'
Hoy, por el tema del sexo creo, he sentido un nudo en el estómago. Me preocupa y me asusta el tema".
A pesar de la fantasía que tenía en mi mente, durante nuestras primeras charlas en las que se planteó el tema del sexo, de la intimidad entre nosotros, mi primera reacción fue de temor. Mi creencia de entonces era que el sexo era algo sucio, doloroso, que era pecado y no era bueno hacerlo hasta después del matrimonio. Me causaba temor mi “primera vez”. El sólo hecho de pensar estar desnuda frente a un hombre, me aterraba.
Estos deseos y ansias contradictorias de, por un lado desear tenerlo y hacerme mujer con él, de seguir leyendo cómo me haría el amor y de fantasear a todas horas y, por el otro, el desear seguir siendo una niña, me produjeron en los días subsiguientes una especie de nudo pesado en el estómago, que hasta me quitó el apetito. Pero, por fortuna, con el correr de los días el nudo fue deshaciéndose.
La vida me había dado una sorpresa: nunca creí llegar a querer tanto a un hombre cuando apenas un mes atrás no quería ni escuchar hablar de ellos.
Lolita
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Diario de El Profesor: Muchachita sorprendente

Lolita dice: Bueno, ahora preguntá vos.
El Profesor dice: Bien: fecha y hora de nacimiento.
Lolita dice: ¿Mía?
El Profesor dice: No, de tu mamá y de tu papá... La tuya, claro.
Lolita dice: 7 de febrero de 1991 a las siete de la tarde...
El Profesor dice: No
Lolita dice: Esa es mi fecha
El Profesor dice: ¡Naaaaaaaaaaa!
Lolita dice: ¿Que pasa?
El Profesor dice: Cumplimos-años-el-mismo-día
Lolita dice: ¿Me estás cargando?
El Profesor dice: Para nada. Estoy estupefacto.
Lolita dice: Entonces con más razón. Somos el uno para el otro...
El Profesor dice: ¡Ay, Loli! ¡La vida que te espera!
Lolita dice: ¿No serás mi alma gemela? ¿Por?
El Profesor dice: No lo puedo creer… (¡¡!!)
Lolita dice: ¿Cushito?
El Profesor dice: ¿Qué?
Lolita dice: Cada día me sorprendés más.
El Profesor dice: No Loli, vos sos una muchachita sorprendente.
Lolita dice: ¿Sí?
El Profesor dice: Sí, me dejás sin palabras.
Lolita dice: Quería preguntarte algo. Que hablemos de algo fundamental...
El Profesor dice: A ver, señorita preguntona…
Lolita dice: ¿Cuándo nos vamos a conocer en persona?
El Profesor dice: ¿Ehhh? No tengo la menor idea, Loli.
Lolita dice: ¿Cuándo vas a venir?
El Profesor dice: No sé si voy a ir, Loli, de manera que, por favor, tomátelo con calma
Lolita dice: Mirá, viajaste por todos lados y no vas a venir acá...
El Profesor dice: Sí, viajé mucho, Loli, Pero ahora no puedo ir y venir de Córdoba así como así.
Lolita dice: Aunque sea una sola vez... Y yo después voy para allá.
El Profesor dice: Loli, para que empieces a juntar paciencia, difícil que antes de fin de setiembre pueda dejar el trabajo.
Lolita dice: ¿Entonces vas a venir?
El Profesor dice: Pero... ¿Qué estoy escribiendo? No lo sé, Loli.
Lolita dice: Dale, yo después voy para allá.
El Profesor dice: ¿Que vas a hacer quéee? ¿Vos venir para acá? ¿Sola?
Lolita dice: No, con mi papá, pero eso es más difícil, en cambio vos no dependés de nadie... Es muy importante que nos conozcamos.
El Profesor dice: Pero Loli, mira…
Lolita dice: Vos vas a ser el editor de mi libro, vas a figurar en mi dedicatoria... ¿Y cómo no te voy a conocer, corazón?
El Profesor dice: ¡Ay, Loli! ¡Me muero!
Lolita dice: ¿Por qué te morís?
El Profesor dice: Porque lo que menos esperaba a esta altura de la vida era estar hablando así con una jovencita de dieciséis años que nació el mismo día que yo y a la que le llevo cuarenta y un años…
Lolita dice: Por eso. Podés venir, primero en septiembre y después en febrero ¡para festejar tu cumple conmigo!
El Profesor dice: Loli... ¿vos querés que tu papá y tu mamá me denuncien por abusador de menores?
Lolita dice: Si vos no abusás de mí, no hay por qué denunciar nada... Además yo soy muy hábil para ocultar las cosas...
El Profesor dice: ¿Ah sí?
Lolita dice: Ya tengo todo planeado para el día que vengas ¿Sabés vida?
El Profesor dice: Ajá ¿Y cómo es el plan, si puedo saberlo?
Lolita dice: Vos te alojás en algún hotel del centro de Córdoba, y un sábado yo le digo a mi papá que me voy al centro de compras (el siempre me deja) y nos encontramos.
El Profesor dice: Ah. Mirá vos.
Lolita dice: ¿No te parece bien? Es fácil.
El Profesor dice: Sí, parece fácil. ¿Y entonces?
Lolita dice: Entonces... ahora pensá vos. Lo que vos quieras…
El Profesor dice: ¿Tuviste en cuenta que te encuentres con alguien conocido que te vea conmigo en la calle? En la ciudad de Córdoba no es nada extraño que pase algo así.
Lolita dice: Serías mi abuelo, entonces (a pesar de que no tengo). O un familiar.
El Profesor dice: Ah... claro y si tenés que entrar a mi hotel vas a ser mi nieta...
Lolita dice: Mjm...
Lolita dice: Pero esperá. ¿Qué vamos a hacer en tu hotel...?
El Profesor dice: Loli... si yo voy, vos me dijiste que vas a querer estar conmigo a solas, no en un shopping.
Lolita dice: Si, obvio.
El Profesor dice: Ah. ¿Y entonces?
Lolita dice: Pero me refiero a que...
El Profesor dice: ¿A qué?
Lolita dice: Ya sabés.
El Profesor dice: No. No sé.
Lolita dice: ¿No vas a querer tener relaciones...?
El Profesor dice: Loli, chiquita... ¿Qué te pasa?
Lolita dice: No sé…
El Profesor dice: ¿Seguro que no sabés qué te pasa?
Lolita dice: Es que a decir verdad... A mí me asusta pensar en tener sexo…
El Profesor dice: ¿Y quién te dijo que vos y yo vamos a tener sexo?
Lolita dice: No sé. Es raro. A veces esto me da un poco de miedo... ¡Pero podemos hacer otras cosas!
El Profesor dice: ¿Ah, sí? ¿Por ejemplo?
Lolita dice: Me podés acariciar... Y podemos besarnos…
El Profesor dice: Loli... voy a hablar muy claro y directo.
Lolita dice: Dale.
El Profesor dice: Una cosa es la fascinación intelectual, otra el enamoramiento, otra el amor y otra el amor con todo lo que conlleva.
Lolita dice: Yo antes de verte me voy a preparar mentalmente para conformarme con caricias y besos.
El Profesor dice: ¿Prepararte mentalmente? A mi edad, no sé si pueda, ni se me cruza por la cabeza tener una relación platónica con una joven que puede ser mi nieta.
Lolita dice: Pero vos no me querés como a una nieta...
El Profesor dice: Precisamente por eso. Porque sos una adolescente, pero sos mujer… ¡Mirá lo que escribo! ¡Ay, Diosssss!
Lolita dice: ¿Me deseas?
El Profesor dice: ¡Loli! ¿Vos me deseas a mí?
Lolita dice: Creo que si. Es decir, SÍ.
El Profesor dice: ¿Vos tenés fantasías conmigo?
Lolita dice: Y… sí. Siento como un conjunto de palomitas en todas partes...
El Profesor dice: ¿Qué te pasa cuando tenés fantasías?
Lolita dice: Bueno, supongo que te deseo más y más.
El Profesor dice: ¿Suponés? Eso es responder dando vueltas...
Lolita dice: Me excito.
El Profesor dice: Ah... eso es responder con claridad.
El Profesor dice: Y cuando te excitás ¿qué te pasa?
Lolita dice: No quiero contestar eso.
El Profesor dice: Loli, Cushita, no te lo pregunto por morboso, quiero llevarte a que pienses que razones...
Lolita dice: Decime que te pasa a vos.
El Profesor dice: ¡Ay, no, Loli! ¡Basta!
Lolita dice: Ufa. :(
Al día siguiente, en mi bandeja de mensajes, me estaba esperando el siguiente correo electrónico:
"Cushito mío:
Te escribo para contarte algunas cosas que me pasan...
Ayer estuve pensando muchísimo, con la cabeza 'fría', es decir, usando sólo la parte lógica y sin tener en cuenta los sentimientos (me costó un montón, porque a pesar de que yo soy muy pensante, los sentimientos suelen jugarme malas pasadas...) y llegué a algunas conclusiones que voy a contarte en cuanto podamos hablar.
Por otra parte quería decirte que me pasa algo muy raro... a ver si vos, que sos mago, podés saber qué es... resulta que el nido de palomas ya no lo tengo más, ahora tengo una especie de nudo en el estómago (quizás se deba a todo lo que pensé y a la decisión que tomé), pero por otra parte estoy tan feliz... tengo muchas energías y ganas de abrazar a todo el mundo y estoy de un humor espectacular. Pero tengo un nudo raro en la pancita.
Bueno, era eso nada más.
¡Ah! me fue bien en derecho.
Ayer no pude dormir en toda la noche y no sé por qué.
Muchos beshitos...
Chaucito.
Loli"
El Profesor