martes, 24 de febrero de 2009

¡Es tan, tan tan..!

(¡Uyyyyyyy! ¡Que me lo como todo!)
El Profesor tiene algunas cosas que me causan mucha, pero mucha-mucha, gracia.
Es que él es, por principio, un hombre de muy buen humor y gracioso.
Por ejemplo, su cama: por un lado, tiene detalles que son casi de mujer obsesiva: plancha las sábanas, la funda de la almohada y la de los almohadones y todo huele a perfumito (o a Shuavecito)... pero el colchón, está hundido del lado en el que suele dormir. Por eso, por lo general, me despierto durmiendo arriba de él (No, del colchón, no... arriba de su cuerpo).
¡Y la esponjita! (¡Ayyyyyy, cushitttoooo!) Sí, usa una de esas esponjitas exfoliantes de color rosa (jura que cuando fue a Pharma City a comprarla no había celeste) con la que se baña. Verlo refregarse con la esponjita, me da cosita en el corazón. Con la misma esponjita me baña a mí.
En invierno, o cuando se pone pantalones de vestir, usa esas medias finitas –parecen medias femeninas para pantalones–, azules o verde botella. Ningún otro color. Y como dice que no le creo que son de hombre prometió llevarme al local donde las compra, para que vea que se llaman “medias tubo” y que no son de mujer (En cualquier momento me lleva y obliga a la vendedora que me explique que son medias unisex, yo lo conozco...)
Me divierte ver cómo, cuando se despierta, tiene el pelo canoso todo alborotado y se refriega los ojitos con el dorso de la mano para despertarse. ¡Parece un nene!
Y me derrite ver cómo le brillan los ojos cuando me hago la bebota y me tapo el plumón con una mano, me pongo los deditos de la otra mano en la boca y le digo:
–¡Papi! ¿Qué me estás mirando?
Mi Profe es tan, pero tan gracioso, que es capaz de ponerse a pasar, desnudo, la aspiradora industrial por todo el piso alfombrado, después que hacerme el amor, después que se fueron todas las visitas (Porque dice que detesta pisar miguitas).
Me causa mucha gracia ver el tremendo desorden (despelote, bueh) que tiene en los cajones del escritorio y la montaña de papeles y libros apilados que se acumulan sobre su mesa de trabajo y por todos los rincones del piso al alcance de su mano (Él dice que están en "equilibrio inestable" y que esa es la condición de todos los objetos en este mundo por el doble juego de la ley de inercia y la de acción y reacción).
El día que se me ocurre poner orden y arreglarlos, pone cara de condenado a la horca o de carnero a punto de ser degollado.
–Pero Papi –le digo, suavecito–, hay que ordenar un poco o se cae todo...
–¡Noooo! ¡Si me movés un papel, MEMATÁSSSS! –gime, desesperado, como un agonizante y empieza a manotear todo para que yo no lo corra de lugar.
Me hace reír a carcajadas cuando canta por la calle a voz en cuello o hace unos ridículos pasitos de baile, acompañándolos con los brazos y las manos (como Palito Ortega bailando el twist y cantando “¡Tu tieeeeenes, una sonrisa contagioooooooosa...!”), aunque esté cruzando una avenida con el semáforo en verde para el tránsito vehicular o en medio de una plaza donde todos se dan vuelta para mirarlo.
En la última fiesta que organizamos, apurado como estaba para que se fueran los invitados, empezó a preparar paquetitos para que todos se llevaran, con sanguichitos de miga (había comprado como para cincuenta personas y éramos catorce) y se puso a cortar la torta (habían traído dos tortas gigantes, y él detesta tirar comida), y terminó con los mocasines de gamuza todos decorados con copos blancos de crema, fetas de queso, trocitos de aceitunas y una que otra anchoa.
Si vamos a tomar un helado un día de calor, el de él se derrite más rápido de lo que tarda en comerlo y ¡Zas! ¡Por lo menos una mancha va a la remera o a la bermuda!
Ir a un negocio a comprar ropa con mi Profesor, es para gente osada, desprejuiciada, valiente y habituada a las emociones fuertes.
Yo, me descostillo de risa cuando veo la cara que pone si no hay lo que él quiere (porque o no tienen su talle o porque tienen su talle pero en un color que detesta).
Mejor que a el/la vendedor/a no se le ocurra mostrarle otra prenda que ofenda su criterio estético, porque arruga el ceño, le cambia la cara como a Mister Hyde y la expresión como al Increíble Hulk (es capaz de ponerse verde).
Se lleva las manos al cuello como si se estuviese ahogando con una espina de pescado y de su boca sale una especie de gemido parecido a:
“¡Aagggggg! ¡Aggghhhhh! ¡Gffffffffff!”
Si el/la vendedor/a se sobresalta o lo mira con cara de “¿Y a éste qué le pasa?”, balbucea un “¡No-no-nononono! ¡Gracias, gracias, gracias!” y sale del negocio a velocidad de maratonista en las Olimpíadas.
Y me da mucha ternura el último día que pasamos juntos: por lo general, después de mimarme a rabiar y de comprarme todo lo que me gusta, me muestra la billetera que contiene monedas y algún que otro billetito, y con esa carita de inocente que tiene me pregunta si va a alcanzar para:
a) Dos desayunos completos, con café doble y repetido;
b) Dos entradas al cine;
c) Almuerzo para dos en nuestro restaurante preferido;
d) El taxi para traslados;
e) Mis barritas de cereal (por lo menos dos, una de manzana y otra de durazno)
... y dos gaseosas light para llevar a la habitación... para después.
¿No es un tierno, mi Profesor?

Lolita

Foto: © Francois Benveniste

12 comentarios:

  1. EXCELENTE RELATO...M GUSTA TU ESTILO LITERAIO...

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  2. me quedè con sonrisota el leer esa canciòn de tù tienes, una sonrisa contagioooosa, lo juro, je

    veràs, Uno fue mi novio despuès de un año con Dos, pero èste ùltimo y yo al final nunca nos separamos (pero yo no dejè a Uno, claro). y de Tres, bueno, yo soy Tres (y no, no me hago bolas)

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  3. Jajajajaja.
    Yo creo que te va a matar (a besos) después de poner en público sus secretitos.

    De todas maneras, yo no soy tan así como él, pero confieso mi gusto por pasaerme desnudo en casa, y con la misma ropa de Adán ponerme a barrer, mirar una peli, o escribir un comentario en algún blog del que soy asiduo.

    Besos veraniegos

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  4. Jaja, la verdad un aplauso para el.
    Y un abrazo para vos, chaito!

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  5. Wowwwww, tanto lo conoces, que ya aprendiste a amar sus "rarezas"...

    Que eso de no querer las migas me ha matado de la risa, me lo imagine todo un amo de casa desnudo... mmmm

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  6. Lolis, amiga!
    Volví y me puse al día.
    Es un tierno tu profesor, con todo respeto corazón.
    Y si hace todo eso por vos, no quedan dudas de que te quiere.
    Besos!!

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  7. que tal? buen blog, buen relato, gusto en leerte
    saludos

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  8. Hola nagelito... ¡Qué alegría verte por estos lados!
    No te preocupes, un halago a mi profe está permitido. Es cierto que es un tierno.
    ¡Es una cushita muy bunita!

    Ji, ji

    Un besito.

    Lolita.

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  9. Hola Lolita, que gusto verte otra vez... tus relatos son mi perdición... ¿has pensado en dedicarte a la literatura erótica? Harías un lucido papel. Au revoir.

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  10. Hola Caballero... muchas gracias por tu mensaje... A mi profe y a mí nos alegra y gratifica que te guste leer nuestra historia.
    Lo he considerado... Ji, ji, ji

    Besitos.

    Lolita

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  11. Qué bellos textos y qué toque tan fresco tienes escribiéndolos...es un blog maravilloso!!

    Además yo me siento identificada con vuestra situación y eso lo hace más interesante aún...

    Muy bonito :)

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