viernes, 27 de marzo de 2009

¡Pintó pileta!

–¡Papi! ¡Papi! ¡Paaaa...! Dale, despertate, dale, dale...
–Mhhhfffggzzz ¿Dzé paza, Loli?
–Dale, despertate… Mirá qué linda tarde de sol... dale, vamos a la pile, dale...
–Mhhhfffzzz... Perá que me dezpiedte, Loli... ¡Uh!
–No, dale... vamos, sé buenito, ¿shi?
–¿Qué, Loli? ¿Para qué me despertás? Un ratitito más... azí ne shiquito –supliqué.
–No, papi, dale... ¡Pintó pileta! –dijo ella, abriendo la persiana como el doctor van Helsing tratando de neutralizar a Drácula, que no tolera la luz del sol.
Así fue como me despertó Lolita de la siesta de nuestro primer día de mini-vacaciones en el hotel, sacándome la almohada de debajo de la cabeza, montándose a caballito, acariciándome el pelo con una mano y tironeándome de un brazo con la otra.
En mi descargo, puedo decir que las razones de mi remoloneo se debía a varios factores, entre los que puedo mencionar: haber trabajado hasta una hora antes de abordar el micro, correr a la terminal, llegar con la lengua afuera dos minutos antes de la partida del ómnibus, haber tenido que aguantar a todos los compulsivos de la in-comunicación que usan el celular a la noche en un micro de larga distancia, haberme despertado en mitad de la noche con la sensación de que el condenado vehículo se zarandeaba y haberme quedado insomne como cinco horas, para cabecear apenas cuando ya despuntaba el sol, encontrarme con Lolita que me esperaba ansiosa en la terminal yendo de un lado para otro, cargar con el equipaje, la bolsa con el regalo especial para ella, experimentar las emociones y efusividades del encuentro, tomar el desayuno juntos como si estuviésemos por perder el último tren a Yuma, salir corriendo a sacar los boletos para el micro que nos llevaría a nuestro lugar de vacaciones, sentarnos en la última fila y que Lolita empezara con sus arrumacos y travesuras que terminaron tal como lo leyeron en el post de nuestro blog de al lado (el rincón guarro) con Lolis arrodillada entre los asientos (todo eso a las nueve y media de la mañana) tomándose un segundo desayuno a mis expensas y yo tratando de poner cara de “acá-no-pasa-nada” pese a que “ahí-pasaba-de-todo”, caminar cargando mi equipaje (al que se sumó el de Lolita), llegar al hotel, adoptar la actitud más apropiada de “no-sé-qué-tiene-de-extraño-una-pareja-como-la-nuestra” ante la mirada inquisitiva de la dueña del hotel y de la mucama que nos acompañó hasta el cuarto, llegar a la habitación, tirar el equipaje sobre las camas y zambullirnos en la de matrimonio arrancándonos la ropa porque Lolita, en ciertas ocasiones muy especiales, como esa de nuestras mini-vacaciones, se pone muy demandante, estar a la altura de las circunstancias comprendiendo que a la edad de ella uno quiere a cada rato, vestirnos una vez terminada la sesión matutina de arrumacos, quejiditos y efusividades, para salir corriendo a almorzar porque desfallecíamos (después, siempre nos da hambre), volver al hotel por la vereda de la sombra porque el sol picaba fuerte, llegar a la habitación y... ¡otra vez Lolita dispuesta a las caricias, los besos y todo eso..! ¡Uffffffff!
¿Cómo hace uno para abrir un ojo cuando apenas ha echado una cabezadita de una hora de siesta después de semejante carrera?
–Dale, papi... vamos a la pile... Dale, dale...
–Sí, Loli, vamos –dije, rodando por la cama hasta encontrar el vacío, buscar el short de baño y el toallón y arrastrarme hasta la puerta.
Fuimos.
Ni un alma en la pileta.
Nosotros dos solos.
“Acá pasa algo extraño y no sé qué es”, recuerdo haber pensado.
Y en el segundo siguiente, el grito de Lolita, parada en el borde de la pileta, mirando el agua verdosa con aspecto de caldo de gallina. Cabe aclarar que el folleto la promocionaba como “Pileta con agua climatizada inserta en el parque de añosa arboleda”, de manera que no fue necesario ni siquiera correr el riesgo de tocar el agua para comprobar que tenía la temperatura del caldo de gallina.
–Paaaaaaaaaapi!
–¿Qué pasa, mi amor?
–¡Puaj! –dijo Lolita, señalando con su dedo índice el agua. Las expresiones gestuales y sonoras de Lolita ante ciertas circunstancias son por demás elocuentes–. ¡Esto es un asco, papi!
Estaba en lo cierto. Era un asco.
Véanlo por ustedes mismos.


Lolita suele andar con su cámara de fotos de acá para allá y en todo momento, de manera que ni lerda ni perezosa tomó esta instantánea de la tan promocionada “pileta con agua climatizada inserta en el parque de añosa arboleda”.
Estuvimos unos minutos caminando por las tablas descoloridas del borde (que en el folleto del hotel aparecían lustradas y pintadas con lo que debería ser laca marina), sin poder creer lo que estábamos mirando, con la sensación de intensa frustración que nos acomete cuando nos hacemos demasiadas ilusiones acerca de algo que después resulta no ser lo que se esperaba.
Claro que la cosa no quedó allí.
Lo que en otro momento hubiera sido un tema casi intrascendente, pasó a ser un asunto personal, y no sólo por Lolita que soñaba con jugar a la delfinita y al tiburón en el agua, sino que me afectaba personalmente por haberme hecho ilusionar, por haber interrumpido mi siesta para darme un chapuzón y porque los folletos y las fotos de Internet, excepto en muy honrosas ocasiones no tienen nada que ver con lo que uno se encuentra en la realidad. Para colmo de males, ni se nos había ocurrido llevar la dirección y el teléfono de alguna asociación de Defensa del Consumidor, porque ¿a quién se le ocurre llevar esos datos cuando sale de vacaciones?
De manera que, tratando yo de remitir la cólera que me corroía, volvimos con Lolita al interior del hotel y encaré a la dueña (haciendo un esfuerzo para no empezar a los gritos) que estaba haciendo vaya uno a saber qué cosa, mientras sus hijitos –si es que no eran sus sobrinitos–, jugaban en la computadora que se supone que está para actividades laborales del hotel, razón por la cual en ese momento comprobé cuál era la causa por la que nunca contestaron a mis correos electrónicos de reserva, lo que me dio más bronca todavía. ¡Uh!
–Perdooo-ón... –dije, en el tono más suave que pude, dadas las circunstancias.
–Pseee –me contestó la señora, casi a la desgana (Lolita llama a esa actitud “ser un aplastáo”).
–La piscina... –empecé a decir.
–¿Laaaaquee? –me interrumpió la mujer, como si le hubiera hablado en chino cantonés.
–Piscina... ¿Pileta? ¿Lugar para nadar?
–¿Quee pasa con la pileeeeeta? –preguntó, con tonadita serrana y cara de pocos amigos, porque se ve que no le gustó mi tonillo de profesor dirigiéndose a un alumno que ni sabe de qué va la materia y quizás porque nos había tomado ojeriza desde que nos recibiera esa mañana. Si se trataba de eso, infiero, quizás se debía a un ataque de prejuicios en su estado más puro.
–Digo... La piscina o la pileta, como usted quiera... ¿La van a limpiar?
–¡Ayyyyyy, nooo seee! –respuesta de la señora, con una expresión parecida a la que hubiera adoptado si le hubiese preguntado si no sabía adónde podía encontrar en los alrededores a un Tiranosaurius Rex vivo y domesticado.
–¿No sabe si está limpia? ¿No sabe si la van a limpiar? ¿No sabe si hace mucho que no la limpian? –me temo que fueron demasiadas preguntas todas juntas para esa buena mujer, porque abrió la boca para decir algo, pero me parece que se lo pensó mejor e intentó salir de la encrucijada tirando la pelota afuera de la cancha.
–¡Ay, noo see! Hevisto queandaaaba por aacá eldemantenimiento –dijo, como si esa fuera una respuesta válida y "eldemanteniimento" fuera el responsable absoluto de las condiciones higiénicas de la piscina y sus alrededores.
–Ah, claro –contesté, asintiendo con la cabeza–. Pero, ¿la van a limpiar o no?
–¿Estaaá suuucia? –preguntó, como si ella no la hubiera visto desde la temporada anterior o como si en vez de ser una de las dueñas del establecimiento, fuera una tía recién llegada desde Kiev, Ucrania.
–¡Nooooooo! ¡Qué va! –dije, y ahí, en ese punto, me salió esa veta humorística que me permite, a veces, decir ciertas cosas y hacer otras que podrían acarrearme consecuencias severas si las dijera o hiciera con tono solemne–. Mire: lo que podemos hacer, señora –sugerí, con mi sonrisa más encantadora–, es conseguir unas cuantas docenas de paquetes de fideos “Cabellos de Ángel” y entonces, ya tiene solucionado el primer plato de esta noche para los que contrataron el servicio de pensión completa: sopa de Cabellos de Ángel.
Nunca supe si esta buena mujer la cazó, si comprendió la ironía, o si se dio cuenta siquiera que estaba siendo tan sarcástico que daba náuseas. Creo que no.
Eso sí, que me miró mal no hay duda porque Lolita, que es muy perceptiva, me tomó de la mano y me dio un ligero apretón con sus largos y finos deditos de pianista, que yo interpreté como un elocuente mensaje que decía: “Papi, vamos, dejala... ¿Qué vamos a hacer?”
Por supuesto, esa tarde terminamos sin poder jugar a la sirenita y al monstruo marino y tuvimos que conformarnos con una ducha en el baño de la habitación (hay que aclarar que el baño estaba reciclado a nuevo y era bastante confortable) antes de salir a dar la vuelta obligada por la Main Street de ese encantador pueblito serrano, paso previo a ir a cenar como en casa en un restaurante de nombre ídem y atendido por sus dueños, que nos recomendó el pibe que expendía combustible en la estación de servicio del Automóvil Club Argentino quien –y esto es una sugerencia para los ocasionales turistas–, por lo general es el que más y mejor sabe orientar a los forasteros acerca de los lugares donde se come bien sin que le arranquen la cabeza a uno a la hora de pagar. Si el forastero le cae en gracia, claro. Se ve que nosotros le resultamos amigables, porque nos recomendó dos lugares, a cual mejor.
Pero volviendo al tema de la piscina, parece ser que la señora algo de voluntad tenía, porque dos días después, poco antes que se desatara una tormenta con granizo que arrasó a un pueblo entero a unos kilómetros de donde nosotros estábamos, nos llevamos la grata sorpresa de comprobar que habían cambiado el agua climatizada de la piscina (o pileta, o cacerola de cemento llena de caldo de gallina tibio) y con Lolita pudimos zambullirnos –asomando apenas la cabeza porque afuera el vientito estaba más bien frío–, nadar y jugar a la sirenita y el monstruo marino que trata de arrancarle la bombachita de la bikini a la sirenita, durante un buen rato antes que se desatara la tempestad.
Y esa, estimados amigos y vecinos de la blogsfera, fue sólo la primera de algunas tribulaciones de nuestras mini-vacaciones.
Que no todo tiene porqué salir de maravillas, qué joder.

El Profesor

Foto: by Lolita

17 comentarios:

  1. Excelentes los dos blogs. Me gustaron todos los posts, especialmente este último. ¡Sigan escribiendo, que lo hacen muy bien! Y es interesante vivir una relación como la de ustedes a través de sus textos.

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  2. ¡Mi vida! ji, ji, ji! Me encantó lo que escribiste sobre nuestras vacaciones. Lo que la gente no sabe, y aquí se va a enterar es que sos tan desvergonzado que en la otra pileta a la que fuimos me tironeaste la bombachita de la bikini y más de uno de los que nadaban pacíficamente se dio cuenta del escándalo... por no mencionar que te sacaste es pantalón para demostrarme que vos no tenías verguenza... Pero bueno... ¿Sabés qué?
    ¡Me encanta como sos!
    Me divertí múchisimo esos días!!!

    Te amo.

    Lolita

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  3. Que mal por la alberca, pero bueno ya vendrán otras vacaciones, pero no regresen a ese hotel, jajaja

    Imagino que ha de ser difícil vivir bajo las miradas inquisidoras, es algo que en la ciudad de México pasa muy poco, los chilangos son muy indiferentes, cada quien en su rollo, por un lado es padre, aunque también tiene sus puntos malos.

    Creo que tiene mucha suerte de que ella lo ame de esa manera, es una chava noble, entregada, honesta, también hay "lolitas" oscuras, insolentes, rebeldes, lolitas dark, las cuales tienen su encanto, su magia oscura,nunca se engancho de una profesor? Muchos saludos, sean felices, besos a los dos.

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  4. Bueno, Profe, pero al menos pudieron disfrutar, alguito, la pile.
    Qué mala onda la mujer, pero bueh, hay que poner cara de póker y listo.
    Besos a ambos.

    P.D: de verdad la foto de la pile da asco, puajjj, mucho verdín, seguro que había "vida" ahí, jajaja.

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  5. Lilith: Yo soy la primera "Lolita" de mi profe... Espero no enterarme de que tuvo una "Dark"... :( Aunque no creo, son la clase de chicas que él detesta porque generalmente no usan demasiado el intelecto.

    Besitos. Gracias por leernos!

    Lolita

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  6. No te pongas celosa Lolita XDXDXD, entre las darkin también hay mujeres muy inteligentes y cultas, pero creo que la Lilit se refería a las chicas que son crueles con los hombres mayores, mas que a la subcultura de los darks o punks. Ella es medio dark por lo que he visto en sus blogs

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  7. Loli y Profe...me encanta su blog. Me ha encantado la ternura con la q se tratan...pero sobretodo su entrega a su Loli...su ni~a...
    Espero q no hayan sido muchas las aventuras de sus mini-vacaciones.
    Besos a los 2!!

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  8. Primero que nada, algo re descolgado:
    Lolita: me pegaste el papi y ahora se lo digo a mi novio cuando le pido permiso de algo =P.

    Ahora yendo al post:
    SIEMPRE te venden cosas que no son los hoteles, campings, cabañas, casas alquiladas, etc. Es frustrante.
    Pero me alegro que finalmente hayan podido divertirse en la pileta =D

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  9. ¿Se me fue el comentario por la mitad?

    Hablaba del placer del viaje y la exageración de la pilet..., digo, piscina, pero ahora no se va a enteder nada.

    Y bue...
    A veces pasa.

    Abrazo grande para usted y beso ídem para Loli

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  10. Lolita tienes todo el derecho que se trate con toda la ternuraaaaaaaaaaaaaaa. Felicidades, prefe, porque Lolita es ternura.
    Besos, Lolita.

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  11. Muy lindo blog me encanta como manifiestan su amor sin importarles nada, me parece genial que sea así, mucha suerte para los dos, saludos!

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  12. Son aventuras de colores.

    Tierno.
    Un beso bonito,
    ;)

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  13. Lo mejor de las vacaciones son los escollos superados...

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  14. Confieso que me pasa lo mismo que a samantha cpn lo de papi ;-)
    Linda pileta para unos rica sopita eh?
    besitos

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  15. qué bueno que pudieron darse un bañazo en agua sin concentrado de pollo jajaja...

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  16. Jajaja muy divertidas las vacaciones =)
    Me alegro de que os lo hayáis pasado tan bien,y de paso nos hagáis pasarlo bien a nosotros también :)

    Me hizo gracia la dueña del hotel y su cara de [soy una amargada] jajaja.Eso sí,si me hbiese pasado a mí,me hubiesen entrado ganas de lanzarla contra el fondo de la psicina :P

    Besos ;)

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  17. en verdad que es una tristeza ver que no es lo que el folleto indica....
    aunque lo importante es disfrutar de todo...
    gozenlo, al mil...
    besos

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