Desde que tengo memoria, Córdoba estuvo en mi vida.
Recuerdo que ese 30 de noviembre de 2007 llegué a la terminal de Retiro con tiempo para abordar el micro de General Urquiza, una empresa que conocía desde hace mucho tiempo –desde que se llamaba ABLO y General Urquiza–, y que fue la compañía en la que viajé por primera vez en ómnibus a Córdoba, cuando aún no existía la actual terminal de ómnibus, y los micros de larga distancia paraban en la anterior, que aún hoy existe, en la zona del mercado.
Ese primer viaje fue con mi abuelo, a los cinco años, para pasar unos días en la casa de su hijo mayor, mi tío, en Villa Carlos Paz cuando no era más que un pueblito y no la ciudad que es actualmente. La misma Villa Carlos Paz en la que pasamos unos días de descanso en marzo de este año con Lolita.
Ese primer viaje fue con mi abuelo, a los cinco años, para pasar unos días en la casa de su hijo mayor, mi tío, en Villa Carlos Paz cuando no era más que un pueblito y no la ciudad que es actualmente. La misma Villa Carlos Paz en la que pasamos unos días de descanso en marzo de este año con Lolita.
Cuando tenía seis años, en enero siguiente –y durante los seis posteriores– empecé a viajar con los “campamenteros” de la Acción Católica a una zona que se llamaba San Clemente, y de la que salíamos a múltiples excursiones. En el primer campamento me acuerdo haber aceptado bajar la Quebrada de los Condoritos, una hazaña (o una locura propia de la inconsciencia de la niñez), ya que no era fácil bajar los cientos de metros, la mayor parte del trayecto de culo.
Más tarde mis padres tuvieron un chalet en Villa Carlos Paz y hasta que comencé el secundario, era casi obligado pasar el mes de febrero de vacaciones en esa casa de la última calle que había en ese momento, en la falda del Cerro de la Cruz.
Muchos años después, mi madre enfermó y le recomendaron vivir en un lugar con aire puro y tranquilidad, y entonces compramos el pequeño campo en Cerro Blanco –a unos quince quilómetros de Tanti, en plena sierra, cerca de Los Gigantes–, en el cual ella vivió la mayor parte de sus últimos años.
¿Cuántas veces había visto la actual terminal desde la ventanilla del micro o me había bajado para hacer un trasbordo? ¿Cuántos viajes había hecho a Córdoba en esos cincuenta y siete años de vida? ¿Cuántas idas y vueltas llevando a mis hijos para que pasaran las vacaciones con su abuela y cuántos fines de semana, en verano o invierno, para ir a compartir unos días con mi madre en ese lugar tan hermoso en el cual vivía?
Córdoba estuvo en mi vida desde el principio, y en eso pensaba mientras esperaba abordar el micro que ese 30 de noviembre de 2007 tenía que tomar para viajar a conocer a Lolita.
¿Había algún sino en mi destino que me habían llevado una y otra vez a Córdoba? ¿La vida me había ido preparando para lo que iba a pasar y que ni en sueños había imaginado?
Recuerdo haber sacado el pasaje en los asientos de abajo, que son pocos y me resultan más cómodos, y cuando llegó el momento de subir ni siquiera tuve que despachar equipaje porque sólo llevaba mi maletín de viaje, que me había acompañado durante tanto tiempo.
Me acomodé en la butaca y miré cómo el micro iba saliendo de la ciudad, sin poder dejar de preguntarme qué estaba haciendo, aunque ya no podía volverme atrás. La ansiedad me impidió dormir durante un buen rato –pese a que por lo general no tengo problemas para dormir en los viajes–, hasta que el cansancio me venció y me abandoné a un sueño entrecortado, mezclado con la ensoñación que producen las emociones, hasta que creo haber caído en el sueño profundo cuando ya estaba por amanecer.
Una de las cosas que solían sucederme en los viajes a Córdoba es que, como por arte de magia, me despertaba cuando el micro estaba en las cercanías de esas torres de piedra del arco de entrada a la ciudad y esa mañana del 1º de diciembre no fue la excepción. Cuando abrí los ojos, ahí estaba, dándome la bienvenida, franqueándome el paso a la ciudad, el arco de entrada.
Aunque no suelo usar el baño del micro, ese primer día me encerré a lavarme los dientes, mojarme un poco la cara para despejarme y ponerme presentable. Cuando salí del baño, el micro estaba pasando por el costado del Hospital San Roque. Estábamos por llegar a la terminal.
Aunque no suelo usar el baño del micro, ese primer día me encerré a lavarme los dientes, mojarme un poco la cara para despejarme y ponerme presentable. Cuando salí del baño, el micro estaba pasando por el costado del Hospital San Roque. Estábamos por llegar a la terminal.
El corazón empezó a latirme más fuerte. No pude aguantar quedarme sentado y fui acercándome a la puerta justo en el momento en el cual el micro entraba en la terminal. Me puse primero para bajar y miré hacia el paredón lateral buscando a Loli.
El ómnibus estacionó y bajé ni bien se abrió la puerta, buscando entre la gente y recordando que Loli me había dicho “Si yo no llegué, vos esperame sentadito, y no te muevas…”
Busqué un lugar no muy lejos de la plataforma en la que había estacionado el micro y me senté a esperar. No tuve que aguardar mucho porque poco después la vi, buscándome entre la gente, caminando hacia mí, en esa calurosa mañana del primer día de diciembre, con su pollerita blanca, una remera musculosa y sandalias.
Entonces me levanté del asiento, con el portafolios a mis pies y la miré en el mismo momento en que descubrió mi presencia.
Fue tanta, tanta la emoción que me embargó que lo único que pude hacer fue abrir los brazos para recibirla.
–Hola, Loli –le dije.
–Hola, Profe –me contestó, antes del fuerte abrazo.
Hoy es 1º de noviembre y falta sólo un mes para que se cumplan tres años de ese día, cuando Lolita y yo, nos vimos, nos abrazamos y nos besamos por primera vez.
El Profesor
(:
ResponderEliminarQue lindo Profe!!
Esto esta para peliculaaa :')
3 años... no suena a mucho y sin embargo fue tanto!
Muchos cambios. Tan solo hacen falta un par de meses o acaso dias para que la vida gire bruscamente hacia una nueva direccion. En su caso una ya conocida jajajaj!! -perdon, no pude evitarlo-.
Cordoba es su destino, no hay duda. No hay duda de que la desicion es la mas acertada.
En tsubasa, esa serie de la cual tome la frase que esta ahora colgada de mi blog tambien dijeron en algun momento: "no existen las coincidencias, solo lo inevitable".
Que hermoso post!!! Quiero ver el punto de vista de Loli ahora (: me hice adicta a eso ajajaj!!!!
Besotes queridos mios ^^
awww.... me imagino la emocion de haberla visto por primera vez profesor... y lolita tambien me imagino la emocion!
ResponderEliminarY que siento profe? los miedos se le quitaron en cuanto la vio me imagino!?....
Abrazos para ambos :)
:)
ResponderEliminarCórdoba tiene magia.
Me lo imagino y sólo puedo decir: Ayyyy, ¡qué liiiinnnndo!
ResponderEliminarSiempre hay uno que viaja, y en mi caso era yo, y Rosario era la ciudad en la que siempre anhelé vivir.
Cariños a los dos.
Me imagino el revoloteo de sentimientos en el pecho y la pancita de ambos,todos queriendo pasar al mismo tiempo por la misma puerta.
ResponderEliminarMe alegra mucho ir conociendo parte fundamental de su historia y su relación,saber cuales eran sus miedos y sus ideas y tambien sus expectativas sobre lo que venía,aunque no puedo evitar sentir un gran dejo de tristeza,al saber que yo conozco muchos de esos sentimientos que ustedes nos relatan y que,a la fecha,me sigue costando un poco de trabajo el querer desintoxicarme de ellos.
Aún así, sé que Diosito los bendice siempre,puesto que ya casi son 3 años compartiendose y entregandose todo cada dia.
Besos
Qué emocionante habrá sido el preciso momento del encuentro!
ResponderEliminarCuente porfa.
Saludos
Cami:
ResponderEliminar"No existen las coincidencias, solo lo inevitable", ¡qué profundo!
¿Sabe? A partir de ese pensamiento reflexiono que tal vez entre nuestros actos y lo inevitable, la vida nos va llevando a nuestro lugar en el mundo. Ése, por el cual peregrinamos, durante toda nuestra existencia.
Beso, amiguita
El Profesor
PD: ¿Para película? ¿Usted cree que será para tanto?
yop!
ResponderEliminarA esa altura de las circunstancias, si algo no sentía, era miedo.
¿Qué pensé cuando la ví?: "¡Qué chiquita es!"
¿Qué sentí?: ¡Unas ganas de abrazarla y no soltarla!
El Profesor
Geo:
ResponderEliminar¡Vaya si la tiene!
(Al menos para mí) :)
El Profesor
Marga:
ResponderEliminarMucho, pero mucho más lindo de lo que usted imagina y de lo que yo pensaba, se lo aseguro.
Sí, al principio, viajaba yo. Pero desde mayo de 2009, Loli también viaja para acá.
¿La verdad? No vemos la hora que dejemos de ir de acá para allá... ¡Uf!
El Profesor
Levania, amiga:
ResponderEliminar¡Revoloteo es poco!
Me parecía que el corazón se me salía por la boca, a mis cincuenta y siete años. ¡Cuánto hacía que no había sentido esa misma sensación!
Gracias por su deseo y sus bendiciones, y que Él la escuche.
Lo necesitamos, de verdad.
El Profesor
Lady Baires:
ResponderEliminar"Emocionante" apenas da una idea de lo que fue ese encuentro.
Hoy, después de tres años, creo que puedo decirle que nos cambió la vida.
El Profesor
PD: Sí, contamos, sigue Loli en el próximo post.
Nooo!!! NO NO NO NO NO NOOO PROFE!
ResponderEliminarque hermoOOsoooo!!!!!!
quiero más detalles..
además de ese gran abrazo y el beso..
(el primer beso)
¿¿como fue?? que sentiste profe??!
que bello, que vuelen impertinentes esos recuerdos, que los hicieron felices!!
natii en www.loca-mente.com.ar
seee pelicula pelicula!!!
ResponderEliminarQue lindo chicooos!
ResponderEliminarFaltan tan poco para los tres años!
Ojalá que sean muchos pero muchos más!
Bonita entrada, el final muy tierno, como de telenovela, me gusta cuando habla de su pasado, de su niñez, de su juventud, es como algo nostálgico pero hermoso.
ResponderEliminar.. nati ..:
ResponderEliminar¡Sí, sí, sí!
Lolita dá más detalles en el post que viene.
¿Qué sentí? A ver, ¿me cree si le digo que sentí lo mismo que en mi adolescencia? Extraño, ¿eh?
Gracias, Nati
El Profesor
Cami:
ResponderEliminarPero si es película, van a tener que actuar los amigos...
¿Usted se atreve? :)
El Profesor
Ne:
ResponderEliminarSí, menos de un mes. A veces me pregunto cómo fue que llegamos hasta acá...
Gracias, Nerea. :)
El Profesor
Lilith:
ResponderEliminarA veces pienso todo lo que vivimos con Loli, es de telenovela...
O de película, como pide Cami.
¿Cómo explicar al hombre de soy sin que quien lee pueda hacerse una idea del niño, del adolescente y del joven que fui?
Gracias, Lilith.
El Profesor
A pesar de ya saber el final de esto, es muy fascinante leerlos!!
ResponderEliminarSaludos
Awwwwwwwwwwwwwwwww
ResponderEliminarY yo que siempre pienso que ese tipo de cosas pueden ocurrir de forma torpe e incomoda!
Qué dulce!
La_Go:
ResponderEliminar¡Gracias! Espere a leer lo que sentía Loli :)
El Profesor
AntOch:
ResponderEliminarLe aseguro que pasó tal como lo cuento y como lo contará Loli en los próximos días.
¿Me cree si le digo que fue mágico?
El Profesor
Ahijado, mientras lo leía sentía ese vértigo y emociones, esa ansiedad!!!
ResponderEliminarCórdoba es hermosa, también me encantaría mudarme allá.
Estaría a medio camino de Baires y del Norte, jajajaa, donde están los demás parientes.
Y a un paso de los amigos!!! :)
Estoy segura que Córdoba quiso retenerlo sí o sí!!!!
Ahhhh, ese abrazo y... piquito????
Besos ahijado, me encantó este post, fue emotivo, nos mostró bastante de ud, de sus "ayeres".
Por supuesto que me atrevo :D
ResponderEliminarjajajajja
Madrina:
ResponderEliminarAsí parece, ¿no? Como si la vida nos fuera llevando pasito a paso.
Abrazo y besito (no piquito), porque ¡eran tan chiquita! Si debo decir la verdad, no quería que ella se sintiera mal.
Ahora después, cuando estuvimos a solas... Bueno, que lo cuente Loli.
El Profe
PD: Mis ayeres... ¡Ah! Tengo tanto camino recorrido, muchacha... (como la publicidad de los Virginia Slim)
Cami:
ResponderEliminar¿Por qué será que no tengo la menor duda que se atreve? :)
El Profesor
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa qué lindo, qué lindo!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTus relatos tienen el sabor de una pelicula
ResponderEliminarBeso va
¡Macarena!
ResponderEliminar¡Gracias!
El Profesor
Reomenzar:
ResponderEliminarSi lee los comentarios, en este mismo post, verá que ya me lo han sugerido. ¿Por qué no? Quizás, algún día la vea en el cine o en DVD.
Gracias por su comentario.
El Profesor
Me mueee, me mueee, me mueeero!! :) :)
ResponderEliminarNo, no Diosa ¡No se muera! Espere a que Loli siga contando :)
ResponderEliminarEl Profesor
❤
ResponderEliminarMe imagino todo lo que habrás sentido en el viaje, esa anticipación del momento del encuentro... cuanta incertidumbre también, algo de miedo... un sinfin de emociones encontradas, contradictorias y muy fuertes.
ResponderEliminarFinalmente se conocieron!
un beso
Greta:
ResponderEliminar¡Gracias por el ❤!
Van dos de nosotros ❤❤ :)
El Profesor
nadasepierde:
ResponderEliminar¡Uf! ¡Todo eso que usted mencionó, y mucho, pero mucho más! Sentirme mal por mi edad y la de Loli... ¡Qué se yo! ¡Tantos sentimientos encontrados!
Pero sí, finalmente, nos conocimos.
Lea lo que escribe Loli, y lo que sintió ella. :)
El Profesor