lunes, 9 de marzo de 2009

Un tropezón no es caída

A ver, a ver, vamos a quitarle un poco de dramatismo al blog, antes que a los lectores les dé el bajón-mal –como lo llamamos con Lolita–, y se abstengan de leernos para no deprimirse.
La verdad, es que iba a relatar lo que pasó la noche de pesadilla visto desde mi lado, mientras esperaba que Lolita me diera una señal, porque me temía que debía estar pasándola muy mal. Pero mejor lo dejo para otra ocasión.
Hablando de noche, de oscuridad, y de crepúsculo, con Lolis tenemos una serie de anécdotas de la vida cotidiana que a veces, al recordarlas, nos provoca cierto grado de hilaridad pavota.
Para empezar por el principio, Lolita compra todos meses la revista “Seventeen” (con la que solemos descostillarnos de risa, tal como lo mencioné) y la leemos juntos entre una cosa y la otra... y no pregunten qué es “una cosa” y qué es “la otra”, porque no pienso decirlo.
Como sea, en esa revista, a la que yo catalogo como “La Cosmopolitan de las Lolitas”, hay una sección que, si recuerdo bien, se llama “¡Ops!” o "¡Ups!" o algo por el estilo, y trata de situaciones embarazosas, risueñas, ridículas o vergonzantes del tipo: “¡Ayyyyyy! ¡Y me miró justo cuando yo le estaba diciendo a María Pía que él me gustaba...!” o “Y entonces, cuando por fin salimos y estábamos tomando un helado, se me cayó en el pantalón y me quedé con el cucurucho en la mano!” Pavaditas, en una palabra.
Y, por favor, no interpreten que estoy menospreciando las vergüenzas adolescentes, porque yo también lo fui y, pese al paso del tiempo, aún me acuerdo de algunos momentos en los que la dignidad queda comprometida, como por ejemplo, el día ése que, saltando de piedra en piedra, haciéndome el canchero delante de mis amigas “paquetas” en Carlos Paz, se me escapó un ruidito emitido por salva sea la parte y las dos chicas empezaron a reírse de tal manera que no sé quién hizo peor papelón. Si ellas o yo. Porque el ruido a “¡Prrrrrr-pdffff!”, se escuchó y se fué, llevado por el viento, pero las manchas de humedad de ellas en los pantalones mojados por hacerse pis encima, les duraron hasta que llegamos de vuelta a nuestras respectivas casas. Je.
Bueno, pero no nos vayamos por las ramas que hoy no está Chita y Tarzán se desorienta en la selva como turco en la neblina.
Como Lolita les contó en anteriores disquisiciones, tengo una especial predisposición a la torpeza. Lo que quiere decir que en una confitería, de esas que tienen las mesas tan juntas que uno no puede ni moverse, soy capaz de quedarme trabado en el momento de querer salir y, si ella no me ayuda, también soy capaz de llevarme puesta la mesa de al lado con todo lo que está servido y a los que están sentados dedicados a sus labores.
Que se me caiga la única puta manchita de helado en la remera impecable, es uno de los “¡Ups!” más comunes, diría yo. Y así como digo helado, llámele usted tuco, juguito del “Lomito” que acabo de morder o la única gota del café que se deslizó por el borde de la taza. ¡La única! ¡Y tiene que terminar en mi remera color amarillo patito!
Más grave es, por ejemplo, que en toda una habitación exista un solo reborde filoso, yo me dé cuenta que está ahí y le sugiera: “Cuidado con esto, Lolis, que te podés lastimar” y, diez minutos después, por atolondrado... ¡Zas! Me hago un rayón en el brazo que necesita la gotita o tres puntos en el hospital para cerrar el tajo.
Pero la del cine, fue para los anales.
Resulta que a Lolita y a mí nos gusta mucho el cine. Así que cada vez que podemos, después de saciar nuestros más bajos y primitivos instintos y, a continuación reponer fuerzas en nuestro restaurante favorito, salimos pitando para el cine. Y cuando digo pitando, quiero decir patitas-para-qué-te-quiero, porque estamos con el horario más que justo. Y es que Lolita tiene todo cronometrado al nanosegundo. Porque, deben saberlo, señoras y señores lectores, parientes amigos y vecinos, Lolita es, en esta pareja, la que se encarga de la planificación, del mismo modo que yo me encargo de la logística. Y en su planificación, por lo general, figura entre los ítem más importantes, el ponernos al día con el cine, cueste lo que cueste.
Así que uno de esos días, después del viaje, de las efusividades de la mañana y de la paella que nos zampamos entre ambos en tiempo record, nos fuimos a ver una película romántica, pero con un “touch” diferente, un complemento muy especial.
A ver... no es que tenga nada contra las películas románticas, de ninguna manera. Admito que termino lagrimeando cada vez que vuelvo a mirar –como buen masoquista que soy, a veces–, “Meets Joe Black”. O que me pone la piel de gallina Al Pacino en “Scent of a Woman” y me enternece “Sabrina”, entre tantas otras.
Tampoco tengo nada contra el cine de terror, siempre y cuando esté bien producido, el guión sea bueno y la película tenga ese “no-sé-qué” de siniestro que hace que cuando salgo de la función, empiezo a girar la cabeza para ver si nos siguen los muertos vivos.
De hecho, en mis mocedades fui (me consta) uno de los primeros fans de Stephen King y me leí todas sus novelas, ya fuera que escribiera con su nombre o con su seudónimo. La mayoría están ahí, todavía, en custodia en mi biblioteca.
Y es que vengo de la época en que nos íbamos al cine del barrio, los miércoles ("Día de Señoras", tres películas al precio de una), a ver las de Drácula a razón de tres seguidas: “Drácula”, “Las novias de Drácula” (no sé si íbamos por Drácula o por las tetas de las novias), “El retorno de Drácula” y toda la seguidilla.
Vista a la distancia, “El Exorcista”, en su momento, me dejó intranquilo. “El Resplandor”, interpretada por Jack Nicholson, me estremeció y “Alien” (la primera parte) me hizo pegar un salto en la butaca cuando el pequeño monstruito indestructible sale del pecho del tripulante-portador.
Después, algunos filmes memorables como “Fallen”, “Angel Heart” o "Entrevista con un vampiro", me gustaron. Pero toda esa bosta sanguinolenta sin sentido que se produce ahora como chorizo en Hollywood, me da repeluz.
De manera que, concluyamos, no soy un tipo prejuicioso al respecto, y algo conozco para poder emitir un juicio.
Pero “Crepúsculo” fue, para mí, ¿cómo decirlo? a little too much.
Ya sé, ya sé... Ese tipo de películas son el producto de la superficialidad, la falta de costumbre, el hábito de no leer, la falta de buena literatura... ya sé, las cosas son como son. No es tema de discusión en este momento. El tema es que, para decir la verdad acerca de lo que me parece “Crepúsculo” (“Twilight”), esa novela romántica de vampiros dirigida al público adolescente escrita (bueh... garrapateada) por Stephenie Meyer, publicada en 2005, y llevada a la pantalla grande... me parece un reverendo bodrio.
Como si fuera poco, me anoticié de que es la primera parte de una serie de cuatro libros: “Crepúsculo”, “Luna nueva”, “Eclipse”, y “Amanecer”. Bodrio a la cuarta potencia. Peor que Dan Brown y su “Código DaVinci”. Libros predecibles, mal redactados, peor traducidos –según mi criterio estético, claro–, y con historias traídas de los pelos, que a “Salem´s Lot” o a “Carrie”, no le llegan ni a la primera página, por nombrar dos de las primeras escritas por El Gran Stevie (que por esa época no la tenía tan clara). Por no mencionar a “La máscara de la Muerte Roja”, de Edgar Allan Poe, que leía cuando era chico, porque eran las novelas que intercambiaba mi madre con una vecina que tenía el hábito de la lectura.
Pero bueno, como sea, allá fui con Lolita, sin preconceptos, en una tarde calurosa y pesada, que amenazaba lluvia, a ver la película que –democráticamente–, es días le había tocado elegir a ella (no olvido que me debe “Valkyria”, con Tom Cruise interpretando al conde von Stauffenberg, que quede constancia), después de haber elegido yo la anterior.


¿Cómo les cuento que a los diez minutos de empezado el mencionado filme, el suscripto estaba cabeceando como mamado delante del televisor? Juro que es la primera vez que me duermo en una película que vamos a ver juntos.
Lolita, paciente, comprensiva y hasta condescendiente ella, concentrada en la película como estaba, me acariciaba la cara con indulgencia (eso dice ella, yo no me acuerdo porque estaba dormido) comprendiendo que una romántica-de-vampiros para adolescentes, después del viaje, del ajetreo de la mañana y del almuerzo, podían ser excesivos para un hombre de mi edad.
Yo, de a ratos, abría los ojos y carraspeaba, tratando de disimular (ella asegura que no lo lograba, y que mis ronquidos provocaban miradas de fastidio en los parroquianos circundantes), pero ni siquiera lograba fingir que estaba despierto. Siempre según la versión de Lolita –casi apócrifa, en mi manera de ver las cosas–, por ahí me enderezaba, la miraba con una de esas sonrisas de “¿Todo bien?”, y vuelta a cabecear y a los ronquidos.
Ella miró toda la película.
Yo, me la dormí.
Pero la catástrofe se empezó a anunciar cuando la película terminó y con los créditos en la pantalla la gente empezó a irse (no sin antes, cuando pasaban al lado, mirar hacia mi butaca con cara de pocos amigos y con las peores intenciones) y Lolita me dijo:
–Papi...
–¿Eh? ¿Eh? ¿Mhhfffmmjjj? –con babita que me caía sobre la remera.
–Terminó la peli...
–¡Oh! Sí... claro... muy (¡Buaaaaaahhhhhhh!) muy....
–Dale, que te la dormiste toda –dijo, poniéndome un dedito sobre la boca y acariciándome el cabello.
–¿Eh? ¿Yo? ¿Dormir? Naaaa...
–Dale, vamos –dijo, con esa ternura que la caracteriza.
Me puse en pie. Me desperecé –como era de esperarse en alguien que ha echado una cabezada de más de hora y media–, y di el primer paso.
Y el segundo.
Entonces sucedió.
El antedicho “¡Ops!” o "¡Ups!" se reveló en toda su patética realidad.
Debo decir –en mi descargo–, que con Lolita solemos ir a un cine de esos que tienen varias salas pequeñas, producto de haber transformado un cine grande y espacioso, como los de antes, en una suerte de cine mono-ambiente, más oscuro que el culo de un oso (como decía un amigo mío) y que el arquitecto reformador ni siquiera pensó que los escalones en chanfle podían llegar a constituir un peligro para los usuarios, quizás porque cuando llevó a cabo la remodelación, no había tanto juicio por mala praxis.
Con el tercer paso, decía, mi vacilante y adormilado pie quedó mitad en el escalón y mitad en el vacío, a consecuencia de lo cual trastabillé y, de alguna manera que no puedo recordar en este momento, salí disparado hacia delante como un Exocet revoleado por la mano de un gigante y, prácticamente, pasé a ras de dos hileras de butacas hasta que, más por instinto de supervivencia que por habilidad, mi mano extendida consiguió aferrarse al borde de una butaca y frenó a toda mi humanidad disparada, deteniéndola antes de que yo terminase estrolado, despatarrado en la alfombra, siete hileras más adelante.
En el mejor de los casos, claro. Porque no es menos cierto que podía haber terminado desnucado como ése alemán que se pelea con Bruce Willis en “Duro de Matar” (Primera Parte).
Eso sí: en mí predomina un sesgo de dignidad, algo así como cierto grado de old fashioned style, que me hace salir airoso de situaciones tan comprometidas como la que acabo de describir. De manera que aún no sé cómo fue que, en una mala imitación de Alexander Godunov, logré dar un salto y caer sobre la alfombra en cuatro patas, como si fuera un gato que acaba de saltar desde un tejado.
–Jajajajajaja jajajjaja –Lolita riéndose, sin hacer ni el menor esfuerzo por reprimir la carcajada y evitarme el consecuente bochorno post-traumático.
–Mhhhh ffff –yo, sin saber qué hacer.
No contenta con su carcajeo desparpajado, a continuación hizo la pregunta fatídica, la del millón, la que no se olvida, la que hiere como un puñal por la espalda, de tan obvia que resulta.
–Pa-pi.. (Jajajajaja) Pa... (jajajaja) pi... ¿Te... (jajajaja) te... caíste? Jajajaja –carcajeándose a mandíbula batiente como sólo saber hacerlo ella cuando está en tren de chancearse.
–No, si vuá a está juntando pochoclo del piso... –contesté, en una mala parodia de la tonadita cordobesa.
–Vení, vení que te ayudo, mi amor (conteniendo la risa a duras penas, Lolita, la muy dulce). ¡Te caíste mi vidddddddda! ¡Jajajajajaj!
–Un tropezón no es caída, Lolita, un tropezón no es caída... –le dije, en tono solemne, con la experiencia que dan los años, mientras salía sostenido por ella, tratando de encontrar ese resto de dignidad que tenía que estar en algún bolsillo, rengueando y frotándome la muñeca de la mano (con distensión de tendón) que me paró de manera milagrosa antes de quebrarme la nuca.
¿Cómo les cuento que siguió riéndose por el resto del día y que el “¡Ops!” quedó registrado en los anales de la historia de nuestra relación?
¿Que cómo sé que la película era mala? Porque me la dormí y yo no me duermo en el cine a menos que la película me resulte un bodrio. Así se sencillo.

El Profesor
PD: El que se ría, por favor, ni lo mencione, ¿eh?

23 comentarios:

  1. jajaja y si yo hubiese hecho lo mismo que ella!

    y la pelicula crepusculo todo el mundo me dijo q es espantosa, asiq ni pienso gastarme en verla jeje

    saludos p ud profesor y besos a lolita
    espero no le duela el golpe jajaja

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  2. LaVieEnRose:
    Gracias, gracias.
    Yo también la quiero. Je, Je.
    (Todavía me duele la mano).

    El Profesor

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  3. Que viejo más patetico! Triste, muy triste, a su edad debería estar jugando a las bochas en la plaza y no haciendo pelotudeces con una nena. Me da mucha pena la gente tan desubicada...

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  4. Hola Profe!!!
    Tengo temporadas en los cuales parece que tuviese dos pies izquierdos.
    En esos reductos, como los que mencionó, donde la mesa y sillas estás casi pegadas, me ha pasado de que me ha costado salir, sobre todo cuando estuve "pasadita" por comerme toooodo lo prohibido.
    Cada vez que como pastas con salsa de tomates, es fija que me mancho.
    Con respecto a caídas, hace poco, en una disco, hubo una caída en cadena y me arrastraron. Por ende, aterricé y me llevé conmigo a la que tenía más cerca, jajaja. Se me rompió el taco y mi dignidad. Pero apelé a la risa para no morirme de vergüenza. Sí, profe, se cayeron todas de borrachas, era una despedida en una disco solo para chicas.
    Fui a conocer, no crea que me gustan esos antros, jejejeje.
    Me gustó mucho el post.
    Les dejo besos a ambos!!!

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  5. Ay profe..
    Le cuento k al igual k ustedes mi novio es mayor k yo tambien(ya debe saberlo supongo, je, ¬¬ ) bueno, el tambien se me kedo bien dormido cuando fuimos a ver Arrancame la vida, curiosamente el dia k la estrenaron, el llego desde EUA solo para ver a su madre y regalarme los 3 dias mas maravillosos de mi vida.En la sala de cine se escuchaban muy suavecito los ronkiditos k daba, pero se acurruco junto a mi y creo k nadie lo noto, Segun a él le gusto la pelicula(ajá) y ahora k salio el DVD, se la regalare para k la vea otra vez, a ver si no se me vuelve a dormir.jijiji. Creo k por eso me gusta leerlos, por k se k de estar juntos ,hariamos todas esas cosas k hacen ustedes, y hay algunas cositas k ustedes viven, por las k nosotros ya hemos pasado.
    Cuidense mucho, amense como si fuera el ultimo dia de sus vidas,y defiendanse con toda el alma.
    Abrazos.

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  6. Jjajaa fuia ver esa peli y a mi me gussto y mre entretttuvo....ya esta mejor Profe?

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  7. Anónimo: Ay, señora! (o señor, aunque lo más probable es que unas palabras tan despectivas y prejuiciosas provengan de una mujer) ¿Usted cree que aunque mi profe haya pasado los cincuenta se va a sentir viejo y se va a pasar el resto de la vida sin vivir?
    Afortunadamente estoy con un hombre que sabe divertirse, reírse de sí mismo y disfrutar de las cosas simples y eso es lo que más me gusta de él.
    ¿Pelotudeces con una nena? ¿Qué es lo que usted considera pelotudeces, señora? ¿Acaso usted nunca las hace? ¿Su vida es ejemplo de seriedad, formalidad y buenos modales?
    ¡Por favor!
    Me parece que en el fondo hay una pizca de envidia... no conozco sus circunstancias, pero alguien que comenta algo así en un post tan divertido como el que publicó ayer mi profe, y no es capaz siquiera de sonreír y solo de criticar no debe tener una vida de lo más feliz y satisfactoria.

    Mis saludos.

    Lolita.

    P/d: Y espere a que se despierte mi profe... él también va a tener algo para decirle...

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  8. Mi vida!
    Qué divertido post publicaste!
    Me reía sola recordando esas cosas que vivimos!

    Un besito, mi amor

    Te amo.

    (Fue buena decisión ponerle un poco de humor al blog porque si seguimos contando todas las que pasamos...)

    Tu Lolita

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  9. pues yo pienso que relatando todos los obstaculos que pasais tb se puede sacar provexo de vuestra experiencia.
    Es verdad que aveces necesitas un poco de humor. Yo hace tiempo que deje de juzgar los amores de otras personas, porq esq nunca se sabe lo q le puede pasar a uno mismo dentro de algun tiempo.

    nada mas que decir
    Besosss

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  10. Anónimo:
    Con las bochas, soy capaz de fracturarme el pie. De modo que me abstengo.
    Más triste y patético, en mi escala de valores, es observar la artera cobardía de quien se esconde para decir algo.
    Miro ese logo gris, "anónimo" y no me da pena (que es un sentimiento genuino). Más bien me da repulsión, esa sensación espúrea, mezcla de pena y repulsión.
    Me pregunto... ¿Desubicado con respecto a qué? ¿Fuera de la estética convencional? Pues, sí, quizás. ¿Y? ¿Qué tiene de malo?
    Gracias por participar

    El Profesor

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  11. Levania:
    ¿Ve? "Arráncame la vida" fue una peli que fuimos a ver juntos y, en esa, no me quedé dormido.
    Gracias por su comentario.
    Mis respetos,

    El Profesor

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  12. Paulita:
    Si yo fuera a esos lugares multitudinarios, ya estaría con fractura múltiple. Por eso le huyo a los boliches, los amontonamientos, los "pogos" y los alcoholizados.
    ¿Así que usted también se mancha con tuco la remera recién lavada y planchada? Mire, creo que el tema amerita, por lo menos, una tesina que podría titularse: "La posibilidad de mancharse con tuco es directamente proporcional a la intensidad con la que el consumidor aspira los tallarines".
    Ja Ja. Claro, a usted "la arrastraron" al antro, claro, sí Juan. Je.
    Me hizo reír, Paula, créame.
    Mis respetos,

    El Profesor

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  13. Flora:
    Sí, bueno, ya que lo pregunta, la dignidad la tenía en el bolsillo de atrás del pantalón y la encontré. Ahora, el tendón de la muñeca, todavía lo tengo algo resentido.
    Imaginese la fuerza que tuvo que hacer para detenerme en esa suerte de caída libre... Ja ja.
    Y sobre gustos,no hay nada escrito. A Lolita también le gustó. Claro, ella (como usted) la vio y a lo mejor le encontró algún punto de interés que yo me pasé por alto porque... estaba algo distraído, haciendo introspección con los ojos cerrados.
    Gracias por interesarse por mi estado de salud.

    El Profesor.

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  14. Diario:
    Gracias por lo que dijo, y por su comprensión.
    Mis respetos,

    El Profesor

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  15. Lolita:
    ¡SHASHTA!
    Contesté todo.. ¡Fiu!
    Hay que ser cortés con los invitados.

    BESHOSH

    Tu Profe

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  16. cheee, crepúsculo no es tan mala. La historia es buena, el libro también, pero habiendo leído los cuatro completitos puedo decir que cada vez escribe mejor. Lástima que en el cine no se pueda apreciar. Fui a ver la peli y también me pareció aburrida. Creamé, l libro es muchísimo mejor.
    Estaría bueno, ya que hacen pública su historia, que cuenten cómo comenzo (sisi, muy "novelístico")
    saludos y buena semana

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  17. Mmm... yo soy menor que mi novio, y al igual que usted me quedé dormida cuando él me invitó a ver Transformers... y qué cosas, él se enojó un poco, pero sobre gustos no hay nada escrito.
    Tranquilo profe, el amor siempre trae sus 'agregados'. Pero eso usted ya lo sabe.

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  18. Cl
    Ya le contesté por e-mail

    Erliann:
    ¡Ay, mi viddddda! ¿Cuántos años tiene usted? ¿Su NOVIO es mayor y le gusta "Transformers"? ¿Están en la misma sala del Kinder? Ja Ja
    (Por favor, no lo tome a mal, es bromita).

    El Profesor

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  19. Algunos premios de la Academia se deberían dar también a las situaciones que pasan dentro del cine (más allá de la película)

    Abrazo desde el suelo

    PD: (juro que todavía... NO me estoy riendo)

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  20. jeje buenisimo...pero no es el unico torpe don`t worry...yo lustre las escaleras de la entrada de la facultad de derecho varias veces con mi trasero y sigo en pie ;)
    besitos para ambos.

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  21. Muy visual esta historia y que buen humor tiene Lolis, me encanta.

    Beso por dos

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  22. Hola!!! Que de hace dos días que dí con el Blog y me he puesto a leerlo todo desde el principio... Y esté ha sido uno de los... Post? Que más me han gustado hasta ahora. Me fascina su romanticismo y los apoyo un 2000%...
    Coincido con el profe en más de 6 o 7 cosas... Y vaya aventura que vivieron en esa sala.

    Felicidades por su espacio, seguiré leyendome el blog entero y comentando en alguna que otra entrada

    Un beso y un abrazo a ambos... Me interesa mucho su historia, ojalá la hagan cómo dicen; un libro.

    Cuidense, Saludos desde México

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  23. Eso sí que es superar el bochorno pero con dignidad.

    Coincido en su apreciación sobre la película. Terrible, "infumable".

    Cariños a ambos desde MVD.

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Lolita y El Profe