miércoles, 25 de febrero de 2009

Va de nuevo...

–Papi...
–¿Mhhh?
–¿Sabés que yo te amo?
–Mhhh...
–¿"Mhhh" es una respuesta?
–Sí.
–¿Sí, qué?
–Que sí.

–¿"Que sí", qué?
–Que sí, mi Lolis. Que yo sé que me amás.
–Ah.

(...)
–Papi...
–¿Mhhh?
–¿Y vos me amás a mí?
–Mhhh-hhh...
–¿Qué es “Mhhh-hhh”?
–Que sí, que te amo.
–Ah...

(...)
–Papi...
–¿Qué, Frutillita?
–Pero… ¿vos me amás como yo te amo a vos?
–No... Yo te amo como yo. Vos me amás como vos. ¿Entendés lo que quiero decir? Somos dos personas diferentes y, por lo tanto, amamos diferente.
–Mjm...

(...)
–Papi...
–¿Qué, mi vida?
–¿Vos me amás como vos igual que yo te amo como yo?
–A ver cómo es eso... ¿con la misma intensidad, querés decir?
–Shi...
–Pues... no sé... Sé que te amo. No tengo el “intensiómetro” para medir si las intensidades son iguales.
–Ah...

(...)
–Pero, Papi...
–Mhhmm...
–Pará un poco y contestame. Mirame.
–¿Te contesto o te miro?
–Mirame y contestame...
–¿Qué querés que te conteste, bebé?
–Si vos me amás a mí con intensidad parecida a la mía... ¿quiere decir que todo lo que hacés es para que me sienta feliz, no?
–Bueno, hago lo que puedo...
–Shi...
–Shi, Lolis... ¡Mñññuiickkk!
(Yo, dándole un beso en el ombliguito.)
–Tonzez... zi quedéz que me zienta feliz... Y zi sho te pido algo... ¿voz lo vaz a hazed pod mí?
(Lolita, acariciándome el cabello, poniendo trompita, muy mimosa y haciendo mohínes.)
–Si puedo...
–Shi, podés...
–¿Y qué es lo que querés que haga para que te sientas feliz, Lolis?
–¡Que me dejes que te saque esos pelos feos de las cejas y los granitos de la espalda!
–¡Uhhhh, nnnnnno!
–Dale, dale, dale... ¿Podqué no? ¡Dale! ¡Porfissss!
–¡Porque duele!
–¿Qué va a doler? ¡No duele! Dale, dale... a ver... ¡Sacá esa manito de ahí! ¡No seas cagueta!
–No, no, en serio, duele cuando... ¡Auch!
(Lolita concentrada en mi entrecejo, con la pinza de depilar, que apareció como por arte de magia, arrancándome dos pelitos que ofendían su sentido de la estética capilar masculina.)
–¡Shhhhts! ¡No te quejes que ya está..!
–Pero Lolis...
(Lolita empujándome para que me ponga de espaldas en la cama.)
–Pero nada... ¡Y no te quejes porque empiezo a gritar que me secuestraste y me estás violando!
–¡Lolis! ¡No! ¡Auuch! ¡Duele!
–¡Shhhhhtts! Calladito la boca. Que si se porta bien y se deja sacar los granitos y los puntos negros, después va a tener su premio...



(Después de media hora de padecimiento...)
–Papi...
–Mhhhmmmmm.... ¡Mhhhhmmmm!
–¡Qué rico que me comés la xxxxxx*...! ¡Más! ¡Ayyyy! ¡Qué lindooooo! ¡Seguí, dale! ¡Seguí assssí! ¡No paresss noparesnoparesnoparesno..! ¡Ayyyy! ¡Asssssíiiii!

(Reproducción más o menos textual de un diálogo de domingo a la tarde de lluvia, después de una ligera siesta y antes de ver una película en DVD en la cama, comiendo sánguches de miga de jamón y queso tostados con agua Ser sabor Citrus. Por lo general, después, siempre nos da hambre y sed.)
Y ahora me vuelvo a la cama, porque se enfrían los tostados.**

El Profesor

* En este blog no se puede escribir este tipo de expresiones, sepan disculpar a Lolita por decirlas y a mí por reproducirlas.

** Post publicado por error en nuestro "rincón guarro" (I´m sorry!)



Foto: by Lolita & El Profesor


5 comentarios:

  1. No importa el "error".
    Este post tiene la dosis perfecta de un cóctel que se sabe tomar.

    Besos y abrazos para los dos

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  2. El desafío de la intimidad también tiene sus costos...

    Saludos

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  3. Simpático, interesante y ¡por qué no aquí! Lo bueno y sentido, puede aparecer en cualquier parte!!!

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  4. chale... mi marido y yo tenemos los mismos diálogos...lástima que no terminan de la misma manera.

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